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Salud

Por The New York Times

Bienvenida a la fiebre del oro de la menopausia

Siempre que para hablar de algo se usa un eufemismo, es probable que se trate de una cosa de la que la gente no le gusta hablar.

23.12.2022 13:40

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2022-12-23T13:40:00-03:00
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Por The New York Times | Amy Larocca

Siempre que para hablar de algo se usa un eufemismo, es probable que se trate de una cosa de la que la gente no le gusta hablar. Este siempre ha sido el caso de la menopausia, o “el cambio”, algo de lo que se habla entre susurros, con un aire de tragedia o una broma sobre una señora sudorosa con el cabello encrespado que se lamenta por algo, quizás su inevitable caída a la irrelevancia. A lo largo de la historia, la palabra menopausia se ha considerado como decir, no muerte, precisamente, pero casi.

Las mujeres han pasado por la menopausia (bautizada por un médico francés en 1821) y sus variopintas dificultades desde siempre. Sin embargo, desde hace muy poco tiempo se ha convertido en una lucrativa categoría de consumo.

Estamos en plena fiebre del oro de la menopausia. El mercado está plagado de productos relacionados con la menopausia y empresas de telemedicina de alto perfil y bien financiadas, así como de una creciente lista de celebridades dispuestas a admitir que están pasando por ella. Existe la posibilidad no solo de que se produzca un gran cambio cultural, sino también de que algunas personas se beneficien de él.

Después de todo, las mujeres viven más que nunca y han tomado medidas sin precedentes para pasar esos años adicionales con una salud excelente. ¿Alguna generación anterior de mujeres había hecho tantas sentadillas? ¿Consumido tantas “grasas buenas”? ¿Renunciado a tanto pan? ¿Se había hidratado con tanta intensidad y esmero?

El aprendizaje de menor a mayor

La menopausia moderna puede ser una etapa larga y dinámica. Consta de tres fases: la perimenopausia, que suele comenzar a mediados o finales de los 40, cuando los ovarios reducen su producción y los niveles de estrógeno comienzan a descender. La perimenopausia puede durar hasta 10 años y provocar una enorme variedad de síntomas, desde cambios de humor y dolores de cabeza hasta bochornos y resequedad vaginal. A continuación viene la menopausia, el momento que se produce un año después de la última menstruación.

Luego viene la posmenopausia, que es el resto de tu vida sin menstruación, cuando se dispara el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y osteoporosis y casi todo lo demás. Las mujeres de la generación X que ahora alcanzan estos hitos no soportaron las penurias del tae bo solo para acabar cortándose el pelo y aceptando estos síntomas sin protestar.

Sus hijas de la generación Z son bastante sinceras tratándose de sus cuerpos en constante evolución: nunca llamarían a su menstruación “la regla” o, Dios no lo quiera, “la maldición”. Tienen calzones menstruales que se venden para pijamadas, tampones que vienen en envolturas decorativas, kits para la primera menstruación que incluyen bolsas de agua caliente y juegos de tarjetas para “iniciar la conversación” y hablar de este momento con los adultos de sus vidas. ¿No sería patético que sus madres se avergonzaran de sus propios cambios hormonales? Llamémosle el aprendizaje de menor a mayor.

A raíz de estos cambios de actitud, o tal vez como precursores de los mismos, hablar de la menopausia ha dejado de ser tabú.

“En este momento estoy pasando por la perimenopausia”, le dijo Tracee Ellis Ross a la revista Harper’s Bazaar el año pasado. “Está acabando con mi cerebro”. En un episodio del 2020 para su pódcast, Michelle Obama describió un bochorno que experimentó en la aeronave presidencial “como si alguien me hubiera puesto una calefacción en el pecho y la hubiera encendido a la máxima potencia”. Drew Barrymore comentó en su programa que la menopausia la hacía sentir como si estuviera llena de cortisol o queso cottage. No es casualidad que esto ocurra en un momento en que los límites bastante estrechos de la belleza están empezando a ampliarse. La raza y la talla son cada vez más diversas en la moda. ¿Por qué no también la edad? Hay que marcar la diferencia entre la celebración de la menopausia y el ascenso de lo que podríamos llamar ‘menocore’ en la moda; es decir, tejidos suaves y formas delicadas (¿será que algún día nos olvidaremos de los jeans con el corte de mamá? ¿Acabará el fetichismo por las abuelas playeras?).

Modelos famosas de la década de 1990 —Amber Valletta, Christy Turlington, Carolyn Murphy— están teniendo una longevidad profesional que nunca antes se habían atrevido a imaginar. Las mujeres mayores han empezado a aparecer en campañas publicitarias (AYR jeans, Rachel Comey) y en las pasarelas. Envejecer ya no exige que una mujer acepte su invisibilidad vestida con prendas de punto, o que intente desesperadamente aparentar 28 años para siempre.

Por ende, los emprendedores identificaron una oportunidad de negocio en la creación de un movimiento de defensa y visibilidad de la menopausia. Alisa Volkman, de 49 años, que en dos ocasiones ha dado la bienvenida a las nuevas etapas de su vida con una empresa emergente en internet (nerve.com en sus veintes, para ver el sexo como algo positivo, seguido del centro para la crianza moderna babble.com) ahora creó Swell, una comunidad en línea para mujeres de mediana edad. Como ocurre con todas las nuevas categorías de bienestar (como los juguetes sexuales, por ejemplo, que ahora se comercializan como autocuidado), se trata de una categoría de inversión, para un grupo con necesidades específicas desatendidas... y mucho dinero.

Una ‘nueva categoría’ de salud

La nueva economía de la menopausia incluye una división clara entre lo médico y lo estético.

Las empresas emergentes de telemedicina se dedican sobre todo a recetar terapias hormonales de remplazo, con un modelo de negocio que ha tenido éxito en otros sectores. Por ejemplo, Hims & Hers Health que utiliza la telemedicina para recetar versiones genéricas de Rogaine, Viagra y una serie de antidepresivos, anticonceptivos y otros medicamentos en páginas web específicas para cada sexo, tiene una capitalización bursátil de más de 1000 millones de dólares. Los medicamentos que venden son versiones genéricas de las fórmulas de patente y la empresa se queda con el beneficio. Los modelos de suscripción son conocidos por ser lucrativos, ya que los suscriptores no suelen darse de baja, ni siquiera cuando se ha satisfecho una necesidad.

Sin embargo, las terapias hormonales de reemplazo son complejas. Después de un extenso estudio en 2002, se determinó que sus riesgos eran mayores que sus posibles beneficios. Otros estudios descubrieron que muchas de esas preocupaciones eran exageradas o no eran aplicables a poblaciones que podrían beneficiarse de la terapia hormonal, pero muchas mujeres y médicos se asustaron y han procurado no usarlas. Según Stephanie Faubion, experta en salud de las mujeres en la Clínica Mayo y directora médica de la Sociedad Norteamericana de Menopausia, la postura oficial actual es que, por lo general, los beneficios de la terapia hormonal superan los riesgos para la mayoría de las mujeres sanas y sintomáticas menores de 60 años y en los 10 años siguientes a la aparición de la menopausia. Faubion especificó que un médico especializado en el tratamiento de la menopausia debe prescribirla.

No obstante, la mayoría de los residentes de ginecoobstetricia solo reciben una a dos horas de instrucción sobre los cuidados en la menopausia y, cuando se les encuesta, dicen que no se sienten cómodos atendiendo la menopausia al terminar sus estudios.

Estos factores, combinados con la pandemia que aceleró la apertura de los consumidores a la telemedicina, suponen un gran nicho de oportunidades para los inversionistas.

“Descubrir una categoría entera de atención médica totalmente desatendida es algo que sucede muy pocas veces”, afirma Alicia Jackson, de 42 años y Directora General de la empresa de telemedicina para la menopausia Evernow, que inició actividades este año y ofrece consultas por SMS con médicos cualificados que coordinan la entrega de las terapias hormonales recetadas mediante suscripción, que son adecuadas para las pacientes con menopausia.

Cuando Jackson comenzó a analizar el panorama de la menopausia se impresionó al ver la poca información y apoyo disponible para esta enorme categoría de seres humanos. “Vivo en Silicon Valley y todos esos hombres multimillonarios están pensando cómo vivir para siempre. ¿Es broma? Cada mujer que pasa por la menopausia dice que es como si fuera la primera persona en la tierra que lo ha hecho, porque nadie sabe cómo ayudarla. Si tan solo los hombres pasaran por esta etapa...”, dijo sin terminar la frase.

Jackson cuenta que la primera llamada que hizo tras tener la idea de crear una empresa de telemedicina dedicada exclusivamente al tratamiento de la menopausia fue a un amigo de un fondo de capital riesgo de Silicon Valley, para preguntarle si creía que valía la pena seguir adelante. Él la escuchó durante una hora más o menos y de inmediato le entregó un cheque por un millón de dólares.

NEA, un importante fondo de capital riesgo del sector médico, se convirtió en su principal inversionista. “Es muy raro que los inversionistas hagan la tarea”, afirma Jackson. “Pero de inmediato se interesaron en la menopausia”, agregó.

Liza Landsman y Vanessa Larco, las inversionistas, vaya que habían hecho la tarea: tras explorar las posibilidades para financiar empresas dedicadas a la fertilidad, comentó Larco, se sorprendió al encontrarse con estadísticas que revelan cuán pocos ginecólogos tienen conocimientos sobre la medicina de la menopausia y se sentían incómodos tratando los síntomas de la menopausia.

Después de que NEA encabezó la primera ronda de inversiones de Evernow, la empresa aseguró más financiamiento de inversionistas entre los que se encontraban Gwyneth Paltrow, de 50 años; Cameron Diaz, de 50 años; Drew Barrymore, de 47 años; Abby Wambach, de 42 años y Glennon Doyle, de 46 años, todas dispuestas a hacer pública su participación.

Alloy es otra llamativa empresa de telemedicina para la menopausia, creada en 2021, cuya directora médica es la doctora Sharon Malone, ginecoobstetra de Washington de quien Michelle Obama ha dicho que es una “bendición”. Sus ofertas son similares a las de Evernow: terapias hormonales posteriores a citas por SMS con un proveedor médico calificado. La empresa fue cofundada por Anne Fulenwider, de 50 años, exredactora jefe de la revista Marie Claire, que presentó su idea en medio de lo que ella llamó “un furor de empresas emergentes alimentado por capitalistas de riesgo”. ‘La revolución de la humectación’

La otra categoría son las empresas de belleza que compiten por convencer a las mujeres de que el enorme mercado de belleza actual no considera sus necesidades específicas. Que en su mayoría son más, mucha más lubricación, además de aerosoles refrescantes.

Entre ellas se encuentra Stripes, una línea de productos de belleza “del cuero cabelludo a la vagina” para la mujer en la menopausia (se llama ‘Stripes’, rayas, porque, la mujer, cual tigresa, se las ha ganado a pulso) creada por la actriz Naomi Watts, de 54 años. Stripes vende el gel revitalizante “Vag of Honor” (un juego de palabras en inglés entre ‘vag’, vagina, y ‘badge’, medalla’) y una crema hidratante facial llamada “The Drench Revolution” (la revolución de la humectación).

“En realidad no empecé hasta un poco más tarde”, dice Watts. “Tenía 32 años en la época de la película Mulholland Drive y me dijeron: ‘A los 40 se acaba todo’”.

Pero Watts, quien estelariza series de Netflix y también está filmando películas, está ansiosa por demostrarles que estaban equivocados. “En este momento, la moneda sexual es mucho más expansiva e incluyente. Creo que nos estamos abriendo más a la noción de que la valía y el valor vienen de algo más que de caras resplandecientes y traseros apretados y muslos separados”, manifestó. Una esperaría que uno de los aspectos más dulces de la vejez fuera que los vendedores que llevan acosando a las mujeres desde que sabemos leer nos ignoraran un poco. Pero para cualquiera que busque una visión clara de la forma en que se comercializan cosas para mujeres a través de la aspiración y disfrazadas de feminismo y altruismo, Goop de Paltrow es un excelente caso de estudio. En 2018, Paltrow anunció que estaba preparada para hablar de la menopausia y, de paso, que sacaría al mercado unas vitaminas llamadas “Madame Ovary” para mujeres a las que les había llegado la hora.

Luego estaban las cavilaciones que publicó en Goop antes de cumplir 50 años, junto a una fotografía de una Paltrow en forma y en pleno salto con un bikini diminuto de escote triangular. Luce estupenda. Lleva el pelo largo y rubio, con el aspecto típico de los campamentos de verano. Escribe que “el sol ha dejado sus huellas celestiales sobre mí”, pero “tengo un mantra que inserto en esos pensamientos imprudentes que intentan descarrilarme: acepto. Acepto las marcas y la piel que se cuelga, las arrugas. Acepto mi cuerpo y dejo de lado la necesidad de ser perfecta, de parecer perfecta, de desafiar la gravedad, la lógica, a la humanidad. Acepto mi humanidad”.

No obstante, Paltrow también acepta algún tipo de remuneración como vocera de Xeomin, una alternativa al Botox inyectable que, según ella, la hace ver con el ceño “menos fruncido” y hace poco sacó a la venta la “Dark Spot Exfoliating Sleep Milk” de su marca Goop, para combatir esas “huellas celestiales” que llegan con la edad. Se puede comprar en el sitio web de la marca, y en otros, por 98 dólares. En otras palabras, el mercado de la nueva menopausia sigue muy relacionado con su doble que está en contra del envejecimiento. Naomi Watts, fundadora de Stripes, una línea con productos de belleza que abarcan del “cuerpo cabelludo a la vagina” para las mujeres en la menopausia. (Stripes vía The New York Times) Evernow, una empresa recién llegada al sector de la telemedicina, que facilita el suministro de terapias hormonales por suscripción. (Evernow vía The New York Times)