Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

¿Es salud?

¿Por qué – y cómo- el trabajo nos está enfermando?

Debido a una situación multicausal, “el trabajo está matando gente y a nadie le importa".

17.09.2019 09:22

Lectura: 8'

2019-09-17T09:22:00-03:00
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Vivimos haciendo mil cosas, constantemente bajo presión, pero 24 horas no es suficiente para todo, sin mencionar el daño que hace a nuestra salud. ¿Cómo puede el trabajo lastimarnos así? Lo más importante, ¿cómo no puede?
Los primeros signos comienzan el domingo, en vísperas del retorno al "yugo": bombeo de adrenalina, sistema nervioso al límite, pensamiento derivando inexorablemente hacia la semana que nos espera. El lunes, apenas despiertos, el pánico nos paraliza por un momento, provocando tensión en nuestros cuerpos y una sensación de amenaza que nos mantiene estresados. Esto sería normal si estuviéramos por ir a la guerra pero ¿Por qué sentimos esto cuando vamos a trabajar?

"No deja de ser algo natural, dado que el trabajo se ha vuelto inhumano", dice el experto en comportamiento organizacional Jeffrey Pfeffer, profesor de la Universidad de Stanford y autor del libro Dying for a Paycheck. (Muriendo por una paga). E incluso más que inhumano: "El trabajo está matando gente y a nadie le importa", dijo en una entrevista con la BBC.

"La verdad es que falta un modelo integrador y multifactorial de diagnóstico e intervención", confirma la psicóloga social portuguesa Fátima Lobo, profesora de la Universidad Católica de Braga en el área de Psicología del Trabajo y de la Organización. "La toxicidad del trabajo no radica en su naturaleza, sino en la forma unilateral de implementar medidas dirigidas principalmente al bienestar financiero de la organización", señala en declaraciones al periódico lisboeta Diario de Noticias.

Según la experta, la evaluación del desempeño se ha convertido en el supuesto remedio para todos los males de las empresas, "cuando sabemos que no lo es, ni mucho menos", dice, respaldada por la investigación del psiquiatra francés Christophe Dejours, responsable de Laboratorio de Psicología Laboral y de Acción en París (uno de los pocos en estudiar la relación entre el trabajo y la enfermedad mental).

Ambos concuerdan en que algo de sufrimiento en el trabajo es parte del trabajo mismo, pero este es un sufrimiento diferente al causado por las condiciones de injusticia que conducen a la depresión y la desesperación. "La experiencia de Dejours en France Télécom [en la que 60 empleados se suicidaron entre 2006 y 2009] ha advertido de la necesidad de repensar el trabajo basado en la dinámica interna de la compañía", dice Lobo, para quien las organizaciones tóxicas son predictoras de la enfermedad de sus empleados, mal que puede conducir a la muerte.

Además de los suicidios, Jeffrey Pfeffer cuenta en su libro la verdadera historia de Kenji Hamada, de 42 años, un empleado de una oficina de Tokio que trabajaba 75 horas a la semana y llevaba 40 días sin tomar uno libre cuando murió de un ataque al corazón, un caso entre los miles que murieron en circunstancias similares. Estas situaciones ocurren en todo el mundo debido a la excesiva carga de trabajo y las enfermedades mortales causadas por el estrés prolongado.

"Hay evidencia de que las jornadas de largas horas, los despidos y la falta de seguro médico conducen a una gran inseguridad económica, conflictos familiares y enfermedades", dice el investigador de Stanford, quien lamenta que las compañías ignoren sus responsabilidades hacia los trabajadores. Muy pocos se preocupan por evaluar cómo los malos entornos causan estragos en la salud, no solo en aquellos que se enferman sino en las facturas de quienes pagan por la atención, incluidos los propios empleadores.

"La economía está determinando y condicionando toda actividad humana, asociada con una psicopatología de los trabajadores", enfatiza Fátima Lobo, quien resume así la situación: "Buscamos las patologías en quienes trabajan, en lugar de identificar las patologías organizacionales -factores ante todo económicos, falta de equipos de trabajo y de trabajo en equipo, salarios injustos, desorganización, desmotivación, carga de trabajo excesiva- que permitirían resolver los problemas actuales".

"La solución tendría que ser política, filosófica, social y organizacional, pero se necesita coraje, junto con una política nacional e internacional, para repensar los problemas de trabajo", dice la experta, que predice que continuaremos estructurando nuestras vidas en base a un modelo que subordina la dignidad de la persona: "Esta falta de visión integradora es responsable no solo de los riesgos psicosociales de los trabajadores, como el estrés y el agotamiento, sino también de la baja tasa de natalidad, la violencia doméstica, el abandono de los ancianos y otros problemas", advierte.

Y todo porque se nos enseña a ser competitivos en el mundo económico, social y de consumo, y estos estados de guerra no son compatibles con el bienestar interior, explica el psicólogo clínico Vitor Rodrigues, familiarizado con esta jungla diaria. "Muchas personas se deprimen porque lo dan todo, se privan de su familia, lo que es más importante para ellos, y terminan sintiéndose humillados, golpeados y perjudicados por otros".

Sin mencionar los muchos estudios en la Escuela de Salud Pública de Harvard que indican que, en casos de estrés intenso y prolongado, el incremento de cortisol aumenta el hambre y los antojos de alimentos ricos en azúcares y grasas saturadas, que dan respuesta emocional a la tensión pero dañan todo lo demás. La obesidad, la depresión, la pérdida de memoria, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades cardiovasculares, la falta de sueño, la caída del cabello y otros trastornos, hacen del estrés la principal causa de enfermedades profesionales.

"Estamos sistemáticamente en línea, trabajando largas horas, bajo una enorme presión para lograr los objetivos, viajando frecuentemente. Esto tiene un precio para la organización y para la persona ", dice José Soares, profesor de fisiología de la Facultad de Deportes de la Universidad de Oporto. Entre el cansancio extremo, las reuniones que solo nos hacen perder el tiempo y casi dos turnos de trabajo al día, es importante reconocer que "la forma en que se trabaja es disfuncional".

Pensando en ello, escribió el libro ‘Reload - Menos estrés, mejor rendimiento' para mostrar cómo las empresas y los empleados pueden aplicar los principios de entrenamiento de atletas de alto rendimiento para ser más equilibrados y productivos. "Tenemos que encontrar fórmulas que nos impidan llevar el cuerpo y la mente a los extremos", dice el fisiólogo deportivo.

La pregunta clave en todo esto es cómo romper un patrón como este. Es un hecho que lloramos, nos enfermamos, pero ni así dejamos de elegir lo mismo cada mañana. "A menudo digo que el miedo es el peor consejero. Tenemos miedo de lo que pueda pasar, miedo de no rendir lo requerido o pensar mal de nosotros mismos, y esto nos impide hacerlo de manera diferente ", observa Rodrigues, considerando que la sociedad no sabe cómo jerarquizar los valores, y eso nos hace perder nuestra satisfacción individual, otra brecha que nos mata como personas.

"Nos estamos presionando para hacer más, más rápido, para pensar que nunca es suficiente, pero no podemos vivir obsesionados o esclavizados por el trabajo". Ese miedo obstaculizador "debe dar paso a la certeza de que hicimos, con orgullo, lo que era razonable, y más no podemos", dice.

En última instancia, depende de todos recuperar el control de nuestros días. Se trata de comenzar a gestionar mejor el trabajo. En ese sentido, el citado periódico luso ofrece una serie de recomendaciones.

Organizarse
Dado que existe un desajuste entre lo que sabemos saben que tenemos que hacer y lo que hacemos, es realmente útil elaborar un plan de trabajo a corto plazo que sea consistente, alcanzable y equilibrado para lograr ser eficiente sin comprometer la vida personal

Menos es más
Casi nunca es necesario trabajar más horas para lograr mejores resultados. Por el contrario: reducir el tiempo de trabajo permite un mayor margen de creatividad, lo que a su vez se traduce en una mayor concentración, energía, entusiasmo y calidad de resultados.

Utilizar bien el tiempo
Decida cómo gastar el suyo y qué tareas elige realizar durante el día, teniendo en cuenta el valor relativo de cada una. Aprender a usar el tiempo con un propósito hace que lo pierdas menos.

Establecer prioridades
Ser consciente en el trabajo implica saber cuándo decir "sí" y "no" a los pedidos, para lograr así un equilibrio adecuado entre trabajo, familia, descanso, tiempo libre, ejercicio y todo lo que te importa. La clave es invertir en cada área de acuerdo con los objetivos que se pretenda alcanzar.

Mantenerse enfocado
Eso te hará más eficiente, seguro, más dueño de tu agenda y relajado en el trabajo y en la vida. No quieras hacer todo al mismo tiempo por miedo a perderte algo.