El pasado viernes, Netflix sumó a su cartelera la sexta y última temporada de la serie Peaky Blinders, una de las series más éxitos e influyentes de los últimos tiempos. Ambientada en la Inglterra posterior a la Primera Guerra Mundial, la serie narra los hechos que llevaron al encumbramiento de una familia criminal de los bajos fondos de Birmingham. Liderados por el temerario y astuto Thomas Shelby, el clan alcanzaría enorme poder en todo el país.
La serie británica se emitió por primera vez en BBC Two, que se transmite solo en el Reino Unido, por lo que los fanáticos del resto del mundo tuvieron que esperar un poco más para descubrir la ansiada conclusión de la historia.
El relato alcanza un pico de tensión en sus episodios finales, prometiendo revelar una de las incógnitas abiertas en la quinta temporada ¿quién traicionó a Thomas?
Otro detalle interesante es que, aunque la popular producción ya terminó, el creador, Steven Knight, ya tiene en mente spin-offs:
“Ya tengo una idea completamente formada para la conclusión de la historia, tenemos un comienzo, un medio y un final adecuado para lo que hemos contado hasta ahora. Pero a partir de ahí, habrá ganchos para otras historias de este universo, que podrían convertirse en otras series de televisión y espero que estas ideas despeguen”, reveló durante una entrevista con la revista Variety.
Peaky Blinders ¿realidad o ficción? un poco de la primera y mucho de la segunda
Ya sea por los memes “fríos y calculadores” que circulan en la red “por orden de los Peaky Blinders”, la fama de la serie de BBC llegó a los ojos y oídos de todos, incluso de quienes no vieron la serie.
Creada por Steven Knight la historia comienza en 1919, en una Inglaterra que procura dejar atrás los traumas de la Primera Guerra Mundial. De hecho, los padecimientos sufridos por los protagonistas en los campos de batalla son uno de los principales elementos aglutinantes de la familia Shelby sus compinches.
En ese sentido, cabe señalar que, durante buena parte de ese conflicto, Inglaterra utilizó los “batallones de amigos”, cuyos efectivos provenían de una misma localidad o zona. Se esperaba que esto tuviera un efecto positivo en la moral de las tropas, pero en realidad produjo mayores problemas que beneficios. Ciertamente, aquellos soldados se batieron con arrojo en el afán de proteger a sus seres queridos, pero el Frente Occidental era una verdadera picadora de carne, y de inmediato quedó en evidencia el problema: lejos de ser un mero número, cada baja era una tragedia para el resto.
Por ello, en las últimas etapas del conflicto se optó por crear batallones más heterogéneos y separar a los “amigos”.
En la serie, Los hermanos Shelby -líderes de la pandilla- vuelven a casa luego de la guerra y toman las riendas del “negocio” familiar. Al mando de Thomas, la pandilla nacida en los miserables suburbios de Birmingham escalaría en el mundo del hampa, forjando un vasto imperio delictivo.
Sobre este punto, Knight aclara que los Peaky Blinders existieron realmente, pero fueron un fenómeno mucho más difuso y menor que lo narrado en su historia.
De hecho, en una entrevista con History Extra, Knight explicó que basó su serie en una historia que su abuelo le contó a su padre cuando aún era un niño, y que este a su vez le transmitió.
“Su padre [el abuelo de Knight] le dio un mensaje y le dijo: 'Ve y entrégale esto a tus tíos’. Mi padre llamó a la puerta y vio una mesa con ocho hombres impecablemente vestidos, con boinas y pistolas en los bolsillos. La mesa estaba cubierta de dinero. Solo con esa imagen, de humo y bebida y los hombres bien vestidos en los barrios pobres de Birmingham, pensé: 'Esta es la mitología, esta es la historia, y esta es la primera imagen en la que necesito trabajar'", dijo.
Estos hombres que conoció el padre del productor probablemente eran los últimos exponentes de los Peaky Blinders originales, y marcaron el aspecto de los criminales de la serie. La pandilla, al contrario de lo que se muestra en la producción, no nació después de la Primera Guerra Mundial, sino mucho antes de ese conflicto global, en la década de 1890.
El periódico local Birmingham Mail consultó sobre el tema al historiador Carl Chinn , quien señaló que la “línea temporal”, de la pandilla no se corresponde con la saga fílmica. Según el experto, los Peaky Blinders no florecieron luego de la Gran Guerra, sino lo contrario. La pandilla había languidecido hacia 1910 y , lejos de revitalizarla, la guerra terminó de hundirla.
Asimismo, aclara que los Peaky de la vida real no eran una organización criminal tan grande y millonaria como aparece en la serie, y que jamás lograron nada ni remotamente cercano a una influencia nacional.
En rigor, la banda original estaba compuesta por adolescentes y jóvenes de clases bajas que -en eso sí coinciden con la serie- residían en barrios pobres de la ciudad.
Lo que los definía como miembros de la pandilla era su vestimenta, de donde se originó el nombre oficial del grupo: "Peaky" , nombre que alude a las características gorras que usaban los miembros. Chinn aclara que esta denominación tenía que ver con el “aspecto filoso” de las viseras, pero no a que -como ocurre en la ficción- estuvieran dotadas de cuchillas.
Hasta la actualidad, el término “Blinder” es un vocablo que , en la jerga local, alude a una persona vestida de manera atildada y elegante.
Philip Gooderson, autor del libro Las pandillas de Birmingham, ofrece una clara descripción del del aspecto “canónico” de un Peaky Blinder.
“Se enorgullecía de su apariencia y se vestía con elegancia. Llevaba pantalones acampanados, botas con punta de metal, una bufanda colorida y una gorra puntiaguda de ala alargada. [El cabello era] corto en toda la cabeza, excepto por una parte en el frente donde era más largo y peinado en la frente”.
Este cuidado en el
vestir hacía crecer la reputación de los pandilleros, pero también tenía un
lado adverso: los hacía fácilmente reconocibles, tanto para los ciudadanos como para
la policía y las bandas rivales. Debido a ello, los integrantes del grupo
debían estar alertas en todo momento, y más aún, debían asumir una postura
agresiva y altiva, para intimidar a cualquier enemigo potencial.
Un extracto de una carta anónima enviada al Birmingham Daily Mail en julio de
1898 destaca ese comportamiento: “No importa en qué parte de la ciudad camines, ves bandas de ‘Peaky Blinders’, quienes no dudan un segundo en insultar o agredir
a quienes se les crucen, sean hombres, mujeres o niños”. Esa belicosa actitud se traducía
en permanentes disputas, también documentados en la prensa local.
Esta subcultura violenta de formación de pandillas era popular entre los jóvenes ingleses, tanto que los Peaky Blinders, a fines del siglo XIX, comenzaron a expandir su empresa criminal.
Heather Shor, historiadora de la Universidad de Leeds, explicó en declaraciones a The Week que los Blinders estaban especialmente enfocados en las peleas callejeras, el robo y la extorsión, y sus actividades incluían esquemas de protección, fraude, acaparamiento de tierras, contrabando, secuestro y apuestas ilegales.
En sus peleas usaban cinturones con pesadas hebillas, bastones y barras de hierro, y navajas, además de emplear las puntas metálicas de sus botas para patear a sus oponentes.
El Museo de la Policía de West Mindland en Birmingham exhibe una colección de 6.000 fotografías de miembros de los Peaky Blinders, incluidas varias tarjetas de identificación. Algunos de los delitos cometidos por ellos están registrados también en el museo. Entre ellos se cuentan invasión de domicilio, hurto en comercios, robo de bicicletas y estafas.