Es la serie del momento. Esta maravilla distópica, con su ya icónica estética kitsch y saturada de color, conquistó las pantallas de los dispositivos de todo el mundo, sosteniendo su ligeramente distorsionado espejo frente a la realidad de la sociedad actual.
El Juego del Calamar utiliza desde el primer momento la temática infantil de sus desafíos, sin esforzarse mucho en ocultar el macabro trasfondo de sus competencias, donde los protagonistas demuestran a cada pasa que no estamos tan lejanos de aquello de que "el hombre es el lobo del hombre", que Hobbes formuló para ilustrar la idea de que el egoísmo y la autopreservación son partes intrínsecas de la esencia humana.
En medio de esa estética infantil que genera más intranquilidad que calma, el primer capitulo nos presenta una de las imágenes más icónicas de la cinta, la tenebrosa muñeca animatrónica de casi cuatro metros de altura a la que se deben enfrentar los protagonistas en su primer reto: "Luz verde, luz roja".
Sin embargo, por más aterradora que sea, no se trata de utilería construida para la serie, sino que la figura ya existía desde antes que se filmara el hit de Netflix.
Para encontrarse cara a cara con la escultura, uno debe viajar al condado de Jincheon, una zona rural a tres horas de viaje desde Seúl, capital de Corea del Sur. Allí, la niña cuida la entrada de un museo de las carretas llamado Macha Land, según consigna el portal estadounidense Insider.
Los productores de la serie pidieron prestada la muñeca para la filmación, pero desde su retorno a Jincheon, la figura perdió una mano, como si su aspecto no fuera suficiente para que uno desee evitar ir a dicho museo.
El medio argentino Tele Bajo Cero agrega que tras la explosión de la serie, se han construido varias réplicas de la muñeca en distintos países. El ejemplo más tenebroso es el de Filipinas, donde colocaron una que sirve como policía de tránsito: cada vez que un peatón cruza la calle cuando no debe la espeluznante figura gira su cabeza sobre su eje y en sus ojos se encienden dos luces rojas, emulando la escena de la serie.
Si, lo que más se temía Orwell mezclado con la peor pesadilla de quien ve Annabelle por primera vez.