El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, promulgó este viernes una controvertida ley fiscal que marca un nuevo viraje económico y político para el país. La firma se realizó coincidiendo con las celebraciones del 4 de julio, Día de la Independencia, en un intento por capitalizar simbólicamente la medida como una victoria patriótica.
Trump calificó la norma como “la ley más popular de Estados Unidos” y destacó que representa un “recorte masivo” de impuestos junto con un aumento en el gasto militar y de seguridad fronteriza. “Queremos unas fronteras fuertes”, reiteró durante su discurso, en el que también prometió que la ley traerá “crecimiento económico masivo” y beneficiará a los “trabajadores que hacen que el país funcione”.
La ley fue aprobada por el Congreso tras un proceso de tramitación complejo y divisivo, incluso dentro del propio Partido Republicano. Aunque la mayoría oficialista respaldó la reforma, algunos senadores manifestaron su preocupación por el impacto fiscal de la medida y los recortes sociales asociados.
Entre los puntos más críticos figura la reducción de la partida destinada a sanidad, lo que podría dejar sin seguro médico a cerca de 12 millones de personas para el año 2034, según proyecciones independientes.
Por otro lado, la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) estima que el paquete fiscal podría añadir 3,3 billones de dólares al déficit nacional en la próxima década, una cifra que contradice las proyecciones optimistas del Ejecutivo sobre un crecimiento compensatorio.
El aumento del gasto en defensa y control migratorio, junto con la baja en los impuestos, responde a prioridades estratégicas del trumpismo, que busca consolidar una narrativa de fortaleza nacional y simplificación fiscal, aunque a costa de servicios públicos esenciales.
Con información de agencias.