Por The New York Times | Thomas Gibbons-Neff, Julian E. Barnes and Natalia Yermak

KRAMATORSK, Ucrania— El equipo de soldados había estado fuera de su transporte blindado de personal ucraniano durante solo unos minutos cuando la línea de árboles frente a ellos estalló en disparos rusos. La docena o más de soldados, enviada para reforzar una trinchera, estuvo acorralada durante horas.

“Nunca había visto tanto fuego, desde tantas posiciones”, relató un soldado en un informe de la misión obtenido por The New York Times.

Un soldado que luchaba por Ucrania murió y otros nueve resultaron heridos en la batalla, la cual tuvo lugar en marzo cerca de la ciudad ucraniana de Bajmut. Según el informe, las tropas rusas mostraron un “alto nivel de habilidad y equipamiento”.

La emboscada fue parte de una operación paciente y disciplinada que contrastó con las desordenadas tácticas rusas que marcaron gran parte del primer año de la guerra, la cual comenzó en febrero de 2022. Fue una demostración letal de que el Ejército ruso estaba aprendiendo de sus errores y adaptándose a las tácticas ucranianas, tras haberlas subestimado enormemente al principio.

Rusia ganó terreno al principio de la guerra con pura potencia de fuego. Las entrevistas con 17 soldados ucranianos, un prisionero de guerra ruso, oficiales, combatientes extranjeros y funcionarios occidentales, así como una revisión de documentos y videos muestran que, en los últimos meses, las ganancias del Kremlin, especialmente en Bajmut, se deben en parte a una serie de adaptaciones.

Por ejemplo, las columnas blindadas rusas ya no se precipitan hacia las zonas donde pueden ser rápidamente dañadas o destruidas. Las tropas utilizan más a menudo drones y ataques de sondeo —y, a veces, solo gritan— para ubicar trincheras ucranianas antes de atacar. Además, el mercenario Grupo Wagner ha demostrado una capacidad para superar a los defensores ucranianos con una combinación de tácticas mejoradas y elementos prescindibles.

Mientras comienza su tan esperada contraofensiva, Ucrania está bien armada, respaldada por tecnología de comunicación mejorada y armamento estadounidense y europeo.

Pero las fuerzas de Moscú han mejorado sus defensas, la coordinación de la artillería y el apoyo aéreo, configurando una campaña que podría verse muy distinta a la de los primeros días de la guerra. Estas mejoras, según funcionarios occidentales, muy probablemente convertirán a Rusia en un oponente más duro, en particular cuando luche a la defensiva, aprovechando sus fortalezas en el campo de batalla. Este giro defensivo es muy diferente al plan inicial de Rusia de una invasión a gran escala y la derrota de Ucrania.

Desde luego, a lo largo de un frente de batalla de casi 1000 kilómetros, las capacidades militares de Rusia siguen siendo desiguales. Los presos se han convertido en parte de sus operaciones, tras haber destacado en la batalla por Bajmut, a pesar de su falta de entrenamiento. La creciente dependencia del Kremlin en los drones “kamikaze” o las bombas deslizantes lanzadas desde el aire refleja una escasez de municiones tanto como un innovador cambio estratégico.

“Están tratando de encontrar puestos de mando de retaguardia de las compañías, brigadas y destruirlos a larga distancia para interrumpir la comunicación entre las unidades tanto como sea posible”, afirmó Graf, un comandante de unidad de drones ucraniano. Neutralizada en gran parte desde la invasión, la fuerza aérea rusa ha adaptado sus tácticas y municiones, incluidas bombas deslizantes, para atacar a las fuerzas ucranianas sin arriesgar sus aviones.

Varios funcionarios estadounidenses han reconocido que las tácticas rusas han mejorado. Pero esos funcionarios creen, según los informes de inteligencia en el campo de batalla, que el éxito en Bajmut se debió en gran parte a la voluntad de Wagner de lanzar prisioneros al combate, sin importar el costo en vidas.

Pero los soldados en el terreno vieron que sucedía algo más.

Los soldados que lucharon por Ucrania en Bajmut describieron un combate que terminó de manera muy distinta a cómo comenzó. Los prisioneros no eran tan frecuentes. En cambio, dijeron, combatientes profesionales de Wagner coordinaron el fuego terrestre y de artillería hacia las posiciones ucranianas y luego, los flanquearon con rapidez usando equipos pequeños.

Por ejemplo, a medida que el territorio ucraniano se fue reduciendo a unas pocas cuadras finales, las fuerzas rusas saturaron con artillería un edificio controlado por Ucrania. Momentos después de que se retiraran, las tropas rusas ya estaban adentro.

“Los ucranianos simplemente no pudieron seguir el ritmo”, aseveró un soldado de la legión extranjera. Para contrarrestar la estrategia de Rusia, las fuerzas ucranianas instalaron bombas en los edificios y las detonaron cuando se retiraron.

El informe de la misión de marzo compartido con el Times mencionó este tipo de enemigo: “Se asumió que fue el Grupo Wagner”, decía el informe. “Evidencia de estar bien entrenado”.

“Utilizó fuego y maniobras efectivas”, continuó, describiendo a “los soldados rusos mejor equipados”.

Pero la destreza en un área o durante una misión aún no se ha reflejado en el panorama general. Además, funcionarios estadounidenses afirmaron que, si bien Rusia ha adaptado sus tácticas, sus tropas en general no se están volviendo más sofisticadas.

Los soldados rusos más experimentados murieron a principios de la guerra. Los que combaten hoy, entre ellos las fuerzas movilizadas recientemente menos entrenadas, tienen problemas para ejecutar operaciones ofensivas y coordinar movilizaciones de grandes unidades militares. Y los tanques rusos, que sufrieron pérdidas significativas a lo largo de 2022, ahora se retienen con frecuencia del frente de batalla para ser usados como una especie de artillería.

“No tienen suficientes tanques en este momento”, dijo Graf. “No tienen suficiente artillería para crear un aluvión de fuego”.

El cambio en las tácticas rusas se puede percibir tanto desde la vigilancia con drones como desde las profundidades de una trinchera ucraniana.

Cerca de la ciudad oriental de Svátove, ocupada por los rusos, Ruslan Zubariev, un soldado ucraniano cuyo nombre clave es “Predator”, dijo que los rusos utilizaron tácticas de manual para tratar de romper su línea de trincheras en febrero.

“Han cambiado de táctica en los últimos seis meses”, afirmó, describiendo una ofensiva que se basó en un cierto grado de estrategia por encima de la fuerza bruta.

Durante cuatro días, los bombardeos rusos destruyeron follaje para revelar las posiciones ucranianas. Luego, contó, avanzaron con un transporte blindado de personal flanqueado por una docena de soldados.

Pero en una muestra de los límites de las mejoras tácticas, afirmó Zubariev, los rusos no tuvieron suficiente inteligencia sobre la ubicación de las trincheras ucranianas. En la batalla que siguió, la cual capturó en video, Zubariev, de 21 años, logró detener la ofensiva rusa casi sin ayuda.

“Hicieron todo a la perfección”, dijo. “Pero algo no les funcionó. No tuvieron suficiente información, como siempre”.

En los alrededores de la ciudad oriental de Kreminná, donde las fuerzas rusas se atrincheraron tras ser repelidas hacia el noreste en septiembre, ambos bandos se turnan para lanzar pequeñas operaciones ofensivas en lo que parece ser una especie de danza.

“Ambos lados están tratando de demostrarle al enemigo que ahora sí lograrán avanzar”, dijo Graf. “Y nadie está seguro de quién lo logrará o dónde se hará”. Las defensas aéreas de Rusia siguen castigando, al igual que sus habilidades para interferir radios y derribar drones. A medida que avancen las fuerzas ucranianas, las tropas estarán más expuestas al apoyo aéreo ruso.

“¿Quién diablos sabe qué pasará después?”, dijo Zubariev. “Pagar con cuántas pérdidas, no les importa”. Imagen de un dron de la destrucción en Bajmut, tomada mientras estaba integrado con la 93 Brigada Mecanizada del Ejército ucraniano, el 19 de mayo de 2023. (Tyler Hicks/The New York Times) Soldados ucranianos al oeste de Bajmut, tras la rotación posterior a un mes de combates dentro de la ciudad, el 13 de mayo de 2023. (Tyler Hicks/The New York Times)