Con relativa frecuencia se conocen casos —en el extranjero y también en Uruguay— de fallecimientos que evidencian situaciones de soledad absoluta. Se trata de personas que mueren en sus casas y sus cuerpos son hallados meses o años más tarde.

Por ejemplo, en 2023 fue encontrado el cuerpo de un jubilado que llevaba siete años muerto. Lo descubrieron luego de que la compañía de suministro de gas obtuviera una orden judicial para llevar a cabo tareas de mantenimiento de las tuberías, dado que el dueño de casa no respondía las cartas.

En 2013, un anciano alemán fue hallado en un sillón de su living, cuando llevaba tres años muerto. El hombre era inquilino y el abono de la renta se efectuaba de forma automática desde una cuenta bancaria. Cuando el dinero se acabó y se atrasó el pago, el dueño de la casa fue al lugar y se topó con la macabra escena.

Más cerca de nosotros, en 2021 se encontraron en una casa de la ciudad de Rivera los restos mortales de una mujer, desaparecida dos años antes. Se comprobó que la difunta, cuya única familia conocida residía en Brasil, había fallecido encerrada en una habitación junto a su perro que, desesperado por el hambre, comió parte del cadáver antes de morir también.

Ayer, un caso similar se constató en la ciudad argentina de Tucumán. Según informara la televisora local Canal 5, en una casa de la calle España se localizó el cuerpo momificado de una mujer de 31 años, identificada como Melina Biondi.

La Policía local acudió al lugar, luego de que un vecino ingresara al inmueble y encontrara los restos mortales de la moradora.

El examen médico legal preliminar constató que el cadáver se encontraba “en estado de momificación, sin evidencia visible de violencia a simple vista”, refiere el citado medio, que añade que se considera que el deceso sería “de larga data”.

Vecinos de la zona refirieron que Melina vivía con su madre y su abuela, ambas fallecidas hace largo tiempo, y que, desde entonces, vivía sola en el inmueble. Asimismo, señalaron que habían dejado de ver a la joven hace aproximadamente dos años.

Si bien no existe presunción de crimen, el caso quedó en manos de la Unidad Fiscal Especializada en Homicidios I, a cargo del fiscal subrogante Carlos Sale, quien dispuso las pericias forenses necesarias para saber con exactitud las causas del deceso.

Melina era fotógrafa y cubría eventos diversos.