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Entrevistas

Científicamente tenemos chances

Radi: “Uruguay tiene condiciones para ser un punto neurálgico del desarrollo científico”

El presidente de la Academia Nacional de Ciencias habló con Montevideo Portal sobre los desafíos a futuro en ciencia y tecnología.

08.12.2021 09:12

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2021-12-08T09:12:00-03:00
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Por Santiago Magni

La Academia Nacional de Ciencias del Uruguay (ANCiU) presentó el pasado lunes el ingreso de siete nuevos miembros en una ceremonia realizada en su sede, la Quinta Vaz Ferreira. En el evento, el presidente de la academia, Rafael Radi, habló sobre algunos desafíos a futuro e hizo referencia a la necesidad de políticas de Estado para “integrar al sistema científico” de “forma permanente al involucramiento y asesoramiento”.

En diálogo con Montevideo Portal, el investigador de ciencias biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UdelaR), habló sobre el ingreso de nuevos miembros a la ANCiU, el rol de la academia, sus objetivos a futuro, la labor de la comunidad científica en tiempos de pandemia y la necesidad de un compromiso presupuestal, entre otros temas.

Montevideo Portal: ¿Cómo fue la ceremonia en un año particular para la ANCiU en el marco de la pandemia?

Rafael Radi: La ceremonia tuvo tres partes, por un lado, el balance y una memoria de lo actuado, ya que hay muchas acciones que la academia tenía en 2021, en lo que tiene que ver con cooperación internacional y apoyo a ministerios, actividades académicas. También tuvimos un proyecto editorial exitoso, porque hay un libro que surgió de un premio sobre lo que fue la fundación de la Facultad de Ciencias (de la Universidad de la República) y se lanzó este año. El premio lo ganó Adriana Chiancone y este año se pudo imprimir y repartir el libro, ya que en 2020 con la pandemia fue complicado. La segunda parte de la ceremonia tuvo que ver con el ingreso a la Academia de Ciencias de siete nuevos académicos, también hay un conjunto de académicos que salen de activos y pasan a eméritos, ya que por reglamento interno al cumplir 75 años se deben mover de la categoría activo a emérito. La ANCiU es una academia de número, con un número máximo de 30 integrantes, o sea que cuando se llena ese número, para que puedan entrar nuevos, algunos de los que están tienen que moverse a otra categoría. Eso va generando espacios para que los nuevos académicos ingresen. En la tercera parte hicimos un reconocimiento a instituciones, académicos, investigadores o tecnólogos que han contribuido, como forma de tener un momento de regocijo entre quienes estamos en el ambiente científico-tecnológico para reconocer el esfuerzo que la comunidad científico-tecnológica hizo en estos dos años. A través de quienes asistieron reconocimos a todos los demás, que de pronto no fueron tan visibles, estudiantes, colaboradores, otros investigadores que también participaron. Fue un acto cargado de simbolismo y donde nos dimos un abrazo simbólico entre todos. Nos reconocimos fraternamente como pares, hermanos y hermanas, en este trabajo de trabajar por un país con más ciencia y desarrollo, y porque, a nuestro entender, el sistema tecnológico-científico respondió. 

MP: ¿Cuáles fueron las principales fortalezas de la academia en 2021?

RR: Una de las fortalezas fue desde la academia haber contribuido a mantener una comunidad académica sólida, haber propiciado oportunidades para premios y actividades internacionales donde la academia es el punto focal. Uno ejemplo es el de una investigadora joven del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Joanna Lado, que ganó un premio internacional de mujeres en la ciencia, otorgado por la InterAmerican Network of Academies of Sciences. A Joanna la propuso nuestra academia como candidata y ganó el premio por sus contribuciones al área de agronomía. Otra fortaleza fue mantener la cooperación internacional, en una época muy difícil, en particular la ANCiU mantiene una actividad muy estrecha con la Academia de Ciencias de Francia. Esos programas con las Academia de Ciencias de Francia se han mantenido, y también con academias regionales, de Brasil y Argentina, y las academias de las Américas, eso también es importante. Hemos mantenido nuestro asesoramiento a distintos ministerios. Al Ministerio de Industria, Energía y Minería con el tema fracking, que se está discutiendo ahora a nivel parlamentario y el ministerio nos convocó hace algunos años para aportar desde el ángulo científico elementos que tienen que ver con la fractura hidráulica para la obtención de hidrocarburos y las dimensiones del impacto fueron evaluadas a través de colaboradores de la academia. Con el Ministerio de Educación y Cultura tenemos varios proyectos donde el ministerio nos ha pedido nuestra participación. Con el Ministerio de Salud Pública a nivel de la pandemia hemos estado en permanente contacto, también interactuando con la Academia Nacional de Medicina, con la que tenemos una vinculación muy fuerte.

Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal

Algo no menor es el documento que propició la ANCiU y fue firmado por las otras cinco academias (Medicina, Letras, Economía, Veterinaria e Ingeniería) en relación a la protección de los científicos que han sufrido acoso por sus actividades en el marco de la pandemia. Un problema que es mundial, pero no debemos perder de vista que a la gente que le pedimos que se involucre también las instituciones tienen que darle su respaldo. En eso es un documento histórico, porque por primera vez las seis academias han suscrito que cualquier diferencia tiene que ser dirimida a través de la argumentación y nunca a través de la violencia. La academia ha continuado con su esfuerzo, conjuntamente con la Fundación Vaz Ferreira-Raimondi de mejoramiento y refacción de este hermosísimo lugar que se potencia para la ciudad de Montevideo, que es la Quinta Vaz Ferreira. Contamos con apoyo del arquitecto William Rey de la Comisión de Patrimonio del MEC, ya que la casa requiere mantenimiento. También la ANCiU ha propiciado la creación de la Red de Investigación de Ciencias Sociales (RISEP) para enfrentar los efectos de la pandemia, liderada por el académico Luis Bértola, que es miembro de número de la Academia de Ciencias. Esta red está articulada con un conjunto de otras instituciones, pero el germen partió de la ANCiU. Si bien en el inicio del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) la Academia de Ciencias y Medicina tuvieron roles centrales, fue evidente en el proceso que los impactos sociales y económicos habían quedado en un plano alejado a lo que el GACH trabajó, más allá de que en la última parte del grupo Fernando Filgueira y sus equipos lo abordaron. De alguna forma el RISEP es una potenciación y continuación independiente, ya que ellos han generado un conjunto de informes.

La academia funciona como un lugar de atención y escucha a problemas de la comunidad científica. La academia no es un gremio de los científicos, es un espacio diferente, en el Uruguay se ha evolucionado a la creación de una asociación de científicos, hace pocos meses. La academia sin dudas es un interlocutor, por un lado, hacia la ciencia, las instituciones científicas y el Estado, y por otro también hacia Presidencia de la República y los poderes. Además, el Parlamento Nacional nos convocó para la Comisión de Futuro, de hecho, me tocó cerrar el evento liderado por el Parlamento, y nos pidieron como academia que diéramos nuestra mirada acerca de esta comisión y del futuro. Hemos abarcado un espectro muy grande, mantenemos una plena vinculación con las instituciones de investigación, muchos académicos somos de la UdelaR, algunos son de otras instituciones como la ORT, el Institut Pasteur o del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable. Seguimos completando un ecosistema donde las academias cumplen un rol y, además, son muchas veces puntos focales para actividades internacionales.

MP: Hablando del rol de asesorar a ministerios, ¿cuáles son las claves para que ese asesoramiento quede y la ciencia sea escuchada a futuro?

RR: Eso es algo que planteamos en la Comisión del Futuro y es algo en lo que estamos permanentemente hablando con el MEC y el ministro Pablo da Silveira, ya que el MEC es donde hoy reside la Dirección de Ciencia y Tecnología, y es el que está haciendo el pienso sobre la nueva institucionalidad. También esto lo hemos hablado con el presidente de la República, Luis Lacalle Pou. Sin duda que el futuro de la ciencia en Uruguay en buena parte se juega en el nuevo diseño institucional, se juega en que desde el mundo de la política se definan espacios permanentes en donde la ciencia pueda incidir, llamémosle ministerios, intendencias, Presidencia, OPP, entes. También es importante alentar la inserción de la ciencia en el sector privado. Además, es necesario que haya un fuerte compromiso presupuestal de cara al futuro, no alcanza solo la institucionalidad y la capacidad de generar nuevos espacios si además no hay un compromiso presupuestal, de un compromiso presupuestal en ciencia y tecnología que se mantiene prácticamente incambiado desde hace 10 años, en el entorno del 0,4% del PBI o menor. Con esos valores es muy difícil tener proyectos de envergadura, a largo tiempo, es difícil sostener estudiantes con becas de maestría o doctorado, y es difícil eventualmente hacer retornar jóvenes talentos que quieran volver al Uruguay. A nosotros mismos en nuestros laboratorios nos pasa mucho que quiere volver y prácticamente no existen los escenarios posibles de hacerlo volver porque básicamente no hay financiación para el retorno.

Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal

Ahí hay una trama que hay que resolver y nosotros tenemos la firme convicción, y vamos a trabajar en esa dirección, que el 2022 es un año clave porque es el tercero del gobierno nacional y ahí es donde las señales tienen que ser más contundentes si es que se quiere capitalizar todo lo que se logró e integrar al sistema científico a una actividad permanente de involucramiento, asesoramiento. Uruguay tiene muchas condiciones para transformarse en un punto neurálgico del desarrollo científico-tecnológico del Cono Sur. Tiene condiciones de instituciones bien formadas, un conjunto de investigadores, un Sistema Nacional de Investigadores, instituciones de investigación y gente bien formada. Se necesita un empujón para ponerlo en otro lugar, ese es parte de los desafíos que tiene el gobierno nacional, el Parlamento y nosotros como comunidad científica también. Eso hay que resolverlo en el corto plazo, si no queremos dejar pasar esta oportunidad tan interesante que la emergencia de un fenómeno muy malo puede terminar generando un producto positivo que es justamente ser un país con mucho más ciencia y tecnología para el desarrollo nacional y la calidad de vida de la población.

MP: Semanas atrás, la Fundación de Mark Zuckerberg y Priscilla Chan premió a cuatro proyectos nacionales de bioimagenología. ¿Este tipo de reconocimientos dan cuenta de cómo viene trabajando el sistema científico?

RR: Estos proyectos en bioimagen que se han ganado, de queridísimos colegas, muestran que Uruguay está en el mapa. Todo lo producido por el sistema científico en pandemia llegó a las mejores revistas internacionales, como un caso de estudio. La respuesta científica de los países a nivel planetaria fue muy diversa, y también fueron muy diversas las trayectorias de la epidemia en cada país. La solidez, por un lado, y la confianza de la población por el otro, que tuvo el sistema científico, acoplado al sistema sanitario y obviamente acompañado de lo que fue la gestión a nivel político de la pandemia ha dejado esa luz sobre Uruguay. Creo que estas pruebas han alertado, en el mejor de los sentidos, a la población y al sistema político de que hay un capital y que está en nosotros como comunidad si lo queremos potenciar más y nuestra esperanza es que sí, que eso sirva. Estamos muy felices de que se haya podido, no sin dificultades y vaivenes, en los últimos 35 años ir creciendo como comunidad, porque en el momento más dramático que se necesitó había un capital formado. No se hubiese podido formar de un día para el otro si la gente no estaba. Formar a un científico lleva más de 10 años, formar un sistema de investigación lleva cerca de 20. El sistema está llegando a 35 años, y está en un momento que está bueno y hay trayectorias posibles, algunas dependen de nosotros y otras de lo que el sistema político quiera hacer.

Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal

MP: ¿Qué importancia ha tenido la claridad en la comunicación en tiempos de pandemia, donde ha habido incertidumbre?

RR: Ese fue un asunto sumamente importante, todavía quizás no tan analizado en lo que fue la gestión de nuestra pandemia. En un fenómeno global, donde hay tanta incertidumbre, miedo, enfermedad, muerte en cantidades importantes, la comunicación se transforma en un elemento central. Esa comunicación debe ser transparente y creíble y generar confianza, porque se necesita que la población adhiera a un conjunto de medidas de salud pública. Inicialmente fueron las medidas de intervención no farmacológicas, distanciamiento, tapabocas, limitar los aforos, salir más al aire libre, esto último es algo de lo que estamos orgullosos, porque fuimos, en ese caso, uno de los pocos ejemplos a nivel mundial que desde el primer momento dijimos “al aire libre sí, no bloqueemos los espacios públicos”. Francia, por ejemplo, salió arrepentida de que en la primera ola cerraran los parques y las playas. Esa adhesión a las medidas no farmacológicas tiene que partir de un convencimiento que viene de un relato y una comunicación. Luego, cuando vino el plan de vacunación también se requiere de la adhesión de la población. Hay notorios países importantes, y ricos, que teniendo acceso a las vacunas han tenido pobres campañas de vacunación en cuanto a adhesión. Porque hay dificultades tanto desde la credibilidad en el sistema sanitario y político, y de comunicación. Uruguay por suerte eso no lo tuvo, eso ayudó mucho que la trayectoria de la pandemia fuera buena. Creo que, que haya habido un conjunto de instituciones, por ejemplo, la UdelaR y el Institut Pasteur, y haya existido la estructura del GACH con informes periódicos, analizados, curados, reportados y transferidos al dominio público, eso mejoró mucho evitar una polifonía de voces que podían generar confusión en la población.

MP: ¿Cómo evalúa esa comunicación en el caso de Uruguay?

RR: Creo que la comunicación fue sólida, creíble, transparente, y logró para una parte grande de la población adoptar medidas convencidos de que era un camino lícito para la gestión de la pandemia. Obviamente en el mundo hay ejemplos de todo, el de Uruguay se distinguió de los casos de la región, donde hubo un acoplamiento muy bueno entre ciencia, sociedad, salud y política, que fue importante para que la sociedad fuera caminando en consonancia. Esos elementos en pandemia son absolutamente centrales, en términos generales la comunicación fue muy buena y se llegó tanto hasta donde se podía llegar. Creo que todavía, como la situación sanitaria va a continuar un tiempo más, es importante seguir desde el sistema sanitario y científico dando elementos. Es importante que haya opiniones bien fundadas y que sean consistentes, basadas en la evidencia y no en las creencias, sino en los datos. Eso es fundamental para una salida lo más razonable posible. Dentro de los países que están en el mundo, más allá de las pérdidas que tuvimos, que fueron importantes, comparativamente el desarrollo de la epidemia en Uruguay fue más benévolo que lo que ocurrió en la mayor parte de los países. Estamos viendo lo que ocurre ahora en países de Europa, donde empiezan de nuevo las medidas restrictivas, que si se prolongan en el tiempo o repiten en forma permanente generan una cantidad de impactos tremendos donde siempre los más vulnerables son los que sufren más.

Por Santiago Magni


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