La ministra de Economía del Reino Unido, Rachel Reeves, expresó su hartazgo ante el ‘mansplaining’ y la condescendencia masculina que sufre como encargada del presupuesto nacional, además de denunciar que algunos medios se refieren a ella como “Rachel la de las cuentas”.
“Estoy harta del 'mansplaining'”, declaró en una entrevista con The Times, donde también reconoció ser un blanco constante de ataques por parte de la prensa británica, situación que calificó como “agotadora”.
Sin embargo, Reeves —la primera mujer en ocupar el cargo de chancellor of the Exchequer dentro del gabinete laborista de Keir Starmer— aseguró que no permitirá que la crítica constante mine su carácter ni su confianza.
“Ya he superado a muchos de esos tipos antes y seguiré haciéndolo”, sentenció.
Críticas, rumores y presupuesto
La ministra presentará el próximo miércoles el presupuesto para 2026, en medio de rumores sobre una posible subida de impuestos que el Gobierno intentó desmentir.
Reeves sostuvo que el Reino Unido enfrenta una situación compleja: la deuda neta del sector público alcanzó el 94,5 % del PIB en octubre, y aunque “el endeudamiento es excesivo”, no se puede reducir de un día para otro.
“Los servicios públicos están en crisis, pero no nos sobra el dinero. Hay que tomar decisiones difíciles para cambiar el rumbo”, afirmó.
Sobre el debate fiscal, se mostró crítica con los planteos simplistas: “Dicen que si se bajan los impuestos, la economía crecerá. ¿Pero qué gastos se recortarían?”.
Compromiso con la salud pública
La ministra también se comprometió a mejorar el Sistema Nacional de Salud (NHS), especialmente afectado por recortes presupuestarios y críticas de mala gestión. Señaló que su enfoque estará en:
- Reducir listas de espera
- Aliviar el coste de vida
- Bajar la deuda nacional
Reeves no está sola en el gabinete: otras mujeres también ocupan carteras clave como Interior (Shabana Mahmood) y Exteriores (Yvette Cooper). Aun así, denunció que la desigualdad persiste, incluso en el trato mediático.
Con firmeza, dejó en claro que su trabajo no será silenciado por el ruido sexista: “No me voy a hundir”.
Con información de EFE