En la madrugada de este lunes, dos delincuentes menores de edad intentaron robarle el auto a César Alejandro Ferreira en el Cerro. El cabo, que tenía 12 años de carrera policial, se resistió, mostró su arma de reglamento y dio la voz de alto para advertir que dispararía.
El proyectil impactó contra uno de los delincuentes, quien cayó en el pavimento sin signos vitales. Sin embargo, Ferreira también recibió un disparo que le provocó la muerte. Además, su hermano —quien estaba en el mismo vehículo— resultó herido y debió ser atendido por personal médico.
Ferreira, de 30 años y a punto de cumplir 31, tenía dos hijos de 12 y 6 años. Su vida había estado dedicada a la Policía, según describieron allegados que trabajaron con él en diferentes momentos.
“Era un tipo demasiado comprometido, pero a otro nivel”, indicó uno de los uniformados que compartió con Ferreira el último tiempo, y añadió que siempre destinaba “tiempo de más” a hacer las tareas de patrullaje policial que le tocaban por estar en el Programa Comunidad Educativa Segura.
En el último tiempo, Ferreira había recibido diferentes tipos de capacitaciones y pretendía seguir haciéndolo de cara a fin de año. “Como gurí nuevo, tenía mentalidad de seguir aprendiendo para aplicar eso en la calle”, añadieron las fuentes.
Los testigos relataron a los investigadores que Ferreira recibió el disparo al intentar cubrir con su cuerpo el torso de su hermano para evitar que lo hirieran de bala.
Aún se sigue investigando el caso, pero la Policía estableció que los delincuentes eran menores y que todo se enmarcó en un intento de rapiña. Según la reconstrucción primaria, Ferreira le disparó al ladrón que se encontraba desarmado y, tras esa detonación, el otro asaltante lo baleó sin mediar palabra.