La tan esperada decisión sobre quién será el próximo jefe de la Iglesia Católica comenzó a tomarse este miércoles 7 de mayo. Tras el fallecimiento del papa Francisco el 21 de abril, es momento de que 135 cardenales electores se reúnan en la Capilla Sixtina del Vaticano para votar por quién, a su juicio, tiene las mejores condiciones para ser el próximo sumo pontífice.

Las reuniones comenzaron ayer y se realizarán cuatro votaciones por día hasta que uno de los candidatos logre reunir más de dos tercios de los votos.

Siguiendo una antigua tradición, luego de cada votación se queman las papeletas en una estufa que se coloca ex profeso antes del cónclave, fuego que hace salir una humareda por una chimenea de la Capilla Sixtina.

Ese humo puede tener dos colores. Si es blanco, significa que hay un nuevo papa, y, si es negro, indica que la elección no logró ese objetivo y el cónclave proseguirá.

Esta diferencia de colores no se obtiene mediante la simple quema de las hojas de votación, y en los últimos tiempos ha incorporado avances para asegurar las tonalidades correctas y evitar cualquier confusión.

Desde 2005, el Vaticano utiliza un sistema con cartuchos pirotécnicos, lo que garantiza una mayor visibilidad del color que sale de la chimenea.

Según consigna la agencia noticiosa Reuters, hasta ese momento el humo se producía mediante la simple quema de papel y paja, pero la Santa Sede notó que ese ancestral método producía una humareda tenue. Por ello, se decidió poner manos a la obra para mejorarlo.

Fue entonces cuando se añadieron algunos compuestos químicos para ayudar con la difusión de la información: se utilizan lactosa y naftaleno para ayudar a producir más color, reaccionando a la combustión de tal forma que es visible desde una distancia considerable.

En otras palabras, lo que ocurre es que el color blanco se elabora con lactosa, el azúcar presente en la leche, que al calentarse sufre una descomposición térmica, generando así unas partículas sólidas que reflejan la luz. El color negro, que indica que aún no se ha elegido al próximo papa, está elaborado con naftaleno, un hidrocarburo aromático sólido que, al arder, libera partículas oscuras que absorben la luz.

Así, el sistema actual del Vaticano utiliza dos estufas conectadas a la chimenea de la Capilla Sixtina. Uno de ellos, el más antiguo, se utiliza para quemar los votos de los cardenales electores, y el otro, más moderno, recibe el cartucho de tabaco con seis cápsulas, que están hechas con los componentes necesarios (naftaleno o lactosa) para conferir el color adecuado al humo.