Ante la cobertura realizada por un informativo de TV acerca de un reciente caso de abuso, el Consejo de Lucha Contra la Violencia Doméstica emitió un comunicado repudiando tal hecho, y llamando la atención sobre "las consecuencias nocivas de abundar en detalles escabrosos que exacerban el morbo público".

En entrevista con Montevideo Portal, una calificada profesional en el tema de la violencia contra menores, enfatiza la importancia de no revictimizar a quienes han padecido abusos, evitando la innecesaria reconstrucción de un momento traumático.


María Elena Mizrahi trabaja al frente del Sistema Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia contra la Violencia, (Sipiav), organismo que trabaja en la coordinación entre diferentes instituciones que actúan sobre la problemática de la violencia contra menores. La institución se creo en abril de 2007, y hasta el momento atendió más de 250 núcleos de violencia. Sipiav cuenta con la denominada Línea Azul” 0800 5050, que recibe unas cinco llamadas diarias.

 


A partir del infortunado caso de Pamela Silva en Maldonado, puede hablarse de una escalada del abuso sexual contra niños, al menos en lo que respecta a la presencia de dichos casos en los medios ¿Eso responde a un incremento de la violencia, o a una decisión por parte de la prensa a la hora de tratar el tema?

Quienes trabajamos en esto sabemos que es una realidad que existe desde siempre. El de Maldonado fue un caso de homicidio que reveló una situación de abuso y tuvo una fuerte presencia en los medios. Eso hizo que llegara incluso a varias adolescentes que eran víctimas de situaciones de abuso y que se decidieran a revelarlo. No se puede hablar de un aumento en los casos, pero sucede que ahora tenemos más canales y más organización para poder abarcarlo

¿Qué efecto tiene la cobertura de los medios sobre este problema?

Por supuesto que el manejo amarillista o morboso de la situación no ayuda, como tampoco lo hace la respuesta social violenta.
Hay también una contradicción interesante en la sociedad uruguaya, que muchas veces oculta y silencia problemáticas complejas. Lo que pasa a nivel familiar permanece oculto y sin intervención, y la violencia doméstica se mantiene en secreto. Sin embargo, cuando se desencadenan estos casos en los medios, salimos a pedir pena de muerte, o con carteles pidiendo a los otros presos que maten a los abusadores, lo cual es responder con muchísima más violencia, y eso es algo que apareció en todos los noticieros.

La gente tiene a menudo una actitud de no decir nada, de "los hijos son de ellos y que hagan lo que quieran", hasta que el caso se destapa en los medios. Entonces salen de golpe a la luz unos quantum de violencia que tenemos guardados, y gritamos "¡Hay que matarlos!".

Hay que tener en cuenta que eso le agrega una presión adicional al menor abusado, porque un niño que sufre abuso por parte de su padre, o un pariente, a pesar de esa situación, sabe y entiende que quien lo victimiza sigue siendo su familia. Entonces, si vos sabés que tu denuncia va a hacer que todo el mundo salga a pedir la cabeza de esa persona, no se te hace fácil denunciar. Ese es el tipo de difusión que resulta contraproducente para los intereses de toda la sociedad.

Me parece necesario que se dé la información acerca del procesamiento y reclusión del abusador, porque el mensaje que se da tiene que ser de justicia y no de impunidad. Pero hay que pensar que si una adolescente abusada cree que a raíz de su denuncia, a esta persona -que es un familiar- la van a matar y cortar en pedacitos, quién sabe si realiza la denuncia. O sea que además de la presión de ser abusada y violada, va cargar sobre sus hombros la presión de la muerte de alguien. Y estamos hablando de esas presiones en la cabeza de personas de once, doce o trece años.
Ante esa situación, creo que es muy importante definir qué es noticia, cuál es la noticia que se quiere dar.

Por supuesto que nadie dice que no haya que informar. El hecho de que los gurises vieran reflejada esa realidad en la pantalla, generó mucha movilización por parte de adolescentes, sobre todo en el ámbito de los centros de estudio, donde encontraron la ocasión para hablar de una situación que mantenían en secreto. Eso hizo que se rompiera un poco el silencio, eso de que "acá nunca pasa nada". En ese sentido es positiva la cobertura de prensa

¿Y qué sucede cuando es la víctima quien se ve expuesta?

Es absolutamente negativo. En estos casos de violencia física o emocional, nosotros tratamos de coordinarnos con todos los organismos de Estado pertinentes, y con las Ong's que trabajan en el área, para no revictimizar a los niños. Hasta hace poco, un niño relataba a un primer equipo de trabajo una situación de violencia y después tenía que repetir su historia en otras dependencias, en una comisaría, etc. Lo que hacemos ahora es tratar de impedir esa situación de revictimización. La idea es iniciar todo nuestro trabajo a partir de ese primer relato que hace el niño, y evitarle revivir innecesariamente un momento traumático.

El abuso y la violencia dejan secuelas muy difíciles de subsanar, curar esa heridas es un proceso muy largo en la vida de un niño. Si a eso le sumamos la exposición pública de su familia, las consecuencias son todavía más graves. Además, hay que tener en cuenta que las que se ven expuestas suelen ser familias en situación de mucha vulnerabilidad social, porque generalmente, las familias de niveles sociales más altos no viven una mayor exposición, ya que logran proteger mejor su privacidad. En cambio las familias cuya situación les dificulta lograr esa privacidad, suelen ser víctimas por partida doble.

¿Qué sucede cuando la TV filma la fachada de la casa, entrevista a los vecinos y allegados de la familia donde se produjo un abuso?

Eso es terrible. Los técnicos tenemos mucho cuidado en el manejo de las situaciones de abuso. Si en una comunidad hay un niño abusado, no tiene por qué enterarse todo el liceo o toda la escuela. Nosotros tenemos que proteger a ese niño, y salvaguardar su privacidad.

¿Qué herramientas legales hay para ello?

Es sabido que el rostro de los menores de edad, no sólo los infractores, no puede ser expuesto, y tienen que salir en pantalla con la cara cubierta. Claro que eso q no impide que los noticieros vayan a filmar la casa de la víctima

¿Tiene que ver este tema con el problema de inseguridad ciudadana, que también está a diario en el tapete?

Nosotros hicimos un informe de gestión, donde por primera vez pudimos cuantificar las características de las familias que estamos atendiendo, la violencia, y parámetros acerca de quiénes son los agresores. Lo que esos resultados muestran es que se trata generalmente de violencia intrafamiliar. No es un problema que arregle la policía, no se trata de un sátiro que anda por el barrio, sino de un padrastro, abuelo, primo...gente de la familia de la víctima. Eso no se resuelve con más policía en la calle, sino que es un tema mucho más complejo, y que tiene que ver con lo vincular.

¿Por dónde pasaría una solución para esta situación de violencia?

Yo creo que tiene que haber un empoderamiento diferente del lugar de lo niños, niñas y adolescentes en la sociedad. Al igual que la violencia de género, es un problema que tiene que ver con las asimetrías de poder y la falta de conciencia de que los niños, si bien son hijos de alguien, son parte importante de la sociedad y todos debemos protegerlos. No podemos mirar para el costado cuando alguien le pega a un chico, ni admitir esa violencia sólo porque se trata un padre que golpea a su hijo y tiene derecho. No es solamente su hijo.
Por eso decía que acá practicamos mucho el "no te metas", pero cuando la cosa se hace pública, nos metemos con una actitud de violencia, y queremos matar a todos.

Se trata de no caer en esos extremos. Los niños deben ser protegidos, porque además, dada la situación demográfica de nuestro país, la niñez y adolescencia no son franjas etáreas que tengan demasiado espacio en la sociedad. Los adolescentes, desgraciadamente, están siempre como bajo sospecha, y eso va más allá de su extracción social. En cualquier barrio, se juntan tres o cuatro adolescentes, y parece que eso molestara, y eso es una realidad. La línea Azul, cuya función es recoger denuncias de situaciones de violencia, muchas veces recibe llamadas que sólo porque hay tres o cuatro adolescentes juntos, que "algo deben estar haciendo".

A propósito de la línea azul ¿qué respuesta recibe quien se comunica por esa vía?

Si se trata de una situación de violencia, se recibe y se cotejan los elementos del caso, porque a veces puede tratarse de denuncias anónimas. Si el problema lo requiere se da parte a la seccional policial, pero un funcionario de la línea azul acompaña a los agentes a la casa denunciada.
Cuando se trata de un planteo realizado por un integrante de una familia donde se da una situación de violencia, se cita a esa familia, y a partir de ahí se comienza a trabajar con ese grupo. La línea azul hace una primera etapa de trabajo y diagnóstico, y si se constata una situación de violencia cuya gravedad no sea mayor, se deriva a equipos tratantes, que pueden ser del Inau o de organizaciones no gubernamentales con las que existen convenios. Por supuesto que si se trata de abuso sexual, o casos de violencia que revistan gravedad, se pasan inmediatamente a la justicia.

¿Existen en esta situación de violencia, diferencias notorias entre el medio urbano y el rural?

Por primera vez estamos creando un sistema de monitoreo y cuantificando los casos. Tenemos bien detectados y cuantificados los casos en el área metropolitana, es decir Montevideo, Canelones y San José. En el interior podemos cuantificar los casos, pero no tenemos cifras que nos puedan decir "pasa esto en tal lugar". Actualmente estamos trabajando para lograr eso con todas las jefaturas departamentales de Inau, formando redes de protección contra la violencia. El año pasado iniciamos esa labor con nueve departamentos, y ahora lo estamos haciendo con todo el país.

El psicólogo Antonio Pérez García habló con Montevideo Portal sobre la "sensación de inseguridad" a través de los medios de comunicación.