A casi un mes del accidente aéreo letal, los investigadores del siniestrado vuelo de Air India en Ahmedabad centran sus sospechas en una maniobra incorrecta con los interruptores de control de combustible, lo que podría señalar una falla humana en el origen de la tragedia.
El informe preliminar, que se espera para este viernes, podría aportar los primeros detalles oficiales sobre el desplome del Boeing 787 Dreamliner con destino a Londres, que se estrelló el pasado 12 de junio segundos después del despegue, dejando 241 muertos de los 242 a bordo y múltiples víctimas en tierra.
Fuentes citadas por Reuters confirmaron que la investigación ha avanzado tras el análisis de las cajas negras y una simulación de Boeing, y ahora se concentra en la manipulación de los interruptores de combustible del motor, un mecanismo que controla el suministro de energía a las turbinas.
Uno de los investigadores señaló que no se han identificado fallas mecánicas y que no se ha emitido ningún boletín de seguridad para modificar las operaciones de los 787. Sin embargo, la atención se ha volcado hacia el cockpit: según expertos, los interruptores no pueden moverse accidentalmente. “No se pueden golpear y que se activen. Si uno se apaga, el efecto es inmediato: el motor se detiene”, explicó el especialista en seguridad aérea estadounidense John Cox.
Aunque no está claro si la acción fue intencional, involuntaria o un error, los investigadores no descartan un movimiento indebido que haya provocado la pérdida de empuje de los motores. La publicación especializada The Air Current fue la primera en reportar el foco sobre los interruptores, una pieza crítica para el funcionamiento de las turbinas.
Mientras tanto, la falta de información oficial tras el accidente ha generado críticas. El gobierno indio tardó dos semanas en recuperar los datos de vuelo y solo realizó una conferencia de prensa sin permitir preguntas. No obstante, tras una reversa en su postura inicial, India permitió que un especialista de la ONU obtuviera estatus de observador en la investigación.
El impacto del siniestro también golpea al ambicioso plan del Grupo Tata, que en 2022 asumió el control de Air India con la intención de revitalizar la aerolínea y recuperar su prestigio internacional. Ahora, el accidente pone en jaque esa estrategia, mientras el país busca consolidarse como un hub global de aviación.
Este miércoles, una comisión parlamentaria india citará a funcionarios del gobierno y la industria para responder preguntas sobre la seguridad aérea y el futuro del sector, en un contexto marcado por el mayor desastre aeronáutico en años y las dudas sobre una posible responsabilidad del piloto.
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