El trabajador del Pit-Cnt, Diego Tato, que demandará a la central sindical luego de que esta dejara de tener la concesión del Hotel Punta Gorda, en Colonia, habló por primera vez públicamente tras conocerse que presentará la denuncia en la órbita civil.
“Yo en aquel entonces les dije que no me interesaba la política. Mi banderita tiene un solcito, rayas celestes y fondo blanco”, rememoró Tato en diálogo con el medio local ABC TV de Colonia. Dijo que sintió confianza porque entendía que, al estar bajo la órbita del Pit-Cnt, contaba con una suerte de respaldo.
Sobre el despido, Tato acusó a Gabriel Melgarejo de entregarle un “papel con el monto de lo que iban a pagar”, según relató su abogada Alba Berretta, también entrevistada en el programa.
“Le dijeron que, si le tenían que pagar despido, le correspondía el doble, y no podían hacerlo”, añadió la defensora. El monto ofrecido no superaba los $ 400.000, y no hubo acuerdo en la audiencia de conciliación celebrada hace algunos días.
Tato añadió que le repitieron: “Si fuera despido, sería el doble”. “Si yo me quedo sin trabajo, sería el doble”, sostuvo el trabajador, quien aseguró que le sugirieron consultar a abogados o acudir al Ministerio de Trabajo.
La abogada explicó que su cliente se encontraba bajo certificación médica por amenazas, ya que sus tareas como sereno se extendían a otras funciones dentro del hotel. “Hacés esto o te quedás sin trabajo”, recordó Berretta que le decían a Tato, quien tomó esas frases como amenazas y, por eso, decidió certificarse.
El punto de quiebre, relató, fue cuando lo obligaron a trabajar de noche y a realizar tareas de mantenimiento, algo que —según Tato— tuvo consecuencias a nivel familiar. “Es totalmente cierto que el cuerpo te pasa factura cuando no le das pelota”, afirmó.
Respecto a sus funciones, que luego pasaron al turno de la mañana, Tato contó que “implicaban todo”. “Desayuno, recepción; me compraron uniforme porque era quien recibía”, señaló.
Sobre la relación laboral —que, según la versión del Pit-Cnt, no existía—, tanto Tato como Berretta afirmaron que incluso “había remeras que decían ‘Seguridad Pit-Cnt’”.
“Cuando me preguntaban dónde trabajaba, siempre decía que en el Pit-Cnt. Cuando me dijeron eso, no lo podía creer”, añadió.
Un día, recordó, pidió a uno de sus superiores faltar cuatro horas. “Me dijeron que no, que justo faltaba gente y que habían sacado de no sé dónde. Y yo les decía que eran solo cuatro horas, que después las recuperaba”, relató.
Tras eso, volvió a su casa, abrazó a su pareja y lloró. “Lloraba y le decía que no aguantaba más”, recordó. “Cacé la moto y salí sin rumbo. No sé qué me pasó; fue un desmadre total”, contó.
Tato comenzó terapia y entró en certificación médica. Desde entonces, ningún jerarca sindical del Pit-Cnt se comunicó con él. “La discriminación que sufrió en su caso es evidente, muy evidente. Que te despidan estando con certificación médica en el Pit-Cnt es muy fuerte”, sostuvo Berretta.