El acto se celebró bajo draconianas medidas de seguridad en el Folies Bergère, una de las salas de espectáculo de más renombre de la ciudad, con presencia del exprimer ministro y exsocialista Manuel Valls, la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, el presidente de la Asamblea Nacional, François de Rugy, o la presidenta de la región Ile de France, la conservadora Valérie Pécresse.

Durante cuatro horas, se sucedieron las intervenciones de universitarios, periodistas, filósofos, escritores o intelectuales que justificaron el mantenimiento del lema "Je suis Charlie" que federó el movimiento masivo de solidaridad tras el ataque terrorista del 7 de enero de 2015 contra la redacción de la revista, en el que fueron asesinadas doce personas.

"Ser Charlie quiere decir defender sin reservas y sin límites la libertad de expresión" y no "ser un fan incondicional de 'Charlie Hebdo'", de sus caricaturas y de sus posiciones, explicó Amine el Khatmi, responsable de la Primavera Republicana, uno de los tres colectivos organizadores.

La periodista Caroline Fourest respondió a la polémica generada por este acto, celebrado la víspera de la conmemoración oficial, y descalificó las críticas por no haber invitado a intelectuales que -subrayó- "insultaban" a los miembros de la redacción de la revista satírica "cuando estaban vivos y que siguen insultándolos ahora que están muertos".

Además de alguna alusión directa al cofundador del sitio de información "Médiapart" y exdirector de "Le Monde", Edwy Plenel, los ataques dialécticos se dirigieron hacia los calificados de "islamo-izquierdistas". El homenaje terminó con la intervención de dos miembros de "Charlie Hebdo", el redactor jefe, Gérard Biard y la directora de recursos humanos, Marika Bret.

Biard recordó que el número de esta semana aborda la cuestión de las costosas medidas de protección que tiene que seguir adoptando la publicación y su plantilla para seguir existiendo por las amenazas de muerte que siguen recibiendo de forma continua, y se preguntó si es normal que eso ocurra "en tiempo de paz".

"¿Se puede hablar de una libertad de prensa plena y entera?", se preguntó retóricamente antes de reprochar la actitud de otros periodistas que no quieren defenderlos porque "prefieren disertar sobre el buen gusto y los límites del humor".

EFE