Los estadounidenses vuelven a las urnas el martes. Esta vez, para las Midterms, las elecciones de medio mandato en las que eligen la nueva conformación de su Congreso, además de los gobernadores de 36 estados y otros cargos de gobierno regional y local.

En esta ocasión, se renovará gran parte de las dos cámaras que integran el Poder Legislativo estadounidense. En el caso de la Cámara de Representantes —donde los diputados cumplen un mandato de dos años—, se eligen los 435 escaños, mientras que en el Senado se eligen 35 de las 100 bancas. En la cámara alta los legisladores ocupan su puesto durante seis años y la fecha de su elección varía.

Hasta ahora y desde las elecciones pasadas, los Demócratas ostentan la mayoría en la Cámara de Representantes, mientras que en el Senado cuentan con una mayoría mínima con la mitad de los senadores y el desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris.

Dado que en Estados Unidos no existe una autoridad electoral central y las Secretarías de Estado de cada uno de los 50 estados del país son responsables del recuento de votos, los resultados tardarán mucho en conocerse.

Foto:  EFE/EPA/DAVID MAXWELL

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Por este motivo, tras los cierres de los centros de votación solo se estimarán ganadores o perdedores en función de las predicciones de los grandes medios de comunicación y sus sondeos a pie de urna.

Según las encuestas que han sido publicadas durante las últimas semanas, la oposición republicana podría recuperar el poder en unos comicios marcados por la economía y con un Joe Biden asediado por la inflación desbocada, uno de los grandes temas de la campaña.

Con la mayoría de los estados con la tendencia de voto muy definida, son otros como Nevada, Georgia, Pensilvania o Wisconsin los que tienen el poder de decantar la balanza hacia uno u otro lado.

Con 331,5 millones de personas en edad de votar según el último censo oficial, el dato de participación será también importante ya que las elecciones de medio mandato suelen arrastrar a menos personas que las presidenciales.

En las presidenciales de 2020, según el centro de investigación Pew, acudieron a las urnas más de 158,4 millones de personas, una cifra equivalente al 62,8 % de ciudadanos en edad de votar. En las legislativas de 2018 ese porcentaje se situó en el 47,5 %.

Para revertir esta menor participación, estas elecciones están siendo vendidas como la gran prueba de fuego para Joe Biden y como el comienzo de una carrera hacia las presidenciales de 2024, en las que se espera que Donald Trump participe.

Foto: EFE/EPA/CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH

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En un acto de cierre de campaña celebrado la noche del lunes en Ohio, el expresidente informó que dentro de una semana llevará a cabo "un gran anuncio" desde su residencia de Mar-a-Lago en Florida, en una referencia velada a su candidatura para las elecciones presidenciales de 2024.

“Creo que vamos a tener una gran noche”, dijo el exmandatario republicano a la salida de su puesto de votación en Palm Beach, Florida, donde sufragó junto a su esposa Melania, según consigna la BBC. Consultado por la prensa sobre si lanzará su candidatura de cara a las próximas elecciones, dijo: “Pienso que el martes será un día emocionante para mucha gente”.

Uso recreativo de marihuana

Cinco estados —Arkansas, Maryland, Misuri, Dakota del Norte y Dakota del Sur— definen en si legalizan el uso recreativo de la marihuana, en simultáneo con las elecciones legislativas. Los ciudadanos decidirán si aprueban o no una serie de reformas a las constituciones estatales para permitir la posesión de pequeñas cantidades de cannabis, así como la venta por parte de negocios registrados. En los cinco estados se permite el uso con fines medicinales.

En Dakota del Norte, los votantes ya rechazaron en 2018 la legalización completa del cannabis y en su hermana del Sur ya se aprobó una medida similar en 2020, que fue anulada por la Justicia del estado.

La despenalización del consumo de marihuana es una de las grandes apuestas del Partido Demócrata a nivel nacional, pero, aunque a nivel local también hay representantes republicanos que la apoyan, la mayoría de los conservadores de la Cámara Baja se han opuesto a la medida, lo que ha impedido a los progresistas implementarla.

La falta de progreso en este ámbito llevó al presidente estadounidense, Joe Biden, a anunciar el pasado octubre una serie de órdenes ejecutivas para avanzar en la despenalización del consumo de cannabis.

Entre ellas, Biden otorgó el perdón a todos los condenados a nivel federal por posesión de marihuana y animó a las administraciones estatales a hacer lo propio a nivel estatal.

También ordenó a los Departamentos de Salud y de Justicia comenzar el proceso para revisar la clasificación del cannabis en la lista de sustancias controladas del país.

Actualmente, el cannabis ocupa el nivel 1 junto a drogas como la heroína o el LSD, el más restrictivo.

Pese a su clasificación a nivel nacional, el consumo recreativo de marihuana es legal en 19 estados y en la capital del país, Washington, mientras que su uso por motivos médicos es legal en 37 estados junto a la capital.