Montevideo Portal
El exsenador y expresidente de la República por el Partido Colorado, Julio María Sanguinetti, recordó este lunes en su cuenta de Twitter que hace 48 años comenzó el golpe militar.
Sanguinetti hizo énfasis a la "adhesión al golpe del Frente Amplio y de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT)". El diputado por el Partido Comunista, Gerardo Núñez, contestó y sostuvo que la CNT y el FA "nunca apoyaron el golpe" y que enfrentaron el golpe del 27/06.
"Le costó la cárcel, la tortura, la desaparición y la muerte de muchos de sus militantes. En cambio, gran parte del Partido Colorado fue parte de la dictadura", agregó el legislador de la coalición de izquierda.
La fecha del 9 de febrero es considerada clave para entender el Golpe de Estado del 27 de junio en nuestro país. Y con respecto a los tuits de Sanguinetti y Núñez, en cierto punto ambos tienen cierta veracidad en sus dichos.
En diálogo con Montevideo Portal, el periodista Alfonso Lessa, que escribió los libros El Pecado Original - La izquierda y el golpe militar de febrero de 1973, y Estado de Guerra - De la gestación del Golpe del 73 a la caída de Bordaberry, explicó qué dicen los reportajes y testimonios de la época sobre estos hechos.
A raíz de las investigaciones que ha hecho, Lessa sostuvo que "es cierto que hay un gran ensañamiento de la dictadura contra la dirigencia y militancia comunista, que sufrió mucho, en particular después del descubrimiento del aparato armado del Partido Comunista".
"La persecución contra los comunistas es un tema, pero eso no quita que el Partido Comunista apostó al Golpe de febrero, donde hubo un Golpe de Estado y hubo una apuesta muy fuerte que se expresó en los diarios de la época, como El Popular", agregó.
En esos diarios se registró "el respaldo explicito al levantamiento popular". En un extracto de uno de sus libros, Lessa recuerda que el general Pedro Aguerre, que en 1971 apoyó el proceso de creación del Frente Amplio, decía que "si lo de febrero no fue un Golpe que venga Dios y que me lo diga".
Entre otras cosas, Aguerre cree que "todos los políticos fallaron y en particular la conducción del Frente Amplio" que según su opinión "se dejó llevar por delante por el Partido Comunista".
Años después el general Líber Seregni sostuvo que no tenía dudas de que "el Golpe fue en febrero", sostienen uno de los citados libros.
Lessa recuerda que en otro de sus libros, La Revolución Imposible, "hay numerosos testimonios de gente del PCU, pero no solo, porque el levantamiento de febrero fue explícitamente respaldado por el Partido Socialista, el Partido Demócrata Cristiano y algún sector más".
El sector de Marcha, sobre todo Carlos Quijano, tuvo una "oposición muy férrea" al golpe de febrero, sostiene Lessa.
En sus libros da cuenta de que "dirigentes de la CNT y el Partido Comunista tuvieron muchas reuniones con militares antes del golpe de febrero, después de ese golpe e incluso después del golpe de marzo".
Los dirigentes del PCU en la época creían que "venía un Golpe de izquierda" al estilo "de (Juan) Velasco Alvarado en Perú". "Tan así fue que durante un tiempo el Partido Comunista financió a 9 de febrero, que era el semanario vinculado a Gregorio Álvarez", señala el periodista.
Testimonios
En muchos de los títulos y contenidos de 9 de febrero se ven coincidencias con el diario El Popular, según señalan dirigentes comunistas en las investigaciones que Lessa ha realizado.
Entre esos testimonios están los de Ruben Villaverde, exmiembro del Comité Central del Partido Comunista y de la CNT. Además de artículos de El Popular, 9 de febrero o Últimas Noticias.
Carlos Bouzas, histórico dirigente de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU) y de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), vinculado a las filas del Partido Comunista, decía en uno de los libros de Lessa: "Contactos con militares cualquier cantidad, había permanentemente esos contactos".
Bouzas cuenta de reuniones con Gregorio Álvarez, una de ellas en la ciudad de Minas. Además, AEBU en un comunicado en 1973 calificó como "positivo" los comunicados 4 y 7 del Ejército Nacional y la Fuerza Aérea.
El dirigente de AEBU dijo: "Si se junta el comunicado número 4 de las FF.AA con el plan de soluciones a la crisis del comercio del pueblo de la CNT puede ser que haya una coma de diferencia".
El sindicalista José D'Elía también reconoce de reuniones con militares en los trabajos mencionados.
Eduardo Platero, ex dirigente de la Asociación de Empleados y Obreros Municipales (Adeom) sostuvo en uno de estos libros que "hubo muchas reuniones de políticos y sindicatos y del sindicalismo del Partido Comunista con militares hubo montones".
El dirigente sindical de la CNT, Luis Iguini, que integró la dirección de la CNT del PCU sostuvo que "había demasiadas expectativas y reuniones continuadas con los mandos". Además habla de las expectativas de un Golpe "como el que se dio en Perú".
Por su parte, Wladimir Turiansky, primer vicepresidente de la CNT y exintegrante de la dirección del PCU, sostuvo en uno de los mencionados libros: "En el Partido Comunista dijimos, si existen corrientes nacionalistas en las Fuerzas Armadas alentémosla", en referencia al levantamiento de febrero.
Según cuenta Turiansky, Gregorio Álvarez le dijo a la CNT en una de las reuniones: "cuando nosotros terminemos con los corruptos y con los putos, entonces vamos a empezar a aplicar el programa de febrero".
Por su parte, el dirigente del Partido Demócrata Cristiano (PDC), Romeo Pérez, comentó que "el PDC y el FA pensaban en un gobierno con presencia militar y que no iba estrictamente por las vías constitucionales".
El histórico dirigente socialista y de la CNT, Ignacio Huguet, sostuvo en la jornada de la disolución de las cámaras (en junio) que "era un Golpe (el de febrero) y el movimiento sindical debió haber tenido otra actitud".
Los diarios y documentos de la época marcan la postura de aquel entonces de los dirigentes con respecto al golpe militar de febrero, que fue "una apuesta para los dirigentes del Partido Comunista" y "no corrió ese rumbo", comentó Lessa a raíz de las investigaciones que ha hecho.
Lessa señaló que "en febrero hubo un despliegue militar notoriamente mayor que el que ocurrió en junio" ya que "los militares hicieron una demostración de fuerza superior".
Juan José Zorrilla Camps, comandante en Jefe de la Armada uruguaya desde 1972 hasta febrero de 1973, cuenta en el citado libro que "no tuvo respaldo de nadie" y "se sintió solo". "Los dirigentes políticos estaban en busca de interés distintos y eso debilitó al conjunto de partidos, que estaba fraccionado en estrategias distintas", sostuvo Lessa.
"Eso facilitó el paso que dieron, ya que en febrero los militares pasan a tener un papel político fundamental", comentó el periodista.
En febrero se llevó a cabo el Acuerdo de Boiso Lanza que fue un conjunto de exigencias impuestas por las Fuerzas Armadas al entonces presidente Juan María Bordaberry el 12 de febrero de 1973. Bordaberry aceptó todas las exigencias de los mandos militares y pactó su continuidad en la Presidencia.
El "acuerdo" encomendaba a las Fuerzas Armadas "la misión de brindar seguridad al desarrollo nacional" y establecía las formas de participación de los militares en la actividad político-administrativa. Producto de este acuerdo, nació el Consejo de Seguridad Nacional.
El dirigente tupamaro y exlegislador por el FA, Víctor Semproni, denunció, según detalla la investigación de Lessa, que "en febrero hubo un pacto entre militares y Partido Comunista para que el PCU no saliera a responder a las calles".
"En febrero no hubo una resistencia, pero en junio sí la CNT salió a resistir el Golpe. No hay duda que a todos los partidos les cabe una cuota de responsabilidad", concluyó Lessa a raíz de los trabajos de investigación que ha realizado sobre el tema.
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