La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, esbozó este jueves los ejes fundamentales del programa electoral del peronismo con vistas a las elecciones presidenciales de este año, durante el transcurso de un acto multitudinario en el que evitó señalar a un candidato en concreto.

Acompañada por los principales referentes de su "núcleo duro", la también exmandataria (2007-2015) pronunció un discurso ante miles de personas congregadas en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, en conmemoración del vigésimo aniversario de la asunción presidencial de su esposo, el fallecido Néstor Kirchner (2003-2007).

Durante su intervención, Fernández, quien reiteró la semana pasada su negativa a postularse a los comicios del próximo octubre, resaltó la necesidad de dar un “salto cualitativo” en términos económicos, mediante la articulación de una alianza entre el sector público y el privado que permita “agregar valor e incorporar tecnología”.

“Cuando uno ve las principales economías que han surgido, lejos están de la doctrina que nos quieren imponer acá de que el mercado y lo privado todo lo resuelve (...). Esta es la discusión que están esperando millones de argentinos, y no las boludeces que se dicen todos los días en los medios de comunicación”, manifestó la exmandataria en medio de la algarabía de sus seguidores.

Pilares del programa

La vicepresidenta aprovechó el acto para sentar los pilares del programa electoral del peronismo, en base a cuatro ejes: redefinición del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), desarrollo de los recursos estratégicos del país, renovación del "pacto democrático" y modificación de la Corte Suprema de Justicia, a la que volvió a atacar con vehemencia.

“Los argentinos se merecen volver a tener una Corte Suprema que sea llamada como tal, sin ponerse colorado”, aseveró Fernández, envuelta en una dura pugna con el Poder Judicial, agravada desde que un tribunal federal la condenara, en diciembre pasado, a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por presunta corrupción.

En este contexto, la expresidenta pidió construir “profundidad” territorial y sectorial, en los sindicatos y en las fábricas, en aras de llevar adelante el programa de gobierno "que necesita la Argentina" para aplacar el principal problema, hoy por hoy, del país: la distribución del ingreso.

“Créanme: para distribuir el ingreso muchas veces hay que ponerle carita fea a los que tienen mucho. ¿Por qué creen que me odian, me persiguen y me proscriben? Porque nunca fui de ellos ni lo voy a ser, hagan lo que hagan, me quieran matar o meter presa. Nunca voy a ser de ellos, yo soy del pueblo y de ahí no me muevo”, exclamó, para subrayar que la elaboración de ese programa “no es tarea de una persona”, sino que “es tarea militante”.

Incógnita sobre el candidato

Las expectativas eran máximas antes del discurso de la vicepresidenta, principal referente de un peronismo que todavía no tiene candidatos potentes en liza, a falta de menos de un mes para el cierre de las listas electorales.

De hecho, la exmandataria apareció escoltada por algunas de las figuras más “presidenciables” del oficialismo, como el ministro del Interior, Eduardo 'Wado' de Pedro; el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof; o el propio ministro de Economía, Sergio Massa; pero concluyó la alocución sin encumbrar a ninguno de ellos.

Un discurso en que reconoció “diferencias” con el actual presidente, Alberto Fernández, una de las ausencias más sonadas del acto, dada su cercanía personal y política con Néstor Kirchner.

“Todos saben las diferencias que he tenido y que tengo y que no es necesario explicitarlas, porque lo he dicho (...). A pesar de los errores, equivocaciones o diferencias, este Gobierno es infinitamente mejor de lo que hubiera sido otro de Mauricio Macri, no tengo dudas”, aclaró la vicepresidenta, quien cerró su intervención reclamando “romperse lo que hay que romperse” para enarbolar un programa electoral.

EFE