La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, reapareció en público este jueves tras el atentado en su contra y aseguró estar viva “por Dios y por la Virgen”.

“Siento que estoy viva por Dios y por la Virgen, y me pareció que tenía que agradecer, rodeada de curas, hermanas religiosas y pobres”, afirmó la vicepresidenta durante un encuentro con el grupo Curas en Opción por los Pobres, sacerdotes que realizan actividades en asentamientos precarios.

Fernández relató que el papa Francisco la llamó el 2 de setiembre, un día después de que sufriera el atentado, y le dijo que “los actos de odio y de violencia son precedidos por palabras y verbos de odio”.

En cuanto al intento de magnicidio, dijo: “Lo más grave no fue lo que me pudo haber pasado a mí. Para mí lo más grave fue haber roto un acuerdo social que había desde el año 1983", cuando se consumó el golpe de Estado.

El encuentro se realizó en el Senado argentino. "Yo siento que la recuperación de la democracia no fue solamente que podamos volver a votar y elegir a las autoridades. Yo entiendo que recuperar la democracia fue recuperar la vida, y la racionalidad, de que podamos discutir en política, peronistas, alfonsinistas [...], lo que fue la democracia a partir del 83, erradicando esa violencia y la verdad que lo que pasó el otro día fue una ruptura de eso que tenemos que volver a reconstruir urgentemente”, aseguró.

Luego, repasó su encuentro con un dirigente de la oposición. “Esa pasión que tenemos porque la gente vuelva a comer y tener un trabajo, no lo vamos a lograr hablando únicamente con los que pensamos de una manera, la gracia está en juntarse con los que piensan distinto y tener un acuerdo mínimo”, expresó, y agregó: “Cuando yo me junté con Melconian, esta es la gracia, la gracia no está en juntarse con los que piensan igual, sino con los que piensan distinto y ver si en economía, al menos, podemos tener un acuerdo mínimo. Porque todos hablan de la inflación, el problema de la inflación es porque no tenemos moneda, algo de lo que yo vengo hablando de la economía bimonetaria. Hay que ponerse de acuerdo mínimamente en eso para volver a reconstruir”.

La vicepresidenta destacó que los militantes que rodeaban su casa impidieron que el agresor intentara nuevamente atacarla, y especialmente resaltó que lo retuvieron para entregarlo a la Policía, por lo que respetaron la ley y no hicieron justicia por mano propia.

Entre religiosos, admitió: "Me volví un poco mística, un poco de razones me asisten”.

“Recen mucho por mí porque lo necesito”, dijo al final de su discurso la vicepresidenta y expresidenta de Argentina por dos períodos (2007-2015), parafraseando al papa.

Fernández difundió su primer discurso tras el atentado con un video publicado en Twitter.

Quiero compartir con ustedes la reunión que tuvimos hoy con Curas villeros, Curas en Opción por los pobres y hermanas, religiosas y laicas. https://t.co/Voy4gvxqdE

— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) September 15, 2022

Los procesos

Tras dos semanas del intento de magnicidio, cuatro personas se encuentran detenidas y la Justicia continúa investigando si los sospechosos actuaron por iniciativa propia.

El autor material del hecho, el brasileño Fernando Sabag Montiel, de 35 años, quedó filmado por las cámaras de televisión de medios locales mientras se acercaba a pocos centímetros del rostro de Fernández para sacar su pistola y gatillar en dos oportunidades sin que el disparo saliera del cañón del arma. El hombre se había colado entre los simpatizantes que la esperaban cada noche a las puertas de su casa para expresarle solidaridad después de que la Fiscalía solicitara para ella una pena de 12 años de cárcel e inhabilitación política perpetua en un juicio por presunta corrupción.

La jueza federal María Eugenia Capuchetti mantiene bajo secreto de sumario la investigación sobre el atentado, pero, a pesar del hermetismo jurídico, ciertos aspectos de la investigación se escapan hacia los medios locales.

Los cuatro detenidos fueron bautizados como “la banda de los copitos”, porque algunos de sus integrantes fueron vistos en las inmediaciones del domicilio de la vicepresidenta vendiendo algodón de azúcar, días antes del atentado.

Con información de agencias internacionales