La Policía de Argentina comenzó un rastrillaje para recuperar el cuerpo de Martín Palacios, el remisero que trasladó a Pablo Laurta hasta Córdoba —donde mató a su expareja, Luna Giardina y su exsuegra, Mariel Zamudio— y fue asesinado y desmembrado.

Las autoridades argentinas presumen que Laurta fue el último pasajero de Palacios, por lo que se trata de su tercera víctima en territorio argentino. Según consignó A24, la Policía realiza el rastrillaje con imágenes aéreas y marca “distintos puntos” para recuperar el cuerpo, cuyo torso apareció el pasado lunes en las orillas del arroyo Yeruá, en Concordia.  

El ministro de Seguridad de Entre Ríos, Néstor Roncaglia, confirmó que el cuerpo encontrado —que carece de brazos y cabeza— es “un 99%” el del chofer de Uber. Mientras, las autoridades aguardan por la autopsia. El jerarca afirmó que “Laurta es una mente criminal metódica, que manejó todas las variables y no actuó con un impulso, sino que tuvo consciencia”.

Hace una semana exacta, pocos minutos antes de las 20:00 horas, Palacios se encontró en la terminal de Concordia con Laurta, a quien saludó con un beso, por lo que presumen que tenían un vínculo previo y reafirma la teoría de que el uruguayo tenía planificado el crimen con antelación.

El encuentro entre Palacios y Laurta quedó registrado por una cámara de seguridad de la terminal de ómnibus de Concordia. Dos días después, su auto, un Toyota Corolla blanco, apareció incendiado cerca de la ruta de las Altas Cumbres. 

En aquel momento, el conductor aceptó llevar al criminal en un viaje de unos 657 kilómetros. La tarifa pactada, según el testimonio de su hermana, rondaba el millón y medio de pesos argentinos, unos 44.500 pesos uruguayos. Fue la última vez que alguien supo de él.

En las últimas horas, según informa Crónica, los peritos confirmaron que los tatuajes del cuerpo hallado coinciden con los del infortunado conductor.

El cadáver refuerza la hipótesis de que fue asesinado para ocultar el plan criminal del feminicida. También se baraja la posibilidad de que el feroz crimen fuera perpetrado para no pagar el dinero pactado. Ambas hipótesis, lejos de contradecirse, podrían ser complementarias.

Ahora, los investigadores buscan los dos celulares de Palacios, que podrían aportar información clave para reconstruir las últimas horas del chofer desaparecido.