Contenido creado por Martín Otheguy
Policiales

Los une el espanto

Cayó Luana, la mujer detrás de la desaparición de Federico Olivera y otros dos homicidios

La desaparición de Federico Olivera y los asesinatos de dos taxistas están unidos por una historia tenebrosa, plagada de errores, cuyos últimos nudos acaban de desenredarse.

07.02.2019 12:19

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2019-02-07T12:19:00-03:00
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Cuando cayeron los responsables del crimen del taxista Juan Carlos Nacaratto, una compleja trama que alcanzaba a otros dos homicidios comenzó a revelarse.

El 22 de agosto de 2018, un taxi fue hallado en camino Siete Cerros y ruta 102, en la zona del estadio Campeón del Siglo. La Policía llegó al vehículo a través del GPS del taxi, ya que el trabajador debía relevar a la hora 00:00 y no se había presentado.

A varios metros del auto, detrás de unos arbustos, encontraron el cuerpo del taximetrista, un hombre de 36 años.

El fiscal Juan Gómez confirmó ese día a Montevideo Portal que faltó el celular de la víctima y que el dinero estaba "bien resguardado". Después se estableció que tenía la recaudación de tres días. Ese día los delincuentes intentaron incendiar el auto, pero no pudieron.

Tres meses después, más precisamente el 24 de diciembre, fue asesinado otro taxista, Juan Carlos Nacaratto. "La escena del crimen era prácticamente la misma", dijo uno de los investigadores a Montevideo Portal.

"Cuando el vehículo apareció quemado, inmediatamente me acordé del crimen anterior. Eran los mismos. No podían ser otros", dijo el investigador que se hizo cargo de las diligencias policiales.

"Al ver que dentro del vehículo no había nadie, rápidamente buscamos en las inmediaciones y encontramos el cuerpo", señaló.

En el homicidio anterior habían intentado quemar el auto sin éxito; esta vez lo consiguieron y se llevaron el celular de la víctima. Los investigadores estaban seguros de que trataba de los mismos delincuentes. "La escena del crimen de los taxistas era prácticamente la misma. Ambos cuerpos fueron sacados del vehículo varios metros. A los dos les faltaba el celular", indicaron las fuentes. Poco después, la principal hipótesis de la Policía se cumpliría, pero abriría el terreno para que se aclarara un tercer caso, anterior a los otros.

Tres es una confirmación

Luego de su investigación, la Policía identificó y detuvo a los presuntos responsables: dos hombres (primos entre sí) y una mujer, pareja de uno de ellos. Había además una cuarta persona, cómplice del hecho, aún prófuga.

Uno de los detenidos había sido imputado por la desaparición de Federico Olivera, un joven de 22 años que fue visto por última vez el 8 de abril de 2018. El sospechoso era su compañero de trabajo y los investigadores tenían indicios de que había tenido responsabilidad en su desaparición, pero la Justicia solo dictó arresto domiciliario con tobillera mientras proseguía la causa.

En su momento, el fiscal Juan Gómez había pedido prisión preventiva para este joven, pero la jueza Patricia Rodríguez se negó al entender que la prisión domiciliaria cumplía "con los fines de aseguramiento tanto del imputado al proceso como de protección de la tarea investigativa pendiente". El cuerpo de Olivera no había sido hallado, por lo que no se podía confirmar que se tratara de un asesinato.

Sin embargo, la cadena de errores no culmina allí: como el imputado tenía una conexión irregular a UTE, no se le pudo instalar la tobillera del Ministerio del Interior. Poco después, cuando la Oficina de Supervisión de Libertad Asistida fue a constatar que estuviera cumpliendo el arresto domiciliario, no lo encontró. El imputado se había escapado y permaneció prófugo hasta ser detenido por el asesinato de Nacaratto. En ese lapso, participó de los dos homicidios de los taxistas.

La semana pasada, la Policía puso manos sobre el tercer hombre buscado y tras "hacerle una cama", el delincuente reveló el lugar donde habían enterrado el cuerpo de Federico Olivera. Los investigadores le dijeron que su primo había reconocido el crimen, pero que no quería decir dónde estaba el cuerpo. Le indicaron que si colaboraba con ese dato, podría negociar su pena. Fue así que dio detalles del lugar exacto donde estaba el cuerpo, que fue hallado por los investigadores el 25 de enero en el barrio Las Palmas.

El crimen de Olivera fue planificado. La mujer que pertenecía al grupo de delincuentes contactó a Federico a través de las redes sociales y lo citó a un encuentro. Ese día, mientras conversaba con él, su pareja y su primo aparecieron por detrás y asfixiaron con una cadena al joven de 22 años.

La mujer de 19 años había quedado libre, mientras los investigadores recababan todas las pruebas. Finalmente, será formalizada mañana por este crimen y también por su vínculo con los de los taxistas, ya que se cree que participó de los otros dos crímenes. Era la única que quedaba sin detener de este grupo de delincuentes, que montó una trampa tanto para los trabajadores del volante como para Federico Olivera. Caril, Miguel y el "Negro Mai" son los demás responsables. 

Semanas atrás, el fiscal Juan Gómez dijo a Montevideo Portal que le causó mucha extrañeza que este caso, la desaparición de un joven trabajador en pleno Montevideo hubiera tenido tan poca repercusión en la opinión pública y tan poco seguimiento. "Siempre me pregunté por qué sería así, pero son esas cosas que a veces a uno se le hacen difíciles de entender", dijo el fiscal. La Justicia, en este caso, llegó tarde.

 



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