Era 3 de abril de 2019. Peñarol volvía a enfrentarse a Flamengo después de varios años. Miles de hinchas carboneros partieron de Uruguay para ver el encuentro, pero muchos no llegaron a hacerlo; uno de ellos es Franco Cattapan, oriundo de Toledo (Canelones).

En diálogo con Montevideo Portal, el joven, que actualmente tiene 24 años, contó su versión de los hechos que ocurrieron ese día en el famoso “punto de encuentro” entre los hinchas carboneros y los del mengão.

“Horas antes del partido, los dos ómnibus que partieron de Uruguay fueron hacia el punto de encuentro designado por la Policía (la playa de Leme, al sur de Río de Janeiro). Todos nos bajamos y en determinado momento llegó un micro con hinchas de Flamengo”, recordó Cattapan.

Los simpatizantes del mengão llegaban desde el estado de Espíritu Santo e hicieron una parada antes del partido en la playa de Leme. Cattapan relató que hubo un intercambio de insultos y eso llevó a la riña generalizada que terminó con la vida de un hombre brasileño.

“Estuvo complicado. En un momento se sumó gente que estaba en la playa y eran todos contra nosotros. La Policía llegó cuando todo se había calmado y nos llevó a todos presos”, narró el hincha de Peñarol.

Según informó en ese entonces la Secretaría de Policía Militarizada de Río de Janeiro, los agentes del Batallón Especial de Vigilancia en los Estadios fueron los que contuvieron los incidentes y decidieron detener a los uruguayos. Por su parte, Flamengo atribuyó los “lamentables incidentes” a los carboneros y les solicitó a sus aficionados que no cayeran “en las provocaciones en el estadio”.

“Nos arrestaron a todos y nos llevaron a una cárcel en el Maracaná. En ese lugar estuvimos todos por tres horas y nos perdimos el partido”, recordó Cattapan.

Una seña, una condena

Una vez que estuvieron allí los 150 hinchas de Peñarol que habían participado en la riña, a la Policía le faltaba reconocer quiénes habían iniciado los problemas.

Cattapan contó que un hombre llegó a la cárcel manifestando que había estado en la playa de Leme en el inicio del conflicto y sabía quiénes eran los responsables. “Los policías lo hicieron entrar y con el dedo señaló a tres de nosotros como los responsables; uno era yo”, indicó.

“Después de ahí a nosotros tres nos llevaron a otra cárcel y a los demás los liberaron bajo fianza. Estuvimos de comisaría en comisaría hasta que nos derivaron a una prisión fija donde el ambiente era feo”, contó el uruguayo.

La vida en prisión

Acerca de las jornadas en prisión, Cattapan dice: “No se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo”. De igual manera, destacó que siempre estuvo junto con los otros dos hinchas aurinegros apresados y nunca los separaron.

Los primeros días estuvieron aislados en una celda de máxima seguridad, “sin ver la luz del día”. “El ambiente era pesado; al llegar nos dijeron que nos iban a matar. La mitad de los presos eran hinchas del Flamengo”, contó Cattapan, y agregó: “Después estuvo todo tranquilo. La mayoría nos miraba y nos decían ‘son unos pibes, ¿qué hicieron para estar acá?'. Por suerte entendieron que no tuvimos nada que ver en la muerte del hombre”.

El joven también contó que se comunicaban con sus familiares con los celulares que les prestaban los otros presos. “Ellos miraban los videos del lío con nosotros y se dieron cuenta de que habíamos ido a la cárcel injustamente”, detalló.

En esos días se jugó el último partido de la fase de grupos de la Copa Libertadores y se tenían que enfrentar Peñarol y Flamengo en el estadio Campeón del Siglo. “Uno de ellos se nos acercó y nos dijo: 'Si gana Flamengo, tienen que desfilar desnudos para nosotros, y si gana Peñarol, yo desfilo desnudo'. Por suerte terminó en empate”, comentó entre risas Cattapan.

Los juicios y una declaración confusa

Mientras estuvieron en prisión, los tres hinchas aurinegros concurrieron a varias instancias judiciales. En una de ellas, una persona que dijo haber estado en el lugar de los hechos, afirmó que Cattapan fue quien había golpeado al hombre que terminó falleciendo siete meses después, el 19 de febrero de 2020, en un hospital de Brasil. 

“El hombre dijo que era hincha de Fluminense (clásico rival de Flamengo); que yo estaba con una camiseta de Peñarol y que le pegué a la persona fallecida con una botella. Todo eso es mentira. Yo estaba sin remera y al hombre no le pegaron con una botella”, sostuvo el joven aurinegro.

“Juro por mi vida que yo no lo maté; tengo la conciencia tranquila. En los videos, que son confusos, yo estoy a cinco metros de la persona que falleció”, afirmó.

Después de la declaración del testigo, Franco fue imputado por un delito de lesiones graves y tuvo que pagar una fianza para salir con libertad a prueba, mientras las instancias judiciales continúan. Para Cattapan, la muerte del hombre complicó su situación con la Justicia y es la razón por la que su caso no avanzó. 

En total, estuvo tres meses preso. Actualmente vive en la favela Babilonia junto a su novia y no puede salir de Río de Janeiro.

Tampoco tiene documentos, lo que le dificulta conseguir trabajo. “Tengo un papel firmado por el cónsul uruguayo en el que dice mi número de cédula y mi nombre. Es imposible conseguir laburo así; no me aceptan en ningún lado”, detalló.

Cattapan vive de changas y de algunas tareas que le encargan hinchas de Peñarol en Río de Janeiro o algunos amigos que fue haciendo en los últimos cuatro años.

“Ahora en el barrio me conocen. Es una de las favelas más tranquilas de Río. Desde que salí de prisión, vivo acá. El propietario de la casa tuvo que ir a firmar cuando abandoné la cárcel porque tenía que fijar un domicilio en la ciudad y tenía que comprobarlo”, explicó.

El deseo de volver a Uruguay

Franco agradece el acompañamiento de su madre, quien lo fue a ver a prisión cada vez que pudo. “La vieja me ayudó pila. Si no fuera por ella, no sé cómo hubiese encarado esto”, admite.

Cattapan contó que sus padres y hermana van a verlo cuando pueden. “Tengo a mi sobrina que no la veo desde 2019 y a mis amigos que no pueden venir porque es lejos. Extraño mucho. Si pudiera regresaría a Uruguay, pero no perdería contacto con Brasil”, sostuvo.

Por otro lado, negó haber recibido ayuda de dirigentes de Peñarol y contó que solo Ignacio Ruglio, actual presidente del club, le mandó algunos mensajes para preguntarle cómo estaba. “La gente de Peñarol sí me ayudó; los dirigentes, no”, afirmó Cattapan.