El presidente de Argentina, Javier Milei, llamó la atención de los ciudadanos de su país y de la prensa internacional por la presentación de su libro, La construcción del milagro, con un recital de rock ante sus militantes en el Movistar Arena de Buenos Aires, en la que no faltó la alusión política en medio de la crisis que atraviesa La Libertad Avanza y la compleja situación económica que enfrenta su país.
Durante el evento, en el que versionó a Charly García, Ratones Paranoicos y Gilda, el presidente de los argentinos relanzó la campaña electoral de La Libertad Avanza rumbo a las legislativas nacionales, con arengas para quienes fueron a apoyarlo.
Incluso, en un momento del show, instó al público a corear el cántico “Cristina es tobillera”, en alusión a la prisión domiciliaria que cumple la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por la causa Vialidad y tildó a sus opositores como “kukas tirapiedras” en una versión de “Dame fuego”, de Sandro.
¿Un presidente uruguayo podría realizar un show similar al de Milei? La Constitución de la República tiene una base legal que limita el accionar de los funcionarios públicos, incluidos los mandatarios, sobre actos partidarios y proselitismo electoral.
El artículo 77 del código uruguayo en el inciso 5 establece que el presidente de la República y los miembros de la Corte Electoral “no podrán formar parte de comisiones o clubes políticos ni actuar en los organismos directivos de los partidos ni intervenir en ninguna forma en la propaganda política de carácter electoral” durante campaña electoral, como lo hizo Milei a tres semanas del medio término en Argentina.
Por otro lado, el artículo 58 establece que “los funcionarios están al servicio de la Nación y no de una fracción política”, por lo que tanto en lugares como en horas de trabajo, los trabajadores del Estado tienen prohibida “toda actividad ajena a la función, reputándose ilícita la dirigida a fines de proselitismo de cualquier especie”.
La Constitución prohíbe que se constituyan agrupaciones con “fines proselitistas utilizándose las denominaciones de reparticiones públicas o invocándose el vínculo que la función determine entre sus integrantes.
En resumen, un presidente uruguayo tiene prohibido por ley usar su cargo para hacer campaña electoral, por lo que el eufórico acto de Milei no sería posible para ningún político que ocupe un cargo en el gobierno de Uruguay debido a sus comentarios políticos. De todos modos, los mandatarios sí podrían escribir libros o presentarse en eventos culturales.