El uruguayo Luis Suárez y el argentino Lionel Messi fueron desafiados una vez más por la televisión japonesa a pasarse la pelota a 20, 30, 40, 50 y 56 metros de distancia.

"Tiene que ser al pecho el pase", le dijo Suárez a Messi y así empezaron a cumplir el desafío, subiendo lentamente de a diez metros hasta llegar a los 60, que fue su límite.

Los dos jugadores mostraron toda su maestría en el control del balón y precisión y nuevamente volvieron a asombrar al mundo, tal y como lo hicieron semanas atrás con un drone.

Una vez terminado el desafío Messi señaló: "fue difícil" y el Pistolero bromeó: "él podría haber hecho algo más", finalizando los dos jugadores culé con una sonrisa en su rostro.