Por Gonzalo de León
@GonzaaDeLeon19
“Esto no es póker”, dijo Diego Aguirre tras el clásico que Peñarol le ganó 3-0 a Nacional en el Torneo Clausura, en respuesta a los dichos de Flavio Perchman sobre que veía ganando 2-1 al Tricolor ese día.
La frase se viralizó hasta el punto de que se crearon remeras con ese motivo. Pero el juego continuó cuando, tras darse la consagración de Nacional, el vicepresidente declaró “en la quinta siempre es buena la mía”.
Y así fue como inició la charla de Perchman con FútbolUy. ¿Terminó siendo buena tu quinta carta [la última carta del póker]? “Imagínate. No había mejor carta que esa quinta”, respondió el directivo albo.
¿Estabas confiado con el final que se terminó dando? “Sí, totalmente. Siempre dije que íbamos a ser campeones uruguayos, siempre confié”.
“Tuvimos momentos muy complicados, momentos jodidos, pero siempre dije lo mismo: ‘esto no termina hasta que termina’. Se lo dije a muchos de los jugadores que no tenían chances, a [Ricardo] Vairo, a un montón de gente”, destacó.
Perchman aseguró que él es “de esperar los procesos para sacar conclusiones”. “Después hay un montón de gente que se está todo el tiempo retractando: ‘yo pensé, yo decía’, pero esto no es así”, añadió.
Ante la consulta de si en algún momento del año sintió que no se les iba a dar el cumplir el objetivo de ser campeones, fue claro: “No, eso no lo sentí nunca. Lo que pasa es que la presión de los malos momentos y la ansiedad que tenía la hinchada, demasiada para mi gusto, no nos permitía terminar de enfocarnos”.
“Cuando digo enfocarnos, no solo a mí, porque yo estoy enfocado, pero los jugadores, cuerpo técnico”, agregó, y apuntó: “Yo creo que eso lo logramos ahora cuando vino Jadson [Viera], más alguna decisión interna de Vairo que logró que el club se uniera para ir por el mismo objetivo”.
El gol de Christian Ebere en la segunda final “es la síntesis de lo que yo pienso del fútbol: una pelota que pega en el palo y sale, la de [Leandro] Umpiérrez, y otra que pega en el palo y entra”.
“Ahí cambian todos los roles de la película. Los héroes son villanos, los villanos son héroes, los malos son buenos, los buenos son malos”, dijo, y afirmó que sintió “una alegría inmensa” y “alivio también” porque “sabía que una derrota era una carga jodida porque una cosa que esté preparado y otra que no acepto y que iba a ser algo muy difícil de sobrellevar”.
Sobre la presión de la hinchada, indicó: “Lo primero es que la mochila no era nuestra. Nosotros entramos este año. Nacional es uno y tiene que acarrear con eso, sí, y siempre supimos de que este era un año porque Nacional, en el siglo, nunca había perdido más de dos años; lo máximo que estuvo sin ser campeón fueron dos”.
“Ya tengo un temple muy grande para afrontar estas situaciones. Y si no, no me hubiera presentado porque para estar en Nacional tenés que saber lidiar con las cosas complicadas. Gestionar las cosas buenas, las gestiona todo el mundo. Acá lo que hay que gestionar es la frustración, el mal momento, las derrotas”, mencionó.
“Yo te puedo asegurar que de toda la gente que yo conozco en Nacional, al que menos le pegó el clásico el 0-3 es a mí. Lo tomé como una mala tarde, un mal resultado. No me hundió en absoluto”, ahondó.
¿Cómo catalogás este primer año? “Es exitoso. Nosotros teníamos dos objetivos, pero un único gran objetivo que era ser campeón uruguayo. Ese era el gran objetivo del año”.
“Y después hay coletazos: hacer una buena copa, no fue buena, y ganar la Supercopa que era un clásico. Se ganó la Supercopa con Martín Lasarte como técnico, se ganó el otro clásico de verano. Llegamos a tener 10 clásicos de invictos”, siguió.
“Y de última, en el año se jugaron siete clásicos y perdimos solo uno. Mantuvimos la hegemonía clásica y después un montón de cosas: bicampeones uruguayos femeninos, ganamos la tabla anual de juveniles con un margen histórico que hacía cinco años que no se ganaba, fuimos campeones de la Liga Uruguaya de Básquetbol, campeones de la Liga Sudamericana de Básquetbol. No sé qué más hay”, profundizó.
Un rol conocido
Perchman ya había trabajado en clubes de fútbol. Primero manejó la parte deportiva de Racing, hace ya unos 20 años, y luego gestionó la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) de Rentistas, que con él al mando ganó el Torneo Apertura de Primera División en 2020.
Pero, además, tuvo la experiencia de comandar a otro equipo muy grande y popular: Aguada. Llegó a ser presidente del Aguatero y con él como dirigente el club conquistó cuatro Ligas Uruguayas de Básquetbol, la primera tras una sequía de 36 años.
Su rol en esas tres instituciones era “muy parecido” al que ocupa actualmente en Nacional, aunque “quizás en Aguada tenga un poco más de autonomía para definir ciertas cosas”.
“Las repercusiones y las exigencias son distintas, pero los roles son parecidos”, aclaró.
¿La decisión más difícil que te tocó tomar este año? “No sé, no me doy cuenta la verdad. No me doy cuenta, como uno toma decisiones todo el tiempo y cuál es la más difícil. Me cuesta un poco darme cuenta ahora”.
“Lo peor que me pasó en el año fue perder la mitad de Martín Lasarte. El resto, más o menos, las pude pilotear todas, con aciertos o errores”, comentó, y se profundizó en el tema del exDT: ¿Es recuperable esa mitad de Martín Lasarte? “De mi lado, sí. De él, por ahora, no”.
Sobre los dos cambios de entrenadores que hizo el club en 2025, explicó: “El primer cambio [Pablo Peirano por Martín Lasarte] fue como inevitable. Nosotros jugamos nueve partidos, 27 puntos y llevábamos 13. O sea, habíamos perdido más del 50% de los puntos. Ya habíamos jugado el Clásico en el Parque”.
“Al perder con Juventud en casa, Martín se juega ese día por [Diego] Polenta, pasa lo que pasa. Ya está, no había cómo continuar con ese proceso”, continuó.
“Y con respecto a la salida a Peirano, post clásico, que todo el mundo lo hubiera cambiado, inclusive la gran mayoría de los dirigentes, quisimos con Ricardo sostenerlo, y lo tuvimos 11 fechas más”, pero “del Viera [0-0 con Wanderers] salí absolutamente convencido de que el ciclo se acabó ese día”.
¿Por qué Jadson Vera? “Porque lo conozco hace 20 años, porque es lo más parecido que conozco a Hugo de León, porque es el tipo con mayor personalidad de todos los que conocí en el fútbol, porque es ganador, porque tiene cinco uruguayos, porque Danubio tiene cuatro en su historia y tres son con él - dos de ellos como capitán -, porque tiene muy claras un montón de cosas que coinciden con las mías, porque tiene a Guille Souto [preparador físico] que es un crack y que cuatro de los tres títulos que tengo con Aguada fueron con él, porque había hecho dos campañas maravillosas en Boston River cuando cada seis meses le sacaban a los mejores jugadores”.
“Pudimos hacer la fácil y traer a [Pablo] Repetto, que era mi otro plan, pero también lo había llamado en alguna opción y él no había podido venir, o no había querido venir, y yo no me quería ir de Nacional sin traer a Jadson, y bueno, dije ‘voy a hacer lo que pienso que tengo que hacer porque para eso nos votaron y nos dieron la confianza’, más allá que por un momento te la sacan”, agregó.
Viera estuvo muy cerca de firmar con Nacional en enero, pero finalmente se quedó Lasarte. Perchman dijo arrepentirse un poco de eso, “pero las cosas se dan porque se dan y por algo son”.
“De repente venía a principio de año, perdía el Supercopa, el otro clásico y en un arranque malo lo terminamos quemando. Para mí no iba a pasar eso, pero como decía [Alcides] Ghiggia: ‘dejala así que está bien’”, destacó.
Foto: Agustín Frugoni - FútbolUy
Este año, Nacional cambió su modalidad en los mercados de pases y optó por comprar fichas de jugadores para luego venderlos y sacar un mayor rédito económico: Lucas Villalba, Julián Millán, Maximiliano Gómez, Luciano Boggio, Juan Pablo Patiño y Emiliano Ancheta.
“Trabajé 25 años y a veces se decía que era como una contradicción, en el sentido de que yo como agente no podía estar en el club, para mí era al revés. Yo le saco mucha ventaja a muchos dirigentes por haber estado 25 años del otro lado del mostrador y a la vez haber sido dirigente un montón de años en clubes como Realistas, Racing y Aguada”, comenzó diciendo Flavio.
“Los asesoramientos, escuchando gente, viendo videos, haciéndole caso a algún scouting que tengo, cosas que íbamos y veníamos con [Sebastián] Eguren y las hablábamos. En la compra de fichas no erramos en ninguna, todas han sido con saldo positivo. Si se vendieran todas, todas dan saldo de bueno a muy bueno”, indicó.
Y añadió: “Consideramos que Nacional tenía que empezar a invertir para poder sacar” porque “era un año duro, difícil, no teníamos mucho dinero, pero la única manera de salir es invirtiendo”.
Trabajar con otros contratistas, rol que él supo cumplir, fue “fácil”. “Los conozco a casi todos, sé cómo operan casi todos, sé lo que piensan, sé cómo actúan. Es de las cosas más fáciles que me pasan”, expresó.
Exposición total
A lo largo del año fue muy criticado por hablar en constantemente en los medios de comunicación, pero en octubre, en plena definición del Clausura, la directiva alba decidió que fuera el presidente Vairo el único vocero, ante la molestia del plantel por dichos no solo de Perchman, sino de otros dirigentes también.
“En algún momento se desgastó un poco la cantidad de... ustedes son una cantidad de medios tan grande que eso hace que uno se reitere, y hablando mucho cada tanto cometés más equivocaciones. Igual es como ahora: si yo hablo ahora y ganamos, no pasa nada, la gente está loca de la vida”, señaló el vicepresidente.
“Y si empiezan a decirte cosas cuando perdés. Yo creo que los peores resultados en la cancha de Nacional estuvieron cuando hicimos silencio. O sea que no tiene absolutamente nada que ver”, aseveró.
¿Llegó un punto que vos mismo dijiste, me reservo un poco…? “Sí, pero impulsado por Vairo y una charla que tuvimos con él. Ya estaban saliendo muchos compañeros también y yo a un nivel medio exponencial, y dijimos vamos a bajar la pelota, darle un poco de tranquilidad al club y que no salga nadie, a unirnos para adentro y eso fue lo que hicimos. Eso lo hice hasta la semana previa a las finales, que yo consideré que tenía que salir ahora”.
Sobre Ricardo Vairo, afirmó que se complementan “bárbaro”: “Somos distintos, pero tenemos lo más importante: comulgamos, practicamos y vivimos los mismos valores de vida”.
¿Y con Sebastián Eguren [mánager deportivo] lo mismo? “Sí, muy bien, gran relacionamiento”. “Es riguroso, pone muchas horas, es metódico, tiene muy buena presencia, tiene personalidad. Es todo lo que está bien como director deportivo”, destacó.
“Nos complementamos. Estando en este rol es difícil que diga que tengo la mente en blanco y me olvido de todo. Uno cuando está en esto, está 24/7 pensando en el club y qué cosas hacer, en las posibilidades”, apuntó.
Este año “nos quedó pendiente la Copa Libertadores, pero con el atenuante de un grupo que era el de la muerte”. “Competimos bien. Nos faltó un gol para ir a Sudamericana y un punto o dos que pudieron haberse dado”, aclaró igualmente.
“Acá con el Inter podríamos haber empatado perfectamente. Ese día los tiros en los palos pegaron y salieron”, recordó.
Para 2026, “el principal objetivo es ser bicampeones uruguayos”, pero “el otro gran objetivo es hacer una buena Copa y tratar de llegar a cuartos; después de que estemos ahí nos vamos a ilusionar con más”.
Con respecto a tomarse un descanso en medio de la presión que te exige Nacional, comentó: “En setiembre estuve 15 días en Europa con mi hija. Fuimos a España, Francia y un par de lugares que yo quería conocer de Italia. Conozco mucho, pero nuestros estaban pendientes”.
“Tuve una semana en Gramado con todos mis hermanos y todos mis sobrinos”, y también “algunos viajes a Buenos Aires porque mi hija está allá”, explayó.
“En Europa me despejé bastante, más allá de que hubo algún partido muy importante, como el que me agarró el Nacional-Liverpool del Parque. Me despejé bastante, sí, sí”, mencionó.
Foto: Agustín Frugoni - FútbolUy
¿Y ahora que empieza el mercado de pases, te lo permitís o ya está? “Tengo estas dos semanas que son dedicadas a la prensa porque quiero sacarme todos estos temas de arriba. Y ahora hay que trabajar con el mercado de pases, ya voy a tener tiempo ahora a principio de enero”.
Buscará cerrar “seis o siete incorporaciones” y, “una vez que las tengamos, voy a estar tranquilo para tomarme”. “Cuando esté en La Paloma, que siempre voy en enero, me va a permitir... no es lo mismo estar con el teléfono mirando en el mar y con el sol”, comentó.
Sobre los fichajes que mencionó, explicó: “Mi número me da en ese entorno. Después depende, a veces, si se vende un jugador que no está [en los planes]”. ¿Tenés algo encaminado? “Sí, claro. Hace tiempo hay muchas cosas encaminadas”.
Esta nota fue grabada minutos antes de que se filtrara que el “tapado” de Nacional para este periodo de pases era Maximiliano Silvera, futbolista de Peñarol. Y sobre eso se le preguntó en el final.
¿Traerías a un jugador de Peñarol? “Si considero que nos sirve, que es valioso y que sí, sí, claro. No tengo ningún problema. Respeto mucho a Peñarol y quiero ganarle siempre en todo, pero no tengo esa cosa [de no quitarle un jugador]”.
Igualmente, lo haría “por el lado deportivo, no hay otra connotación”, finalizó.
Por Gonzalo de León
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