Columna publicada en The National:
"Era el tercer partido consecutivo en el que marcaba y estaba jugando bien para el Manchester United contra Portsmouth cuando vi que en la banda levantaban mi número. Estaba lleno de adrenalina y me enfadé cuando vi mi número. Consideraba que merecía permanecer en el campo y tener más tiempo para marcar más goles. Ya había pasado suficiente tiempo en el banquillo al principio de mi carrera en el United, ¿por qué no me daban más tiempo en el terreno de juego?
Salí del campo y, en lugar de ocupar mi puesto en el banquillo como se supone que tienes que hacer, me fui directamente al vestuario de Old Trafford donde empecé a dar patadas a todo lo que había por allí. No es algo habitual en mí y me arrepiento de ello; no me sentí orgulloso de mis actos pero nunca me ha gustado ser sustituido.
Cuando estás jugando bien y estás marcando quieres jugar 90 minutos. Cuando no estás marcando, también quieres jugar 90 minutos para marcar un gol. Los delanteros siempre piensan que pueden marcar otro gol.
Desde entonces me he reído de este incidente con Sir Alex Ferguson y me he dado cuenta de que los entrenadores ven las cosas de forma muy distinta a los jugadores. Un jugador solo tiene que pensar en sí mismo, el entrenador tiene 25 jugadores en los que pensar. Si algún día llego a ser entrenador, tendré que sacar a unos jugadores para dar minutos a otros, para mantenerlos competitivos en los partidos y premiarles por sus esfuerzos. Intentaré explicar mis razones pero en caliente no esperaré que los jugadores estén de acuerdo. El fútbol es un deporte de equipo y ningún equipo gana trofeos en una temporada con solo once jugadores.
Karim Benzema se enfadó cuando, después de marcar, fue sustituido en el derbi madrileño de la semana pasada. Ha sido sustituido en cinco de los seis partidos que ha jugado esta temporada y su entrenador, Rafa Benítez, dijo que no le culpaba por estar enfadado. Yo tampoco. Eso demostró que quería jugar y no quería salir del campo pero existe una línea muy fina.
Hay que respetar siempre al jugador que entra para sustituirte. No es decisión suya, incluso si está en competencia contigo. Yo trataba siempre de aconsejar a los jugadores que entraban por mí, les decía que el hombre que les iba a marcar utilizaba los codos o que trataría de provocarlos y que no reaccionaran. O quizás que tenía una debilidad que valía la pena aprovechar. Y al día siguiente siempre me preocupaba por hablar con el suplente y el entrenador sobre la decisión simplemente para no dejar problemas sin resolver.
Pero los delanteros quieren permanecer en el terreno de juego por muchas razones. Quizá un jugador en otra posición que no lo esté haciendo muy bien quiera salir simplemente porque sabe que no tiene el día, no está al cien por cien o bien se ha lesionado. Esto pasa en el fútbol. Es diferente para los delanteros. Incluso jugando mal, no se tarda nada en marcar un gol y ese gol lo puede cambiar todo. E incluso si estás jugando bien, siempre quieres marcar más.
Estaba cerca de ser el pichichi en España con el Villareal cuando Manuel Pellegrini me sacó del campo en un partido en Málaga. Intentaba marcar cada vez que tocaba el balón. Íbamos ganando 2 a 0 y yo no había marcado ningún tanto. Estaba realmente descontento y le pregunté por qué me cambiaba. Me contestó que no iba a marcar jugando de esa forma. Tenía razón. Estaba demasiado ansioso por marcar y esto estaba cambiando mi manera de jugar. Mi enfoque no era correcto.
Hay otras razones por las que un jugador puede ser sustituido. Mi antiguo compañero en la delantera, Sergio Agüero, podría haber estado muy descontento por haber sido sustituido después de marcar cinco tantos contra el Newcastle United el pasado fin de semana. Se podría haber convertido en el primer jugador de la Premier League en marcar seis goles en un partido pero tenía una pequeña lesión. Cambiarle fue la decisión correcta. De nuevo Pellegrini.
Asimismo, un buen suplente puede cambiar el partido como solía hacer a menudo mi antiguo compañero del United, Ole Gunnar Solskjaer. Nos sentábamos juntos en el banquillo y él estudiaba a los rivales a los que sabía que probablemente se iba a enfrentar más tarde en el partido. Le funcionaba bien. Como todo el mundo sabe, salió del banquillo y marcó el gol de la victoria en el último minuto de la final de la UEFA Champions League aunque me supo mal por él más tarde en su carrera cuando pensé que debería ser titular en los partidos y no era convocado o bien estaba lesionado.
Aunque al principio de mi carrera con el United no me molestaba ser suplente, a medida que pasaba el tiempo quería formar parte del once inicial. Es por eso que dejé el club y me fui al Villarreal, donde jugué cada semana y marqué en casi todos los partidos. Entrar en el ritmo de jugar todo el tiempo es lo mejor y es difícil hacerlo como suplente.
Si un delantero dice que no le importa cuando ve aparecer su número para dejar paso a otro jugador, es que miente. Esos minutos sobre el terreno de juego son minutos en los que podría haber marcado goles. Y esto es para lo que se les paga a todos los delanteros".