Paraguay clasificó a la Copa del Mundo después de 16 años de ausencia, luego de empatar sin goles con Ecuador en Asunción. Si bien la derrota venezolana en Argentina le alcanzaba para sellar su pasaporte, el equipo de Gustavo Alfaro hizo los deberes y le regaló una enorme alegría a su público, que celebró a lo grande antes, durante y después del encuentro.

El clima festivo que se vivió desde temprano en las tribunas del Defensores del Chaco poco tuvo que ver con el partido, friccionado desde el comienzo y con los dos equipos disputándolo con una intensidad de choque de eliminación directa. No hubo concesiones defensivas y casi no pisaron las áreas en la primera mitad.

El local, que propuso algo más, avisó a los 20’ con una incursión de Ramón Sosa por derecha, encarando a Pervis Estupiñán y conectando un derechazo que Hernán Galíndez tapó abajo. La visita respondió con una buena llegada que Nilson Angulo definió demasiado suave a las manos de Roberto Fernández a los 30’.

En el segundo tiempo también pasó muy poco cerca de los arcos. Los guaraníes intentaron con más ambición para darle un regalo a su gente, pero nadie se impacientó en el Defensores del Chaco. La espera de 16 años sin disputar una Copa del Mundo podía tolerar un rato más sin goles frente a un rival que hace rato demostró que ya no solo es fuerte en Quito.

Con un show de fuegos artificiales imponente ni bien sonó el pitazo final, los paraguayos festejaron la clasificación a la Copa del Mundo de la mano de Alfaro, que le cambió la cara a un equipo que arrancó muy mal la Eliminatoria y la cerró a un gran nivel.

“Mañana feriado nacional. Presidente Santiago Peña”, se leyó segundos más tarde en la pantalla gigante del estadio, dando rienda suelta a una fiesta que se extenderá hasta altas horas de la madrugada.