Este jueves, se oficializó la salida de Felipe Avenatti de Peñarol. El delantero, de 32 años, rescindió su contrato en la jornada de ayer y esta mañana ya estampó la firma para convertirse en nuevo jugador de Boston River, con el que ya entrenó.

Avenatti describió su pasaje por el Carbonero como “un poco complicado” porque “entran los sentimientos hacia Peñarol”. “En mi humilde pensamiento, creo que no tuve las oportunidades que hubiese querido para, por lo menos, demostrar lo que podía demostrar”, comentó.

“Me voy con un sabor agridulce porque el año pasado llegué en julio y sabían en qué situación llegaba: el plantel ya estaba armado y lo estaban haciendo de muy buena forma. Creo que cumplí porque, en los momentos que me tocó entrar, lo hice de buena manera”, añadió en diálogo con Grandes de verdad de radio Carve Deportiva.

“Cuando arrancó el año, y después de haberlo hecho bastante bien contra Colo Colo, pensé que me podía haber ganado un espacio”, señaló, y aseguró que siente “impotencia” porque pudo “haber aportado más”.

“En el partido contra Danubio tuve mala suerte. Era una gran oportunidad para demostrar a lo que fui, pero creo que por un tema psicológico que me jugó en contra —porque sabía que era un partido importante y me jugaba gran parte de mi estadía— me terminé lesionando a los cinco minutos, y por seguir forzando me seguí lesionando”, recordó.

Y siguió: “Me faltó continuidad. Capaz que, si hubiese tenido cuatro o cinco partidos consecutivos y no hubiese funcionado, era el primero con la autocrítica. Entré en unos cuantos partidos, pero siempre con el partido cerrado. Cuando entré, no influí demasiado, pero venía falto de ritmo”.

“Nunca me sentí pleno, porque en la obtención del Campeonato pasado no es que me sentí protagonista o partícipe”, reveló.

Con respecto a su forma de jugar, indicó que “las características de uno quizá no eran las mejores para cerrar un partido”, pero para “llevar a cabo” su juego “necesitás tiempo en cancha”.

Igualmente, siente un “respeto profundo” por Diego Aguirre: “Nos entendimos el uno al otro. Respeté las decisiones que tomaba; no es fácil cuando tenés un grupo grande y varias opciones. Fue una despedida cordial. Entendimos la situación del otro”.

“Le dije que me hubiese gustado tener en mi carrera un técnico que sostuviera tanto a un delantero. Y lo digo porque Maxi [Silvera] es uno de los mejores delanteros del fútbol uruguayo. Con Matías [Arezo] se van a complementar bien”, apuntó.

La rescisión de contrato “fue una de las firmas más difíciles que tuve que poner, pero creo que era lo mejor”. “Viví muchos momentos lindos, sobre todo con el grupo”, concluyó.

Se despide tras haber jugado 16 partidos en un año, en los que marcó solamente un gol. En 2025, disputó 130 minutos, repartidos en ocho encuentros.