Por Eduardo Gudynas@EGudynas

El paso de los días permite dejar atrás los festejos y luces con las cuales el gobierno y la empresa UPM anunciaron la construcción de una nueva planta de celulosa en el Río Negro. Es posible ahora una mirada más pausada, rigurosa y reflexiva sobre las recientes decisiones gubernamentales.

Un elemento clave en todo esto fue la llamada Autorización Ambiental Previa, otorgada el 14 de mayo, por la ministra de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Eneida de León. Esta a su vez se basa en un informe técnico realizado dentro de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) por la División de Emprendimientos de Alta Complejidad, que al contrario de los dichos ministeriales de transparencia, solo se conoció más recientemente.

Un examen de esos documentos arroja un resultado impactante: se otorgó el permiso pero la lista de cuestiones y precisiones faltantes es abrumadora. Las asuntos pendientes no son nada menores, e incluyen por lo menos lo siguiente: una evaluación detallada de la planta química de UPM, los procedimientos concretos de tratamiento de los efluentes, un plan actualizado de manejo de residuos industriales, la operación del sitio de disposición final de residuos sólidos y lodos dentro de UPM, y cómo será el manejo de las basuras convencionales que se enviarán a Paso de los Toros.

Como puede verse, el gobierno entregó un permiso ambiental, lo festejó como un paso necesario para que la empresa confirmara su inversión en el país y alejara las dudas sobre los efectos de la planta, pero dejó todo un abanico de temas pendientes, algunos de los cuales recaerán en el próximo gobierno. Seamos claros: se dio un permiso, pero sigue faltando información o son necesarios cambios en cuestiones tan esenciales como el tratamiento de efluentes o el funcionamiento de toda la unidad química de la planta. Para cada uno de esos puntos se requiere que la empresa eleve nuevas explicaciones, las que a su turno deberán ser revisadas por el gobierno, decidiéndose si aseguran la calidad ambiental o no.

No deseo considerar aquí si los impactos de la nueva pastera son menores o muy graves, sino que mi propósito es mostrar que se están dando autorizaciones ambientales por "pedacitos". Se aprueban hoy unos componentes pero se dejan otros pendientes para el futuro. Esto lleva a preguntarse si la ministra del ambiente, el viceministro, el director de la OPP, el intendente de Durazno, y otros tantos jerarcas que han enarbolado slogans tales como que el Río Negro estará más limpio o que la planta no contamina, no leyeron los reportes de DINAMA o si los leyeron no los entendieron, o si los entendieron lanzan afirmaciones insostenibles, o si viven en "otro mundo".

En cambio, cuando se examina el reporte técnico, surgen las revelaciones. Por ejemplo, se confirma que habrán episodios de olores desagradables que llegarán hasta Paso de los Toros, que para poder diluir los efluentes líquidos que arrojará la planta se necesitarán unos enormes volúmenes de agua desplazándose por el río, y que si no están asegurados esos caudales la planta deberá reducir su producción o incluso detenerse.

Me pregunto si el intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, le explicó a los vecinos que la planta generará 20 mil toneladas por año de residuos (las llamadas escorias de licor verde), 6 mil toneladas / año de lodos, más otras 59 mil toneladas / año de residuos de los hornos, de caldera, etc., que se acumularán capa por capa, año por año, en su departamento. Me pregunto si cuando les compartió esos datos también les reconoció que todavía no se cuenta con un plan específico para el manejo de todos esos residuos.  

La Autorización Ambiental Previa es tan pero tan "previa" que UPM deberá presentar un plan de gestión ambiental de la fase de construcción, y otro para la fase de operación de la planta. En el marco de esos planes, hay faltantes críticos que llevan a la DINAMA a reclamar, pongamos por caso, que UPM que diga cómo controlará y monitoreará los efluentes.

Me pregunto, cómo saben la ministra y el viceministro del ambiente, que UPM será un paraíso ecológico, si todavía no se cuentan con todos esos componentes cruciales. Me pregunto si han ponderado que unos cuantos de esos huecos deberán ser examinados por el próximo gobierno, y si por ello se han puesto en contacto con los demás partidos políticos para explicarles el "paquete" que les dejan.

El informe técnico además deja en evidencia las dificultades que se enfrentaron. Allí se advierte que "la información presentada por los proponentes durante todo el proceso ha sido despareja en cuanto a su nivel de calidad, y que varias definiciones sustantivas fueron presentadas de forma tardía, entorpeciendo el proceso de evaluación". Este tipo de señalamientos deja muy mal parados a los que fácilmente decían que UPM o Finlandia tenían la mejor gestión ambiental del mundo. ¿Estoy exagerando? Para responder a esto vuelvo a citar a los técnicos de DINAMA: "corresponde mencionar que la actitud de la empresa durante el proceso no ha sido siempre proclive a la presentación de la información necesaria solicitada".

Una lectura cuidadosa también muestra los riesgos en juego. Es así que se le pide a la empresa que realice un monitoreo de las condiciones actuales del Río Negro, de las aguas subterráneas, del suelo y del aire, por al menos un año antes de cualquier actividad de construcción. Esto es para tener una referencia para comparar con la situación cuando la planta esté operando, y está muy bien que eso se reclame. Pero la preocupación de los técnicos se evidencia en que le reclaman a UPM que analice los tejidos de peces y almejas para detectar si aparecen en ellos los químicos propios de la pastera. En un futuro cercano habrá que estar atento a esos reportes antes de comer un pescado de esa zona.

Insisto en que aquí no entro en advertencias sobre los posibles impactos de la pastera, sino que la cuestión que deseo dejar en claro es que se están dando permisos y habilitaciones parciales, generando la ilusión que ya todo ha sido evaluado, y desde allí rechazándose muchos riesgos o impactos.

Muchos de los temas que quedan pendientes para los próximos meses son de enorme complejidad. Por ejemplo, los técnicos de DINAMA cuestionan el proceso propuesto por UPM para remover el fósforo (uno de los contaminantes que junto con el nitrógeno contribuyen mucho al estado calamitoso de nuestras aguas). Lo interesante es que se dice que el método propuesto es el que usan las otras plantas de celulosa, y que la experiencia con ellas muestra que es inestable, complejo y produce problemas adicionales. De este modo indirectamente nos enteramos de dificultades con las otras plantas. Por ello, los técnicos de DINAMA le piden a UPM que en el Río Negro usen otro procedimiento. ¿Lo harán? Y si no lo aceptan, ¿qué sucederá con los permisos? ¿DINAMA congelará todo el emprendimiento?

Cada una de esas cuestiones pendientes requiere que la empresa eleve sus respuestas, y que seguidamente el Ministerio del Ambiente las vuelva a evaluar. ¿Qué sucede si la DINAMA no acepta esos nuevos planes o les impone condiciones que para la empresa son inaceptables por su costo o dificultad tecnológica?

Retomando lo que ha sucedido en los últimos tiempos podría decirse que la presión sobre los técnicos de la DINAMA sería enorme; no faltará quien les recrimine que ponen en riesgo la inversión más grande en la historia del país o los puestos de trabajo. Recordando otras prácticas recientes, es válido interrogarse si para lograr esos permisos el ministro cortará las vacaciones de los funcionarios, les pedirá más horas de trabajo, o les ofrecerá pagos extraordinarios.

El contrato firmado por Uruguay a su vez se convierte en una camisa de fuerza, ya que la empresa podría amenazar o accionar una demanda contra Uruguay por considerar que sus requisitos ambientales son exagerados. Le basta decir que el Río Negro está tan pero tan contaminado, que su planta no generará un efecto negativo adicional sustantivo; la propia incapacidad en la gestión ambiental gubernamental ha llevado a ese estado de cosas.

Paralelamente, otras empresas uruguayas en sectores de alto riesgo ambiental, podrían reclamar un trato similar al de UPM, y presentar sus planes ambientales por pedacitos.

Como conclusión, el procedimiento de habilitaciones ambientales por etapas tiene su lógica, y es usado en muchos países. En el contexto de las regulaciones uruguayas, UPM ya avanzó en dos pasos: el permiso para la zona de implantación de la planta, y la actual habilitación preliminar. En esta hay aspectos muy positivos, como imponer condiciones tanto a la fase de construcción como al futuro funcionamiento de la pastera. Por ejemplo, se indican estándares específicos para emisiones de gases o efluentes.

Pero el problema es todo lo que se deja pendiente, y que la reacción del gobierno haya sido como si se contara con una habilitación definitiva. Otra vez estamos, aquí en Uruguay, aplicando desprolijamente un buen instrumento de gestión ambiental. De un lado es muy positivo que los técnicos de DINAMA adviertan sobre los faltantes y orienten en las medidas a tomar por UPM. Pero del otro lado, causa tristeza la postura de los jerarcas políticos que parecen no comprender que persisten muchas incertidumbres. Por ejemplo, no asoma como cuestión candente para ellos saber cómo se manejarán más de 85 mil toneladas de residuos por año, pero en cambio no dudan en proclamar que el río estará más limpio.

Es por ello que parecería que los jerarcas políticos no leen los reportes, o no los entendieron, o no les preocupa este estado de cosas, como si vivieran en otra dimensión donde los contaminantes no contaminan. Pero, créame, los contaminantes si contaminan.

 

Más información

Area de Evaluación de Impacto Ambiental, División Emprendimientos de Alta Complejidad, 14 de mayo - https://www.dinama.gub.uy/oan/wp-content/uploads/2018/02/20190514-IF-UPM-FINAL.pdf

MVOTMA, Autorización Ambiental Previa ... proyecto de planta de celulosa y zona franca ..., 14 de mayo - https://www.dinama.gub.uy/oan/wp-content/uploads/2018/02/27.-Resoluci%C3%B3n-Ministerial_690-2019.pdf