Antes de entrar en lo que promete el título, un comentario general.

Puedo adivinar de antemano lo que dirán al leer esta nota aquellos convencidos de que Israel siempre es el malo de la película y los palestinos las víctimas, pase lo que pase. Que esta periodista, por dar la versión israelí, cree cualquier mentira y excusa . Pero aceptarán presurosos cualquier versión palestina aunque sea infundada y no vaya acompañada de ningún tipo de prueba. Por eso, el coro internacional repitió rápidamente la acusación palestina a Israel que fue quien mató a la periodista, y encima, que lo hizo intencionalmente.

Es increíble que también en países democráticos y prensa del mundo libre, reaccionen de esa forma cuando lo que hubo en el terreno fue un enfrentamiento entre soldados y terroristas armados, por lo cual al menos una de las opciones es que la bala que mató a Shirin haya sido disparada por los terroristas.

Aún antes de saberse con certeza qué bala mató a Shirin, debe tenerse claro que no fue víctima de un asesinato sino de su propio trabajo, en el que sabía que ni el chaleco protector ni el casco podían garantizar su vida en zona de guerra. Periodistas –también de Al Jazeera- han muerto en todo el planeta cubriendo situaciones peligrosas.

Para la familia, los amigos y colegas de Shirin Abu Akleh, su muerte fue una tragedia. Para las autoridades palestinas y la opinión pública palestina a la que quieren convencer desde el principio que Israel la asesinó, su muerte fue una gran oportunidad para demonizar a Israel. La convirtieron en un mito. Y cuando de mitos se trata, la verdad no importa demasiado.

Y para garantizar que haya una sola verdad, la que les resulta favorable, la Autoridad Palestina, que hostiga, encarcela y tortura a activistas de oposición y a periodistas que le critican, tiene el tupé de “horrorizarse” por “el asesinato de una periodista que defendía la verdad” y pide investigación internacional. Ya declararon a Shirin “mártir de Jerusalem y de la verdad”, entregando una condecoración a su familia.

Y todo este encare tiene mucho que ver también con el funeral de Shirin, del cual salieron el viernes duras imágenes de policías israelíes golpeando a algunos de los hombres que cargan el féretro, imágenes que recorrieron el mundo “horrorizando” a muchos convencidos de que la Policía quiere alterar la procesión fúnebre. Evidentemente, nada bueno puede salir de esas imágenes, que los palestinos supieron presentar como señal de que Israel ni respeta sus funerales.

Aclaro: no hay duda que las imágenes son horrendas.

El problema está en lo que no se vio, en lo que pasó antes de esos empujones y golpes junto al féretro, que casi se cae. Así lo explicó la Policía israelí en un hilo publicado en su cuenta oficial de Twitter:

“Los planes para la procesión fúnebre de Shirin Abu Akleh fueron coordinados de antemano por la Policía israelí con la familia. El viernes, unos 300 tumultosos llegaron al hospital Saint Joseph de Jerusalem e impidieron que miembros de la familia carguen el féretro en el carro fúnebre para viajar hacia el cementerio, tal cual había sido planeado y coordinado con la familia de antemano. En lugar de ello, la muchedumbre amenazó al chofer del carro fúnebre y procedió luego a cargar el ataúd en una procesión no planeada hacia el cementerio, a pie. Eso contradecía los deseos de la familia Abu Akleh y la coordinación de seguridad que había sido planeada para garantizar la seguridad de una gran cantidad de participantes en el funeral”.

Y continúa: “La Policía indicó que el féretro sea devuelto al carro fúnebre, así como lo hicieron también el Embajador de la Unión Europea y la propia familia Abu Akleh, pero la muchedumbre se negó. La Policía intervino para dispersar a la turba e impedir que se lleven el féretro, y para permitir que el funeral proceda como estaba planeado, de acuerdo a los deseos de la familia”.

Los hombres que cargaban el féretro en las imágenes que recorrieron el mundo, no eran los deudos. No eran ni los familiares ni los amigos de Shirin, sino algunos de los extremistas decididos a poner en escena una procesión fúnebre de acuerdo a sus objetivos propagandísticos, no para honrar la memoria de la periodista. Fue un evento violento destinado a presentar una imagen negativa de Israel, sabiendo de antemano los extremistas que lo que el mundo haría circular no sería su violencia sino los intentos de la policía israelí de reprimirla.

Según informó la Policía, “durante el desorden instigado por la multitud, fueron lanzadas botellas de vidrio y otros objetos, lo cual causó heridas tanto entre la gente de duelo como entre oficiales de Policía”.

En este video, se ve el lanzamiento de botellas incendiarias (en la parte derecha del video) en el segundo 7 y luego el 15, y luego la corrida hacia el féretro como para que sirva de escondite. Lo registró desde el aire la Policía de Israel.

Pero esto no lo digo sólo yo. Lo afirma también Bassem Eid, activista palestino por la paz, fundador ya años atrás del Palestinian Human Rights Monitor Group, quien suele condenar la imposición de los extremistas en la arena palestina. Así escribió al respecto en su cuenta de Twitter.

“Hemos visto extremistas palestinos como Hamas utilizar a mujeres y niños como escudos humanos, pero hoy utiizaron el cadáver de Shirin Abu Akleh como escudo humano, mientras tumultosos destruían barrios en Jerusalem”.

Y en otro tuit, agrega:

“Los palestinios que están utilizando el funeral de Shirin Abu Akleh para causar disturbios, destruir propiedad y atacar físicamente a israelíes, son una desgracia. Paren de profanar la memoria de Shirin!”.

Los palestinos son campeones de propaganda y no escatiman esfuerzos ni recursos para crear situaciones en las que colocan a Israel en la defensiva. Causan los disturbios violentos ya en el hospital del cual salía el féretro con los restos de la periodista muerta, tiran botellas incendiarias y piedras hacia la policía que estaba allí para mantener el orden y garantizar que la procesión fúnebre se realice en forma digna, tal cual se había hablado con la familia, secuestran el féretro y luego difunden sólo una imagen al mundo, la peor imagen que puede desprestigiar a Israel.

Pero nada de esto funcionaría, si no hubiera en el mundo una tendencia a juzgar a Israel distinto de lo que se juzga a los demás. Agencias internacionales se hacen eco de la acusación palestina a Israel por la muerte de Shirin, sin prueba ninguna y políticos y figuras destacadas expresan “horror” ante lo sucedido , horror que no expresaron cuando terroristas mataron a hachazos a civiles israelíes, ante los ojos de sus propios hijos. Y ellos no fueron a sabiendas a una zona de guerra, no tenían chaleco anti balas ni casco.

Da asco. La hipocresía de tantos sencillamente da asco.

Y quizás nosotros mismos incurrimos en el error de explicar tanto el tema de la muerte de la periodista de Al Jazeera. Quizás el mensaje central sobre el que hay que insistir todo el tiempo es por qué los soldados israelíes habían entrado al operativo en el campamento derefugiados Jenin : para detener terroristas que están planeando nuevos atentados. El terrorismo cobró la vida de 19 personas en atentados cometidos en Israel en los dos últimos meses. Este viernes murió un combatiente en la unidad anti terrorista de la Policía en la aldea Burkin mientras durante un operativo para detener terroristas antes de que salen a un nuevo atentado en Israel.

Esto hay que pararlo.