La Xbox original, presentada el 15 de noviembre de 2001, cumplió 24 años este sábado y marcó un giro decisivo en la industria del videojuego. Microsoft irrumpía en un mercado dominado por Sony y Nintendo con un hardware más cercano a un ordenador que a una consola tradicional. Tenía 64 MB de RAM, un procesador Intel Pentium III, disco duro integrado y conexión Ethernet en todos los modelos, una apuesta que apuntaba claramente a un futuro conectado cuando la mayoría de los jugadores aún dependía de telefonía básica o memoria externa.
El impacto real llegó con Halo: Combat Evolved, el título que convirtió la consola en un fenómeno inmediato. Su campaña, su IA, el uso de vehículos y el multijugador por sistema enlazado consolidaron a Xbox como una plataforma capaz de ofrecer experiencias complejas que hasta ese momento parecían reservadas para el PC. Aquellas LAN parties improvisadas en casas y residencias estudiantiles siguen siendo parte de la memoria colectiva de una generación.
En su primer mes, Microsoft vendió 1,5 millones de consolas en Norteamérica. No alcanzó el alcance global de la PlayStation 2, pero logró lo que hasta entonces parecía imposible: un fabricante occidental competía de igual a igual en un terreno históricamente japonés. Esa entrada también redefinió estándares. El disco duro, las identidades online, los servicios conectados y la distribución digital —que luego cristalizarían con el lanzamiento de Xbox Live en 2002— se transformaron en elementos comunes para toda la industria.
A 24 años de aquel debut, Xbox se prepara para un 2026 cargado de expectativas, cuando celebrará su 25.º aniversario. Un calendario que incluye nuevas entregas de Halo, Gears of War, Fable y Forza Horizon promete recuperar el protagonismo que la marca busca en los últimos años. Los jugadores esperan, además, un homenaje a su historia, como el documental y las mejoras de retrocompatibilidad que marcaron el 20.º cumpleaños en 2021.