La empresa Teradar logró una ronda Serie B de US$150 millones con inversores como Capricorn Investment Group, el brazo de capital de riesgo de Lockheed Martin, Ibex Investors y el fondo VXI Capital, dirigido por el exdirector tecnológico de la Defense Innovation Unit del ejército estadounidense. El objetivo: escalar un nuevo tipo de sensor que, según promete, supera las capacidades del radar y el lidar en vehículos autónomos.
Su fundador y CEO, Matt Carey, explicó que la compañía desarrolla un sensor sólido que opera en el espectro de terahercios, una franja que combina las ventajas del radar —como la resistencia a la niebla o la lluvia— con la definición del lidar, pero a un costo mucho menor. “Es un producto que nunca se había hecho a esta escala”, sostuvo Carey, quien reconoce que el escepticismo inicial se disipa tras las demostraciones en vivo.
El sistema, bautizado como “motor modular de terahercios”, busca integrarse en vehículos con sistemas de asistencia avanzada y conducción autónoma. Según la empresa, ya trabajan con cinco grandes automotrices de Estados Unidos y Europa para validar la tecnología, además de tres proveedores de nivel 1 que se encargarán de la fabricación. Carey prevé que un modelo 2028 podría incluir sus sensores, por lo que el desarrollo deberá completarse en 2027.
Teradar apunta a ofrecer un sensor de unos pocos cientos de dólares, una fracción del costo de los sistemas lidar actuales. “Yo manejo un Ford Focus, y no hay forma de ponerle un lidar de mil dólares”, comentó Carey, quien fundó la empresa tras la muerte de un amigo en un accidente de tránsito donde las cámaras y sensores existentes no lograron detectar obstáculos por el sol y la niebla.
La inspiración técnica surgió en 2021, cuando Carey discutió el desafío con Gregory Charvat, CTO de Humatics. Poco después fundaron Teradar con apoyo de The Engine, incubadora del MIT. El equipo se completó con Nick Saiz, a quien Carey describe como “el mejor diseñador de chips de terahercios del mundo”.
Aunque existen investigaciones previas en el campo, la clave de Teradar está en la miniaturización del hardware y los avances en silicio, que les permiten producir a escala comercial. También reconocen interés del sector defensa, aunque el enfoque inmediato sigue siendo la industria automotriz.
Carey subraya que abrirse paso entre los grandes fabricantes no fue sencillo. “Es muy difícil captar su atención, sus recursos y su tiempo de pista de pruebas”, dijo. “El hecho de que hayamos logrado todo eso significa mucho”.