El Starship Flight 11 de SpaceX despegó el lunes desde las instalaciones de la compañía en Texas y, según los reportes técnicos, cumplió su misión de forma casi perfecta. Un año después de que la empresa lograra por primera vez atrapar el propulsor con el sistema de “palillos” de su torre de lanzamiento, el nuevo vuelo alcanzó su trayectoria suborbital, liberó su carga de prueba y completó con éxito el descenso del propulsor y de la nave en el océano, frente a la costa occidental de Australia.
Aunque el vuelo no fue especialmente ambicioso, representó un nuevo paso firme para el programa Starship, diseñado para transportar más de 200 toneladas de carga a la órbita, permitir reabastecimiento espacial y, en el futuro, llevar tripulaciones y materiales a la Luna y Marte.
El objetivo principal del lanzamiento fue demostrar fiabilidad tras años de retrasos y fallas en las pruebas iniciales. En esta ocasión, SpaceX mostró además su capacidad de reutilización, ya que 24 de los 33 motores Raptor habían sido usados en misiones anteriores y el propulsor también era un modelo reciclado.
El Flight 11 fue además el último lanzamiento del diseño Starship Block 2, antes de dar paso a la versión Block 3, prevista para 2026. En el futuro, SpaceX planea introducir el Block 4, que añadirá unos 20 metros de altura y decenas de toneladas de capacidad adicional a la nave.
Según Jake Berkowitz, ingeniero principal de propulsión de la compañía, la transición incluirá también una nueva plataforma de lanzamiento, con montura orbital rediseñada, sistema de canalización de llamas y mejoras en el mecanismo de captura. “Hasta que esas obras estén completas, realizaremos los próximos vuelos desde la plataforma 2, que estará operativa muy pronto”, explicó al portal Space.com.