Microsoft finalizó oficialmente el soporte para Windows 10 este martes 14 de octubre, marcando el fin de una era para uno de los sistemas operativos más utilizados a nivel mundial. Con esta decisión, cientos de millones de dispositivos quedaron sin acceso a actualizaciones de seguridad ni soporte técnico, lo que incrementa considerablemente su vulnerabilidad ante ciberataques.

Lanzado en 2015, Windows 10 cumplió su ciclo de vida de diez años, como parte del calendario de actualizaciones de Microsoft. Desde ahora, la compañía dejará de proporcionar parches contra malware, virus y otras amenazas, lo que ha despertado la alarma entre expertos en ciberseguridad y consumidores, especialmente aquellos cuyos equipos no son compatibles con Windows 11.

Según datos de StatCounter Global Stats, más del 40 % de los usuarios de Windows en el mundo aún utilizaban Windows 10 al momento del corte. En el Reino Unido, por ejemplo, se estima que unos cinco millones de personas seguían operando con este sistema operativo, mientras que una encuesta reciente publicada por The Independent reveló que uno de cada cuatro usuarios planeaba continuar usándolo, pese a los riesgos.

¿Qué opciones quedan para quienes no pueden migrar?

Microsoft recomendó a los usuarios que actualicen a Windows 11, siempre que sus dispositivos lo permitan. Aquellos con hardware incompatible pueden optar por el programa de Actualizaciones de Seguridad Extendidas (ESU) para consumidores, que ofrecerá parches críticos hasta octubre de 2026. No obstante, este programa no incluye nuevas funciones ni soporte técnico, por lo que representa una solución temporal y limitada.

En una publicación oficial, la empresa advirtió que, si bien las computadoras con Windows 10 seguirán funcionando, la exposición a amenazas cibernéticas será creciente. “Se recomienda encarecidamente actualizar el sistema operativo para mantener bajo el riesgo de ciberseguridad y garantizar el correcto funcionamiento de las aplicaciones”, señaló Microsoft.