Meta Platforms firmó un acuerdo de computación en la nube con Google Cloud por más de 10.000 millones de dólares, en el marco de una estrategia a largo plazo para ampliar su infraestructura de inteligencia artificial, según informó en exclusiva una fuente a Reuters. El contrato, que tendrá una duración de seis años, convierte a Google en un socio clave en el ambicioso plan de expansión tecnológica liderado por el CEO de Meta, Mark Zuckerberg.
Este movimiento se produce tras el anuncio de Meta, en julio, de que prevé gastar entre 66.000 y 72.000 millones de dólares en gastos de capital durante 2025, con un fuerte énfasis en centros de datos y hardware específico para IA. Según la fuente citada por Reuters, el acuerdo con Google incluye el uso de servidores, almacenamiento, redes y otros servicios avanzados de nube. Ni Google ni Meta respondieron de inmediato a las consultas de los medios.
Una carrera por la infraestructura de IA
El acuerdo marca el segundo contrato significativo de Google Cloud en pocas semanas. A mediados de año, OpenAI también anunció planes para utilizar los servicios en la nube de Google para cubrir sus crecientes necesidades de procesamiento, lo que sorprendió a analistas por tratarse de rivales directos en el espacio de la IA.
El auge de la demanda de capacidad computacional vinculada a modelos de lenguaje, visión por computadora y asistentes generativos ha impulsado una competencia feroz entre los principales actores tecnológicos, no solo por talento humano, sino también por recursos físicos como chips, energía y espacio de procesamiento. En este contexto, las alianzas estratégicas se vuelven fundamentales para escalar con rapidez.
Google Cloud, que ha venido detrás de Amazon Web Services (AWS) y Microsoft Azure en el mercado, registró un crecimiento interanual del 32% en sus ingresos del segundo trimestre, superando las expectativas de los analistas y confirmando su consolidación como jugador clave.
Impulso financiero y externalización de activos
Meta, además, busca externalizar parte de su infraestructura para reducir la presión financiera, como quedó evidenciado en una reciente presentación en la que reveló planes para descargar USD 2.000 millones en activos de centros de datos. La medida apunta a compartir riesgos con aliados estratégicos sin frenar la expansión de sus capacidades tecnológicas.