Que arreglar el celular, la lavadora o hasta el cortacésped sea más fácil, atractivo y económico que comprar un aparato nuevo es el objetivo de las reparaciones subvencionadas con las que Austria quiere cambiar hábitos de consumo para reducir la basura electrónica, ahorrar recursos y proteger el medio ambiente.

Tras más de medio año en funcionamiento, el llamado “bono de reparación”, lanzado por el Ministerio de Medio Ambiente, en manos del partido ecologista Los Verdes, ha sido bien recibido por consumidores, empresarios y ONG ecologistas.

Fácil ejecución

El sistema es fácil. Se solicita y descarga el bono y se concierta la reparación con una las 3.400 empresas que participan en la iniciativa en todo el país

La subvención cubre el 50% del arreglo, hasta un máximo de 200 euros. Si reparar, por ejemplo, el televisor cuesta 350 euros, el cliente paga sólo 175. Si cuesta 500, la subvención llega a 200. La diferencia es abonada a la empresa por el Gobierno.

Todos los particulares empadronados en Austria pueden solicitar este bono, tantas veces como quieran, hasta que se agoten los 130 millones de euros disponibles hasta 2026, provenientes de plan NextGenerationEU de la Unión Europea (UE) para superar la pandemia, y de los que se han usado hasta ahora el 17%.

“El bono de reparación es un gran éxito con el que se ha hecho de nuevo atractivo reparar”, resumió a EFE la oficina de prensa del Ministerio de Medio Ambiente.

De momento, se han recuperado en los últimos siete meses unos 289.000 aparatos con este sistema, evitando que se conviertan en basura electrónica antes de tiempo.

Casi 80.000 celulares

El producto que más se repara es el celular (unos 79.500) seguido de lavavajillas, lavadoras, cafeteras y ordenadores portátiles.

Austria es uno de los países de la UE donde, en relación a la población, más aparatos se venden cada año, pero también donde más electrodomésticos defectuosos se juntan de vertederos controlados.

Así, en 2021, se vendieron 311.000 toneladas de electrodomésticos y se recogieron 138.000 toneladas.

El precio medio de las subvenciones es de unos 100 euros, y el bono puede solicitarse para reparar una gran lista de aparatos electrónicos, desde electrodomésticos de cocina a lámparas, equipos de jardín, de higiene personal, instrumentos musicales, juguetes, reproductores de música o sistemas de seguridad.

Excluidos quedan los autos, máquinas que funcionan con energías fósiles o armas, por ejemplo.

“Las crisis actuales lo demuestran: el uso cuidadoso de los recursos es más importante que nunca. Los austríacos lo saben y quieren vivir de forma más eficiente en cuanto a recursos”, señaló el ministerio de Medio Ambiente.

Desde la patronal, la iniciativa ha sido muy bien recibida porque considera que ayuda a mejorar la imagen y la confianza de los clientes en las empresas.

Nuevos clientes

Renate Scheichelbauer-Schuster, presidenta de la sección de Comercio de la Cámara de Economía de Austria, afirmó a EFE que este programa abre, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas, nuevas bolsas de clientes y revitaliza un segmento de negocio.

“La reparación en el ámbito de la sostenibilidad y de la economía circular se afianzará tanto entre los clientes como en las empresas”, pronóstica Scheichelbauer-Schuster.

Igual opina Martin Karall, responsable de una empresa de instalaciones de televisión, seguridad y multimedia, que participa en el programa. “La demanda de reparación ha subido de forma masiva”, explicó, y aseguró que su cartera de clientes aumentó.

Además, dijo que el bono de reparación no ha provocado una caída de la venta de aparatos nuevos, sino que ha contribuido a un cambio de la mentalidad de los consumidores, que apuestan por aparatos de más calidad y más caros, pero que también pueden ser reparados y son más duraderos.

“Hay mucha información sobre la economía circular, más conciencia sobre cuidar de los recursos. Creo que en el futuro la reparación experimentará un renacimiento y espero que así se reduzca un poco la basura electrónica”, indicó Karall.

Desde la ONG ecologista Global 2000, cuya presidenta hasta 2019 es la actual ministra de Medio Ambiente, Leonore Gewessler, también se aplaude este programa y se recomienda que se amplíe a más aparatos.

Anna Leitner, una de las directivas de la ONG, mencionó que estas ayudas puntuales no son suficientes, y dijo que para un cambio radical en cómo se gestionan los recursos, se necesitan leyes sobre la reparación y “una ambiciosa estrategia de economía circular”. 

EFE