Según informó este martes la institución académica, el trabajo de campo de esta investigación se llevó a cabo en dos reservas naturales de Sudáfrica, una con leones y hienas (Hluhluwe-iMfolozi Park) y otra con hienas pero no leones (MkhuzeGame Reserve), ambas en la región de Zululand.

Marcos Moleón, investigador del departamento de Zoología de la UGR y uno de los autores de este trabajo, explicó que el patrón de consumo de carroña fue similar entre ambas especies, si bien encontraron importantes diferencias.

Los leones mostraron por ejemplo una mayor preferencia por cadáveres de animales grandes, mientras que las hienas aprovecharon también los cadáveres más pequeños, que fueron prácticamente ignorados por los leones.

Los datos indican que, cuando ambas especies están presentes en la misma carroña -dado que la probabilidad de encontrarse en la misma carroña es mayor conforme aumenta el tamaño del cadáver-, el león es la especie dominante, especialmente cuando aparece un macho adulto.

"Las hienas modifican su comportamiento en presencia de su competidor. Por un lado, tienen que ceder parte de la pitanza a los leones. Por otro, se hacen más diurnas que en al área donde no hay leones, donde son genuinamente nocturnas y crepusculares", indicó.

La relación entre leones y hienas también incluye interacciones positivas y, de hecho, las hienas encuentran más rápido la carroña si los leones ya están presentes, probablemente porque las primeras escuchan, huelen o incluso activamente siguen a los segundos.

Este trabajo revela que, para garantizar la coexistencia a largo plazo de las poblaciones de leones y hienas en una misma área -particularmente si se trata de reservas naturales de reducido tamaño-, es importante procurar una variada oferta de presas, que incluya megaherbívoros como elefantes y rinocerontes.

Según Moleón, desgraciadamente las poblaciones de estos megaherbívoros se están viendo dramáticamente reducidas debido al tráfico de marfil de elefante y cuernos de rinoceronte, creciente en estos tiempos de escasa vigilancia ambiental por la epidemia de la Covid-19.

La elaboración del trabajo ha requerido años de trabajo de campo intensivo y los muestreos consistieron en colocar animales muertos de diferentes tamaños, desde pollos procedentes de una granja local hasta animales silvestres como impalas, nyalas, ñúes, búfalos, rinocerontes (blancos y negros) y hasta elefantes.

Frente a estos cadáveres, se colocaban una o dos cámaras-trampa que captaban a todos los carroñeros que se acercaban.

Una vez consumida la carroña, las cámaras eran retiradas y las fotografías analizadas; en total se obtuvieron 6.927 fotos de carroñeros, incluidas 789 de leones y 2.133 de hienas.

Con información de EFE