La nueva tecnología ha afectado al amor de pareja y profundamente en los adolescentes haciéndolos excesivamente frágiles.
WhatsApp, Twitter o Instagram provocan que las parejas se controlen uno a otro de forma permanente.
A través de estas redes sociales los adolescentes saben absolutamente todo del otro, donde estuvo, con quien, a qué hora se durmió, entre otras.
Nora Rodríguez una pedagoga analizó este fenómeno y asegura que es tarea de los adultos enseñar a los pequeños a ser felices en las primeras experiencias de pareja y no ser tan absorbentes.
"Los más jóvenes tienen que disfrutar de esas experiencias y aprender de ellas. Que ningún amor de pareja exige sacrificar estudios, ganas de vivir o los amigos. El amor sano permite disponer del propio tiempo y de hacer cosas sin sentirse culpable y que nadie culpe".
Para la pedagoga: "El primer amor puede ser maravilloso o devastador".