Por Ignacio Palumbo
ipaludabe
“Crean la aplicación DignidApp: impide que envíes mensajes borracho, de 1 a 6 de la mañana”.
Ese titular, con tono jocoso, podría leerse en los portales de medios tanto nacionales como internacionales, al tratarse de una aparente función de celular que quizá varias personas podrían querer o, incluso, necesitar.
Pero es falso.
Se trata de una nota publicada por El Cascote News, el “diario satírico”, en 2020. Montevideo Portal informó, dos años después, acerca del “modo borracho” que llegaría a WhatsApp; luego, el medio lo compartió como parte de su segmento “Realidad mata cascote”, en la que comparten hechos que se volvieron realidad pero que, inicialmente, fueron “pronosticados” por ellos.
Como esa, tienen “miles y miles” de notas mofándose de política, fútbol, cotidianidades de Uruguay y demás. Algunos de los titulares más jocosos son: “Encuesta de Cifra divulgada en Canal 12 revela que ‘[Luis] Lacalle Pou tiene 832% de aprobación, el Frente Amplio que se vaya a la concha de su madre’” (publicada en 2021, bajo el mandato del entonces presidente); “OMS cataloga a ‘que te guste la menta granizada’ como enfermedad”, y “Nueve de cada diez invitaciones a tomar mate terminan en coito salvaje, según estudio”.
Como tantas veces El Cascote News ha tomado prestado de varios medios para sus “Realidad mata cascote”, ahora Montevideo Portal decidió entrevistar a los que llevan adelante ese proyecto desde 2019.
De acuerdo con el aviso legal disponible en su sitio web, se dedican a crear “ficción que busca divertir” que “en ningún caso se corresponde con la realidad”. Cubren desde política y deportes hasta sociedad, salud, tecnología y más; de hecho, la página web está dividida en secciones, cual medio periodístico “serio”.
La idea surgió a partir de que uno de sus creadores, que utiliza el pseudónimo Chester J. Lampwick, decidió darle un nuevo uso a una cuenta de Twitter que él tenía (llamada “Coco el del Camión”, también focalizada en humor, pero no con un foco periodístico). “Me cayó la ficha de que tenía que usar esa misma cuenta para transformarla en un proyecto humorístico un poquito más formal, más colectivo y más serio”, dijo el autoproclamado editor jefe a Montevideo Portal.
Actualmente está compuesto por un “núcleo duro” de seis personas —todos hombres, el más viejo nació en 1982, y el más joven en 1995—: cuatro escritores y dos diseñadores. “Tenemos gente que colabora cada tanto” con alguna nota, dijo Lampwick, pero hoy en día eso sucede menos.
Lampwick y Daniel, autodefinido como director creativo de El Cascote, entraron en detalle sobre cómo hacen su trabajo, qué rédito económico les da, y también sobre el humor y sus límites.
¿Por qué el nombre El Cascote News?
Lampwick (L.): Juega con la idea del piedrazo, de romper el vidrio de la realidad. Nos parecía también un nombre que cacofónicamente pegaba.
Daniel (D.): Tenía que dar a entender qué era lo que estábamos haciendo, que era noticias, pero que tampoco fuera un nombre muy formal como El País. Entonces surgió la palabra cascote, se entiende que medios tradicionales no se van a llamar así, y el news acompañaba eso.
¿Cómo es su dinámica de trabajo?
L.: No ha cambiado desde marzo del 2019 a hoy, este es el séptimo año completo que tenemos notas todos los días: se preparan con una semana de antelación una cantidad determinada de notas escritas por el núcleo duro. Empezaron siendo cinco notas por día, después fueron tres y ahora es una por día, pero preparadas con anticipación y escritas por los cuatro que escribimos siempre toda la semana.
El jueves de la semana anterior tienen que estar todas las notas prontas, el viernes se hacen las placas, sábado y domingo se sube y se programa para que salgan una vez por día en el sitio y en las redes.
También nos manejamos en el sentido de… el fútbol se juega de viernes a domingo, entonces el lunes va la nota más deportiva, el martes tiras una de política, el viernes tiras una nota más vinculada a salir o vida nocturna o esparcimiento porque se viene el fin de semana.
Después si hay una cuestión de actualidad que te exige inmediatez tiramos un bonus que lo escribimos ahí a la carrera, porque todos laburamos de otra cosa, no nos dedicamos a esto; para encontrar que el diseñador pueda armar la placa y subirla, para encontrar que el corrector de estilo (que en este caso vendría a ser yo) revise la nota, para que el que maneja el sitio la suba a las redes, no siempre se te da eso de la inmediatez. Antes se nos daba más, por eso estábamos muy intensos también y hubo dos que se fueron porque dijeron “no me da”.
En verano —de diciembre a marzo— refritamos todo lo que estuvo en el año y años anteriores en “El verano del Cascote”.
¿Y cómo trabajan con las colaboraciones del público?
L.: Hacemos una especie de curaduría de lo que mandan y lo publicamos. No se va a publicar cualquier cosa, porque tenemos nuestras políticas, nuestros lineamientos de con qué temas meternos, con qué tema no, por qué lado queremos ir, por qué lado no. Pero en general se ha publicado de todo, porque la gente más o menos entiende de qué se trata y eso también en un momento nos desbordaba porque era una cantidad impresionante (el primer o segundo año) y lo tuvimos que discontinuar.
Lo que hacemos ahora es que los que más colaboraban o que se vincularon un poco al Cascote, o amigos nuestros de la vueltita que quieren decir algo, te lo escriben.
¿Cómo se sustenta? ¿A base de clics? ¿Reciben donaciones?
D.: Empezó siendo a base de publicidad en Google, en el sitio, que cada vez es menos porque el sitio cada vez se entra menos. Hoy por hoy vivimos en Instagram, es donde más florece El Cascote, mientras que el sitio es más un repositorio de notas, que a nosotros nos sirve tener ahí y te da cierta formalidad que haya una página web de un portal de noticias. Ahí cada tanto —cada vez menos— entra un poco de plata por Google.
En un momento nos empezaron a llamar de La Diaria para cubrir las licencias en verano y con que nos llamaran una vez por año daba para cubrir los gastos fijos del año, que son el servidor de la web, el dominio y capaz que algún otro gasto más.
Las veces que no hemos llegado con eso hemos dividido los gastos y los ponemos. Y las veces que tuvimos un superávit hemos dividido y más o menos sacamos una plata para repartir para pagar el asado de fin de año.
L.: No lo monetizamos, esa pata comercial siempre nos faltó; de hecho, jugamos mucho en las notas con eso, que a veces terminan diciendo “por favor pongan plata porque nos estamos muriendo de hambre”. Quisimos meter un PayPal, un cafecito, pero nunca terminamos de armarlo de la manera que correspondía.
D.: No tuvimos el tiempo tampoco para dedicarle a hacer una campaña de ingresos. Las veces que hemos intentado nunca lo hicimos porque bueno, venimos funcionando y para ninguno es un objetivo vivir del Cascote. Si surge, genial, obvio.
L.: Sí, no queremos la plata, pero si viene, bienvenida. Así que el que esté leyendo nos mandan un mail y… Por plata hacemos casi todo.
¿De qué trabajan?
L.: Yo soy abogado y escribano.
D.: Yo soy diseñador y soy funcionario público en la Corte Electoral.
L.: Después tenés a Andrés que es ingeniero en telecomunicaciones; Emilio también está en el palo de ingeniería, labura en una empresa que está en Zonamérica; después tenés a Willy, que es medio capanga en una empresa de importaciones; después tenés al Pipe, que también es funcionario público creo que en una intendencia.
Todos laburamos, todos tenemos familia o estamos en pareja, tenemos hijos. El Cascote, en ese sentido, es un hobby que lo hacemos lo más profesional posible, por una cuestión de brindar un producto que esté bueno.
Yo si pudiera vivir del Cascote viviría feliz, creo que todos nosotros, porque nos divierte mucho y somos felices haciéndolo y vemos que la gente se cuelga, pero no nos da viyuya.
¿Consideran que se esconden detrás de la figura del cascote?
L.: No. Además, el anonimato es semi. Yo en la biografía de mi Instagram personal tengo el link al Cascote, comparto las notas.
Acá [en la entrevista] no queremos dar los nombres para mantener un poquito el halo de misterio y cierta mística, y ahora vamos a sacar una foto y yo me encajo una máscara de Luis Suárez para quede un poco divertido. Pero no nos escondemos ni loco porque todos sabemos, los 6 que estamos fijos, que si vos querés escribir una nota que puede salir en El Cascote tiene que cumplir con ciertos estándares. Si vos querés decir otra cosa, que puede ser una agresión o que te estás escudando en el anonimato para agredir cobardemente a alguien, ponela con nombre y apellido, macho. Nombre y apellido, cédula, dirección para que te vayan a buscar y proponé que vuelva la ley de duelo.
Ninguno de nosotros ha usado al Cascote para esconderse y tirar una piedrita.
En su página web tienen igual un aviso legal. ¿Lo ponen como forma de prevención ante cualquier posible problema o por obligación por algo que ya vive?
D.: Que responda el abogado.
L.: Funciona de varias maneras. Es un chiste, es hasta gracioso que el propio Cascote tenga que aclarar. Es un aviso al navegante porque es increíble la cantidad de gente fuera de Uruguay, cuando se te viralizan las notas en Argentina, Colombia, Chile, Paraguay o España. Ha pasado que se la creen, es como que fuimos creadores de fake news. Entonces, desde ese lugar está bueno tener el aviso al navegante de decir “esto es sátira”.
Pero no es por alguna situación puntual que se haya dado por eso.
L.: No fue por nada puntual.
D.: Pasa que nosotros salimos en 2019, que era año electoral, y queríamos dejar claro que no era “queremos hacer fake news para incidir en una campaña electoral”. Y desde el primer día que lo discutimos; como discutimos el nombre, el logo, no sé qué, “che, ¿y qué pasa si nos empiezan a caer de que estamos haciendo mentiras? Pongamos ese aviso ahí”.
Después vuelvo sobre el tema fake news, pero quería entrar en algo que mencionaste al pasar. ¿Les ha pasado que en Uruguay piensan que publican algo en serio?
L.: Sí, mucho más de lo que hubiéramos esperado, mucho más de lo que te podés imaginar. Nos lleva a pensar que hay una cuestión de que en internet la gente lee algo en general y se lo cree, y no se cuestiona mucho.
Hace poco hubo una que era obvia que era joda y mucha gente indignada. ¿Sabés cuál era? El [ómnibus] 150 La Pilarica. Nosotros nos criamos cerca de donde pasa el 150, donde pasa el 156, donde pasa el 158 y pasaba mucho más el 156, el 158 y el 396 que el 150, y La Pilarica nos sonaba como un lugar mítico. Entonces escribimos un día que “En realidad la Pilarica no existe y el 150 fue una alucinación colectiva, nunca pasó”. Y la gente comentaba “bo, existe, yo me lo tomé”, o “va de tal lado a tal lado, por favor, ¿cómo van a decir eso?”.
Bueno, ¿el tema de las fake news es algo que tienen presente? ¿Cómo trazan la línea para no caer en eso?
D.: Yo creo que muchas de las notas se han viralizado porque hay gente que cree que es verdad. Y no vamos a salir a desmentir porque es un chiste que se viralizó, que es desde lo absurdo y no vamos a salir a decir "no, el 150 es obvio, es un chiste". Si se viraliza porque la gente lo cree, y bueno, va a llegar a más lados y va a tener más interacción.
L.: No pasa que se tome con una intención de hacerlo por gusto para intentar engañar, porque no es esa nuestra intención. Ahora, sí pasa que la gente se lo cree, pero en plan “esto es verdad porque las cosas que leo en internet son verdad”.
¿Han tenido que censurar alguna publicación?
L.: Sí, tuvimos que bajar un par. En siete años por suerte han sido pocas.
La última vez que nos pasó, habíamos armado una nota que hablaba de “Jugaba con María Chucena una choza techaba”, aquel dicho famoso de cuando éramos niños, y como que el que estaba techando la choza tuvo un accidente de trabajo; eso fue un jueves, la programamos y salía ponele un miércoles de la semana siguiente. El lunes se murió una persona en un accidente de trabajo, nosotros no nos habíamos enterado y la nota salió programada el miércoles, entonces los primeros comentarios eran “bo, no da”. Y la bajamos, y ahí sacamos un comunicado y pedimos disculpas.
Somos gente que se crio leyendo y viendo un montón de humor, desde, no sé, Monty Python y Les Lutiers como humor “inteligente”, hasta Videomatch, las cámaras cómplices y ese tipo de humor más práctico. O sea, nos gusta todo el humor y estamos convencidos de que no tiene límite; ahora, a la hora de ejercerlo vos tenés que tener ciertos límites, porque una cosa es ser políticamente incorrecto. No, no sos políticamente incorrecto, sos un culorroto si haces determinadas cuestiones. Vos no podés hacer un chiste que se murió uno en un accidente de trabajo cuando efectivamente pasó.
Entonces nosotros asumimos el error, explicamos, la gente más o menos nos conoce y entiende y nos bancaron.
D.: Después pasó de nosotros no medir capaz alguna temperatura de que tenemos que hacer un chiste y la gente no lo entendió como tal y bueno, también hemos acusado recibo.
Lo que nunca nos pasó fue censurar, de que “de esto no se puede hablar”.
L.: No, censurarnos no. Lo que sí tenemos es en el grupo WhatsApp —porque funcionamos básicamente en un grupo WhatsApp todo el tiempo— cuando se tiran las notas opinamos los demás de esa nota en plan "bo, esto sí o esto no".
D.: No sé, mañana es el 8 de marzo, no hagamos una nota que va a ser machista. Como tener esos cuidados, un filtro antes de publicar.
¿Y hay algún tema en el que no les gusta entrar?
L.: Sí. La cuestión de los desaparecidos, por ejemplo. Nos cuesta abordarla humorísticamente.
¿Lo han hecho?
L.: Muy de manera lateral. Criticando quizás algún discurso, algún actor político contra la causa de los desaparecidos.
Porque aquí también hay una cuestión que es clara. Nosotros tenemos nuestro posicionamiento. Si bien no somos un medio partidario de nada, sí tenemos una postura frente al mundo, frente a la historia. Y a nosotros lo que pasó con los desaparecidos en la dictadura nos parece espantoso, lo que sigue pasando de que no se sepa dónde están nos parece espantoso y no vamos a andar haciendo chistes de eso porque no nos parece que haya que ejercer el humor —que no tiene límite— en esa dirección. Lo decía [Peter] Capusotto: el humor tiene que ver con ponerte desde el lado del oprimido y no del opresor. Tampoco vamos a hacer una gran bandera de que somos revolucionarios por escribir notas satíricas y paródicas, pero sí pararte desde un lugar de que no le pegues al que ya está cascodeado. Tratá de tirar el cascote un poquito más arriba. Ese es un tema en el que nosotros no no logramos sentirnos 100% cómodos de hacer comentarios o chistes porque nos parece que es súper delicado y sensible.
También creemos que el humor tiene que ver con la distancia y con el tiempo y esto sigue vivo porque es una cuestión que no está resuelta y pasó en nuestro país; no es lo mismo que hagamos un chiste de un tsunami en Japón a que hablemos de los desaparecidos de Uruguay.
Aparte de los desaparecidos, ¿qué otro tema?
L.: Tratamos de no meternos en la vida privada de la gente, de hacer humor sobre lo público. Vos tenés que hacer humor sobre lo que la gente decide publicar. No somos periodismo de investigación, no vamos a estar metiéndonos ni de chusmerío, ni de farándula. Nosotros tratamos de que nuestra agenda esté marcada por la cosa pública.
¿El uruguayo es capaz de reírse de sí mismo?
L.: Sí. Por lo que vemos en El Cascote News en cuanto a los comentarios, a las respuestas, te diría que pasa muchísimo que el uruguayo se ríe de sí mismo.
No pasa tanto que se ríe de figuras a las que admira. Si vos hacés el mismo chiste sobre Lacalle Pou y sobre [Yamandú] Orsi va a haber mucho frenteamplista que te festeja el de Lacalle Pou y que te tira palo por el de Orsi.
D.: Capaz que la tribuna no se va a reír, pero seguro nos ha pasado de que Lacalle Pou se va a reír de su chiste y Orsi se va a reír de su chiste. O nos ha pasado de hacer notas que involucren a alguna persona y muy pocas veces pasó de que la persona se enojara o se ofendiera; más que nada la levanta y dice “ah, mirá qué gracioso”.
Es eso, se ríen cuando hablan de uno, pero no del que vos querés.
¿Han tenido algún feedback de políticos?
L.: Hemos tenido, sí, han compartido muchas notas. Tenemos muchos amigos y conocidos en la vueltita de la política y los medios que nos han dado para adelante como loco.
Nos pasa también muchas veces que hay políticos que han escrito notas que no quieren aparecer y que se descargan en El Cascote con algún pseudónimo.
¿Cómo cuál?
L.: No, no te puedo decir. Pero son del gobierno actual y del gobierno anterior, y por supuesto están curadas al estilo de El Cascote News y no las vamos a usar para que se pasen factura, eso que lo diriman en el Parlamento y en los ámbitos correspondientes.
¿Y han censurado alguna nota de alguna figura política?
L.: Sí.
¿Les impacta cuando se dan los casos de “Realidad mata cascote”?
L.: Obvio, obvio.
D.: Ahí siento que somos los Simpson.
L.: Sí, salado. Todos somos fanáticos de los Simpsons, tener aunque sea un mínimo paralelismo con que podamos anticipar algo está de más.
D.: Y nos pasa mucho de la gente mandándote notas. “Che, esto es re del Cascote”.
L.: Te avivan, te lo mandan y dicen “bo, tenés que hacerlo, ustedes escribieron esta nota hace cinco años y ahora pasó esto”.
D.: Y en realidad no es que nosotros lo anticipamos, sino que la realidad a veces termina siendo más graciosa y más inverosímil que una nota de ficción.
Además, tenemos miles y miles de notas y muchas veces te olvidaste de que hiciste una hace cuatro años, pero alguien se acuerda y la linkeó con una noticia de hoy y te escribe. Y después hay unas que son recurrentes, de que cada seis meses se repite la noticia. Las lesiones de [Ronald] Araujo, por ejemplo.
L.: La cantidad de cosas que te podés encontrar haciendo El Cascote es disparatada y muy divertida.
¿Qué opinión les merece el periodismo actual nacional?
L.: Soy muy respetuoso y muy hincha.
Lo que le pasa es un fenómeno mundial que es el clickbait, que para sobrevivir tienen que generar que la gente entre al sitio y ahí no son tan puramente periodistas, son más “cazaclick”. Eso capaz que es un gran defecto.
Pero después, a mí me parece que el periodismo de Uruguay labura bastante bien; yo lo digo como lector y como consumidor de los productos periodísticos. Me parece que los periodistas son gente que labura muy bien en este país, por supuesto que van a ser acusados de mandaderos, pero muchas veces el mandado no lo hace el periodista, lo hace la línea editorial del medio en el que publica; ahí también tenés que separar lo que es el periodista de la línea editorial.
¿Avizoran algún fin para El Cascote, o por ahora sigue indefinidamente?
L.: Espero que siga para siempre, mientras podamos hacerlo.
También yo pensaba que Coco iba a seguir para siempre y después me di cuenta de que había cumplido un ciclo. Vos a Coco lo ponés en el Twitter de antes y es una cosa, lo ponés ahora y es otro mundo. Pasaron 15 años desde que empezó a tuitear Coco y toda la generación esa que también adora a El Cascote.
Entonces, espero que no termine nunca, que siga para siempre. Ese es el objetivo, la vocación de perpetuidad y eternidad, pero no podemos asegurarlo tampoco.
D.: Sí entiendo que en algún momento hay que renovarse, así como sumamos secciones o le das como una vuelta cada tanto meter un especial de “Armá tu propia lesión de Araujo” o lo que sea. Tenés que darle algo a la gente que hoy por hoy la oferta de entretenimiento es infinita, tenés que esforzarte para tratar de dar siempre algo diferente y de calidad. Y eso es un desafío.
Capaz que en un futuro El Cascote News muta a otra cosa con la misma esencia, pero no es un sitio web y es un programa de televisión, no sé. También va a depender de la disponibilidad que tengamos nosotros, porque capaz que no nos da la vida para hacer una producción televisiva o de YouTube.
Pero yo no le avizoro un fin, sino que tiene que evolucionar.
Por Ignacio Palumbo
ipaludabe
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]