Durante años, los auriculares inalámbricos dominaron el mercado gracias a su comodidad y diseño sin cables. Sin embargo, una nueva tendencia, especialmente impulsada por la Generación Z, está rescatando a los clásicos auriculares con cable, no solo como una cuestión estética, sino también por su rendimiento técnico.
Según el analista Mauro Albornoz, las ventas globales de auriculares con cable vienen en alza: “No requieren carga y tienen buena calidad de sonido”, escribió en su cuenta de X (ex Twitter). Los motivos detrás de esta preferencia residen en ventajas que los modelos bluetooth, incluso los más avanzados, aún no logran superar del todo.
¿Se escucha mejor con cable?
Sí, y la razón principal es la compresión del audio. En los dispositivos inalámbricos, la música debe comprimirse para transmitirse por Bluetooth, lo que conlleva una pérdida inevitable de calidad. Aunque marcas de alta gama ofrecen soluciones que mitigan este efecto, los auriculares con cable entregan el sonido completo y sin compresión, conservando los matices originales de la grabación.
Además, los auriculares con cable ofrecen otras tres ventajas clave:
- Siempre listos para usar: no requieren carga.
- Sin latencia: ideales para videojuegos o llamadas en tiempo real.
- Sin interferencias: evitan los cortes por señal o saturación de redes inalámbricas.
De la nostalgia a la autonomía
Este resurgir del cable no es un caso aislado. En Japón, por ejemplo, muchos jóvenes volvieron a usar celulares con tapita para reducir su dependencia al smartphone y limitar el uso de redes sociales.
Se trata de una tendencia cultural que busca recuperar el control sobre la tecnología y priorizar la experiencia por encima de la conveniencia. En este contexto, los auriculares con cable se resignifican como un símbolo de autonomía, fidelidad sonora y, para muchos, una declaración de estilo.