Cuando Edinson Cavani se tomó una foto al lado de un jabalí muerto, cazado en el campo que tiene en Salto, reavivó un debate que lleva ya algunos años en Uruguay. Por un lado, organizaciones animalistas piden que se prohíba la caza de este animal (entre otros). Por el otro, cazadores y productores reclaman su derecho a perseguir un animal exótico que es considerado plaga desde 1982. Entre medio de las dos posiciones hay varios actores con sus propios argumentos: ambientalistas que quieren una regulación, académicos que estudian el efecto nocivo de los jabalíes y la propia Dinama, cuyo titular Alejandro Nario criticó la "exhibición" de animales muertos, aunque se permita su caza.

Al surgir la polémica, Nario explicó que actualmente se está debatiendo la posible regulación de la caza del jabalí (Sus scrofa), que en muchos casos deriva en la muerte de animales nativos debido al uso de perros por parte de los cazadores.

¿Debe prohibirse la caza libre de jabalíes? ¿O prohibirse totalmente? ¿O, por el contrario, se debe alentar para mitigar los problemas que el jabalí ocasiona a los cultivos y el ganado doméstico?

En el estado San Pablo, Brasil, esa polémica está en una fase más avanzada. A instancias del diputado Roberto Tripoli, se promulgó una ley que prohíbe la caza de algunas especies, entre ellas el jabalí. Esta especie se está extendiendo en el estado paulista, afectando ya a 320 municipios.

Por ello, la promulgación de esta ley preocupó especialmente a los investigadores que estudian los efectos del jabalí. El ecólogo Felipe Pedrosa, el doctor en Zootecnia Marcelo Osório y la ecóloga Clarissa Alves Da Rosa advirtieron sobre los efectos que puede tener esta ley en un artículo divulgado hace algunos días.

Su mirada tiene interés para el Uruguay, en vistas de los escasos estudios realizados en nuestro país sobre los efectos del jabalí. En el trabajo Mamíferos invasores en Uruguay, historia, perspectivas y consecuencias, el biólogo Ramiro Pereira recuerda que tiene "efectos directos sobre actividades productivas, destruyendo plantaciones e incluso depredando sobre las majadas, especialmente de corderos recién nacidos" y que, además, ha sido identificada recientemente como vector de Mycobacterium tuberculosis Koch y es considerada
un importante vector de aftosa.

La dictadura de los falsos protectores

Osório, Pedrosa y Alves calificaron de "dictadura de los falsos protectores" la presión ejercida para levantar la prohibición en San Pablo.

"Estos falsos protectores son perjudiciales cuando imponen su agenda", dijo Pedrosa a Montevideo Portal. "El manejo y control de jabalíes se debe encarar desde muchos sectores de la sociedad que están afectados directa e indirectamente por el problema. Los grupos de bienestar animal son solo uno de los actores interesados en encontrar una solución al problema y si queremos tomarlo en serio debemos incluir a todos los grupos", agregó. Para el ecólogo, las preocupaciones de los animalistas por la ética en el control de jabalíes son elogiables, pero a sus propuestas para resolver el conflicto "les falta conocimiento práctico y técnico".

Osório, en charla con Montevideo Portal, es más directo. "Con la bandera de la causa de protección a los animales, en este caso los jabalíes y los perros, perjudican todo el resto del medio ambiente y agropecuario", dice.

Aclaró que "no es una cuestión de opinión" sino una posición técnica: "Impedir el control del jabalí tiene un impacto muy negativo en el agro ecosistema". "Una cosa que me frustra es que la recomendación técnica quede en segundo plano frente la opinión pública o política, que, desafortunadamente, no está basada en la ciencia", dijo, además de asegurar que lo que hace "falsos" a estos protectores es que no tienen en cuenta el impacto en el sistema como un todo.

¿Qué sucedería si se prohibiera la caza? "Prohibir la caza, que hoy día es el principal modo de control, sirve para favorecer la población de jabalí, y que con eso aumente el impacto ambiental y económico", dijo.

Para Pedrosa, el efecto más importante de esta prohibición será la pérdida de información sobre la salud animal, ya que el monitoreo de las enfermedades del ganado se basa principalmente en muestras de sangre y tejido provistas por los cazadores, al menos en Brasil. "Si se prohíbe, la población de jabalíes crecerá. Y convertirá a los cazadores en furtivos, porque no dejarán de cazar jabalíes. Incluso podríamos ver un cambio en las técnicas para burlar los sistemas de vigilancia o inspección, con un aumento de métodos no éticos para capturar jabalíes, como trampas de alambre o cuerda que no son selectivas, que pueden ocasionar la captura de especies nativas e infligirles estrés prolongado", advirtió el ecólogo.

Osório lo ejemplifica con números. Según sus estudios y los distintos modelos de crecimiento de la población, si se prohíbe la caza de jabalí y no hay técnicas de control, una piara de diez jabalíes puede transformarse hasta en 6.000 en solo cuatro años

Bueno regular

¿Puede haber una solución intermedia, que permita la caza pero en forma regulada y no libre, como sucede actualmente? ¿O debe prohibirse el uso de perros por parte de cazadores? Para Felipe Pedrosa, regular la caza es una buena solución para encontrar una aceptación pública de esta práctica a nivel ético, pero siempre y cuando no se pierda la eficiencia del control para mitigar los efectos negativos de esta especie. Es decir, no debería prohibirse totalmente.

Osório cree que el tema es más complejo. "El jabalí no se va autorregular", dijo. Reconoció que el uso de perros por parte de cazadores es una cuestión delicada y que puede ser negativa si se utiliza mal, pero que sacarle la posibilidad de usarlo a los productores chicos "significa arriesgar mucho su producción", ya que es su forma de control más viable. "Es de acceso fácil y de cierta forma barato, pues mucha gente ya tiene los perros", dijo el experto.

El problema con los perros es el daño que ocasionan a muchas especies nativas, cuando son usados para cazar jabalíes. Mauricio Álvarez, director de la ONG Coendú, es uno de los que aboga para que la caza del jabalí en Uruguay deje de ser libre y se regule. Cree, a título personal, que no debe permitirse la caza de jabalíes con perros, ya que "los perros no diferencian las especies una vez que entran al monte con la adrenalina de la caza", según dijo a Montevideo Portal.

El tema es aún más complejo. En el trabajo ya mencionado del biólogo Ramiro Pereira, se recuerda en base a estudios realizados que la caza sola "no es considerada una medida de manejo efectiva para controlar esta invasión". El problema es que para ello se requiere una participación mayor del Estado, algo para lo que, según Osório, no hay preparación suficiente ni capacidad.

Mientras tanto, el problema se sigue expandiendo en la región sin que se sepa cómo enfrentarlo, en el medio de discusiones que exceden lo científico y pasan a lo filosófico. Ni siquiera es claro en qué forma el jabalí afecta a las especies nativas, más allá del daño comprobado a los cultivos y el ganado (además de ser vector de enfermedades). Los trabajos científicos realizados en Brasil no comprobaron efectos negativos en especies autóctonas, lo que según Pedrosa puede deberse a que el número no está aún fuera de control. Según Osório, sin embargo, el daño a otras especies se comprobó "de facto", debido a que el jabalí come huevos de aves que anida en el suelo e incluso se alimenta de crías de carpinchos y venados, entre otros animales.

Con la disputa del Mundial de Rusia, la figura de Cavani pasó a asociarse con otros titulares, generalmente más felices, pero el debate que desató con sus fotografías está lejos de resolverse.