Es una noche calurosa de diciembre. Con el Río de la Plata de fondo, miles de cuerpos saltan, chocan, giran. Hay pogo. Sobre el escenario no hay una banda de rock, aunque también haya solos de guitarra, sino una “popstar”.
Lali Espósito, como otros artistas de la actualidad, habita un lugar que sus fanáticos abrazan y que a más de uno incomoda: mezcla géneros musicales y se corre del camino tradicional de una diva pop, incluso en el posicionamiento en causas sociales y políticas, como en la de los derechos de la diversidad sexual.
En la noche de ayer se llevó a cabo su espectáculo más convocante en Uruguay. Es la segunda vez en el año que se presenta en el país, ya que el 28 de junio estuvo en el Antel Arena, como parte del tour presentación de No vayas a atender cuando el demonio llama (2025), su último álbum. Esta vez, avisó, el de la rambla de Montevideo sería un show más cercano a los cinco que hizo en el estadio Vélez Sarsfield, en Argentina.
A las 21:05, vestida de negro y con sombrero puesto, Lali apareció en el punto más alto de las escaleras del escenario. “Locura”, “Sexy” y “2 son 3” abrieron las dos horas y veinte que siguen. Con la misma sonrisa con la que se presentó al mundo en 2003, siendo solo una niña en Rincón de luz, emitió las primeras palabras de la noche y la bautizó como “la verdadera fiesta del pop”.
Acompañada por su crew de bailarines y su banda, la energía se mantuvo en auge con “Tu novia II”, “N5” y “Obsesión”, en la cual haría el primero de los múltiples cambios de atuendo. En este caso, volvió con un vestido corto y blanco y de borcegos hasta la rodilla.
“Bailo como Britney, visto como Cher”, canta en “Diva”, que continuaría con “Muero de amor”, en la que pidió coros por parte del público. El oasis de calma duró poco y fue interrumpido por “33”, la colaboración que hizo con Dillom para No vayas a atender cuando el demonio llama.
“Que si fumo, que si vivo, que si digo, que si bebo, que si vivo del Estado”, cantó en “¿Quiénes son?”, poniendo una cara burlona y vestida de camisa y traje. Esa parte de la letra suele ser cambiada en sus presentaciones en vivo para hacer referencia a la controversia que vivió con Javier Milei, el presidente de Argentina, quien la apodó Lali Depósito tras acusarla de cobrar del Estado por su presentación en el Cosquín Rock de 2024.
Con guantes de boxeo puestos, continuó con “KO” y luego, sin pausa, con “Baum Baum” y “Comprame un brishito”. “Ahora” fue uno de los momentos de mayor sensualidad, en el que Lali protagonizó un lap dance con un bailarín en una silla.
El 4 de diciembre Netflix estrenó Lali: la que le gana al tiempo, un documental que muestra el proceso de composición y grabación del disco Lali, luego de un impasse en su carrera musical. “Soy una artista de vivo”, afirma en un momento del largometraje. No miente, no solo sus canciones toman otro color, sino que también gran parte del espectáculo corre por el baile y las coreografías, incluso llevando a que la artista tenga que usar pista de acompañamiento para sostener la parte del canto.
“Boomerang” y “Ego”, ambas del álbum Soy (2016), fueron de las más coreadas de la noche. En el documental, Espósito también habla del trabajo que le llevó descubrir su sonido y lo que quería comunicar en sus canciones. En una especie de contraste con el pasado y presente, este bloque del show también fue integrado por “Incondicional” y “Perdedor”.
Uno de los atuendos más característicos de esta gira es el del short deportivo azul con la casaca de la selección argentina modificada con brillos, utilizado en una de las partes más explosivas con “Histeria”, “Mejor que vos”, la colaboración junto a Miranda! y “Motiveishion”, en el que la artista bajó hacia donde estaba el público, cruzó la valla y se sostuvo en los fanáticos. “Salten, hijos de puta”, arengó.
La promesa de que iba a haber una sorpresa para la noche seguía en pie, pero aún no llegaba. En “Soy”, himno de la comunidad LGBT con la bandera arcoíris en las pantallas, fueron invitadas al escenario las dragqueens Negrashka Fox, Azaleia Bond, Mariza la Narco y Pady Jeff.
“Voy a hacer una canción en homenaje, me parece el contexto perfecto”, explicó Espósito y, sin más, dio pie a la sorpresa esperada: Natalia Oreiro. Juntas, cantaron “Cambio dolor” y “Tu veneno”, dos de los grandes éxitos de la uruguaya, e incluso se dieron un beso al final. Ambas trabajaron juntas en Solamente vos (2013), una tira televisiva producida por Pol-ka.
El último tramo vino de la mano de “Disciplina”, “Plástico” y “Fanático”, en la que posó haciendo el signo de cuernitos con la mano sobre su cabeza y terminó mostrando el dedo del medio. Además, agradeció a aquellas “locas” que acamparon durante un mes para decir presente en el recital.
Para el encore volvió con una remera con una estampa que simplemente decía “Tu popstar fav”, e interpretó “Pendeja”, “Payaso” y “No me importa”, esta última considerada por ella misma “la más importante del show”. Entre unos breves fuegos artificiales y el coreo del público, dio fin al show.
Con Lali Espósito aplica la lógica del huevo y la gallina: ¿qué vino primero, el talento innato o las ganas de convertirse en lo que hoy es? Con 34 años, lleva a sus espaldas una carrera de más de dos décadas, con una formación integral en actuación, canto y baile que vino de la mano de Cris Morena, reconocida por forjar una “escuela de estrellas”. Están los fanáticos que se unieron a ella desde un principio y que crecieron junto a ella, como también los que se subieron sobre la marcha, sea por sus roles en películas y series como también por sus distintas facetas de carrera musical.
Hoy se encuentra en el punto más álgido de su carrera. No por azar, sino por dar un paso al costado, pensar en qué tenía para decir y volver con certeza para, como canta ella, hacer todo lo que quiere hacer y ser todo lo que quiere ser de grande.