La ciudad de Mar del Plata es una de las más cautivantes, melancólicas y pintorescas de la provincia de Buenos Aires. Su frialdad es testigo diario de cientos de historias, melodías y versos que emergen de su nostalgia abrazadora. A esto y más se debe el conjunto Buenos Vampiros, una de las bandas más destacadas del nuevo panorama del rock argentino e incluso, a esta altura, latinoamericano.
Desde su formación en el año 2018, originalmente por Irina Tuma (guitarra, voz), Ignacio Perrotta (guitarra, voz), Luana Giobellina (bajo, coros) y Candela Kucar Latú (batería), asoman como un alivio pesimista y purgante de la urgencia de estos tiempos. Con un inconfundible sonido derivado del post-punk y el dreampop, supieron entronarse como una de las bandas cabecilla de esta generación emergente al retratar la frustración diaria, la depresión y la ansiedad, con una poesía contundente y de alto calibre acerca de los momentos más opresivos de la vida y las relaciones humanas.
En el año 2019, lanzan su primer LP, Paranormal, un álbum completamente oscilante entre la dulzura y la amargura, producido por Estanislao López y lanzado vía Casa del Puente Discos. Mediante cánticos confesionales que se entretejen entre melodías y enérgicos pasajes sonoros como “Momentos”, “En la arena”, “Que Hay” y “32” patean el tablero de la música joven argentina, con una propuesta mucho más oscura que la que abundaba en el panorama del rock independiente enfocado por la prensa musical en esos años, más próximo al sonido indie pop.
Irina agrega: “Yo también tengo muchas ideas. También ahora se da esto de que la gente va a poder escuchar el disco con tiempo para las presentaciones. De repente vamos a tocar los temas y la gente va a saberse las letras”.
De todas formas, el factor sorpresa para la presentación del disco en Niceto Club el próximo 4 de octubre no deja de estar para los más asiduos fanáticos: “Hay temas que venimos guardando para la presentación”, adelanta Irina. “No queremos que nos coma la ansiedad con los temas nuevos. Hay gente que tal vez nos está escuchando por primera vez y quieren que toquemos ‘14 de febrero’”, sintetiza Ignacio.
En tiempos donde la ansiedad e incertidumbre son el zeitgeist de una nueva generación sombría en busca de consuelo, Buenos Vampiros se convirtió en un estandarte para su público. Aquel que necesitaba versos que realmente los interpelen y no busquen maquillar una realidad y un malestar social creciente.
Algo así como “una cura perturbada para una mente perturbada”, como exclamó Nick Drake, otro héroe de los atormentados y el sector más apesadumbrado de la juventud. Por suerte, para los outsiders y para aquellos que no pueden ocultar su lamento ante las desgracias y los cambios repentinos del día a día, hay compañía en forma de poesía oscura para rato.