Contenido creado por María Noel Dominguez
Coaching de crianza

Metamorfosis familiar

Hoy más que nunca podemos decir que cada familia es un mundo

El mundo está agitado. Los avances tecnológicos de las últimas décadas y el cambio exponencial que se avecina en relación a ellos movieron las bases aparentemente sólidas en que se asentaban muchas de nuestras certezas.

25.10.2016 10:07

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2016-10-25T10:07:00-03:00
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Para muestra alcanza un botón. Por primera vez en la historia de la humanidad los chicos saben cosas sin que sus padres se las enseñen. Para constatarlo alcanza con ver a un bebé manejando un celular o una tablet. A eso se suma que a partir de la explosión de las redes sociales, surgieron nuevos vínculos y se transformaron otros. Hay parejas que se conocen por facebook. Padres que se enteran lo que hacen sus hijos a través de Twitter. Familias enteras que se comunican (¿comunican?) casi exclusivamente por Whatsapp. Probablemente pasen unos cuantos años hasta que la sociología y/o la antropología puedan estudiar este fenómeno con suficiente distancia como para comprender el impacto profundo que implica en las vidas personales y en las constituciones familiares.


Pero lo cierto es que las familias no son lo que eran. Hoy más que nunca podemos decir que cada familia es un mundo.


Ya no existe un único modelo de familia, sino cada vez más y más diferentes entre sí. Familias tradicionales, ensambladas, heterosexuales, homosexuales, numerosas, reducidas, monoparentales, pobres, ricas, urbanas, rurales, tradicionales, hipertecnológicas, etc. conforman un mapa social nuevo y complejo. Pero no por eso, menos importante para la realidad de cada individuo. Porque lo que no deja de ser cierto, es que en el seno de una familia es donde se manifiestan las características fundamentales de los seres humanos y donde se aprenden los valores y recursos con los que después nos enfrentaremos a la vida. Por eso en una época donde la crisis de valores parece ser una constante, cabe preguntarnos: ¿es la familia la que está en crisis? En ese caso, ¿hay forma de revertir esta tendencia? ¿Cuáles son las claves para que los padres -cualquiera sea su condición- puedan criar niños que se conviertan en adultos responsables y felices? ¿Cómo debemos educar a nuestros hijos para que puedan liderar un mañana mejor? Y sobre todo, ¿puede existir un futuro esperanzador y una vida plena un joven proveniente de una familia compleja o disfuncional?


Hoy vamos a compartir la visión de la Logoterapia, disciplina para la cual la respuesta es sí. Porque según esta corriente creada por Viktor Frankl nuestra vida no está determinada por nuestro pasado, sino por nuestra proyección hacia el futuro. Y cada persona es lo que es, con lo que hace con las circunstancias que le tocó vivir. Desde muy pequeños los chicos manifiestan su personalidad, eligiendo cómo responder ante ese medio ambiente que conforman, entre otros sus padres, hermanos, tíos, cuidadores, etc.


Esto no implica por supuesto que como padres no debamos preocuparnos por crear las condiciones más favorables. En una entrevista concedida a Revista Ser Familia, la Dra. Amanda Céspedes Neuropsiquiatra Infantil, Escritora y Directora del Instituto de Neurociencias aplicadas a la educación y Salud Mental del Niño de Chile sostiene refiriéndose a la crianza que "Siempre ha sido complejo, sólo que en las últimas décadas se ha hecho conciencia de lo arduo que es llevar a cabo con éxito la labor parental en medio del estrés de la sociedad actual. Yo estimo que las principales dificultades radican en la fuerza destructora de la familia que ejercen la pobreza, los males derivados del tráfico y consumo de droga, los desplazamientos de la población rural a las grandes ciudades, con su amarga cuota de anomia y de pérdida de sentido, y en la influencia nefasta de los medios provenientes de la tecnología moderna (televisión, redes sociales, videojuegos) sobre la identidad de las gentes latinoamericanas, en especial de sus niños. También ha ocurrido un cambio de mirada sobre lo que es la educación parental, una tarea que exige tiempo, paciencia, presencia y calma."


Podemos afirmar que hay dos claves para la crianza y que son posibles de ejercer aún en las diferentes condiciones familiares. La primera tiene que ver con la educación de valores, ya que éstos ayudarán a nuestros hijos a vislumbrar el sentido de sus vidas. Y la segunda tiene que ver con la aceptación de nuestros hijos como entes físico-psíquico espirituales, y por lo tanto con la capacidad de ser creadores de su futuro. Esto implica entender que no estaremos con ellos siempre, sino que desde pequeños debemos empujarlos a responder a la vida, a enfrentar los pequeños desafíos aún cuando impliquen frustraciones, porque de eso se trata vivir.