Contenido creado por Gerardo Carrasco
Curiosidades

Quiere un cuarto y no de libra

Brasil: joven que lleva meses viviendo en McDonald’s contó su historia y lanzó “vaquita”

Bruna Muratori y su madre se hicieron virales por su curiosa forma de vida. Ella quiere seguir estudiando y “conquistar” un apartamento.

08.05.2024 09:27

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2024-05-08T09:27:00-03:00
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Semanas atrás, dos mujeres brasileñas de 64 y 31 años se convirtieron en un fenómeno viral por una circunstancia curiosa: llevaban meses viviendo en un local de la cadena McDonald’s de la ciudad de Río de Janeiro.

Desalojadas de hoteles y apartamentos, madre e hija aseguraron estar a la espera de una oportunidad para alquilar un apartamento, y rechazaron la posibilidad de ir a un refugio y las ayudas de vecinos.

Cada noche, al cierre del local, las mujeres duermen con sus maletas en la puerta y entran nuevamente a la mañana cuando el restaurante abre. Allí consumen alimentos y su prolongada presencia es tolerada por el personal. En cuanto a la policía, dice que no hay denuncias contra ellas y que su conducta no constituye delito.

Cuando su caso se hizo viral, la sexagenaria se mostró sorprendida por la atención mediática e hizo un comentario que amerita reflexión: “Si se tratara de personas de piel oscura, con poca ropa, con poco equipaje, no habría despertado la misma curiosidad”, dijo.

De hecho, el caso fue bautizado popularmente como el de “las rubias del McDonald’s”, a pesar de que ninguna de ellas tiene ese tono de pelo. Cierto es que las dos mujeres no encajan en el “perfil del indigente” que —prejuicio mediante— solemos construir.

En cuanto a su medio de subsistencia, contaron que reciben dinero del padre de la joven y exesposo de la madre, quien reside en Inglaterra.

Esta semana, la joven reveló su identidad y brindó una entrevista al portal F5, del periódico Folha de S. Paulo.

Bruna Moratori contó que ella y su madre, Susane Paula Muratori Geremia, valoran positivamente su curiosa experiencia de alojamiento. “Ha sido pacífico. Me siento segura aquí, bienvenida. Y todos nos tratan bien”, dijo durante el reportaje, llevado a cabo en una de las mesas del local de comidas.

Durante la entrevista, empleados y clientes saludaban a madre e hija, quienes se encontraba rodeadas de tres maletas gigantes (con libros, ropa, raquetas de tenis, zapatos y complementos), además de dos bolsos y una mochila. De vez en cuando, un joven del supermercado de al lado aparecía y preguntaba si todo estaba bien, ya que se había enterado de que un periódico entrevistaba a sus “vecinas”.

“Llevábamos un tiempo aquí y no había pasado nada. De repente, hubo todo este alboroto, ¿y sabes por qué? Prejuicios por parte de algunos vecinos. Es duro para ellos verse en nosotras como en un espejo, encontrarnos similares a ellos en la vestimenta o apariencia, estética, por ejemplo. No tenemos un ‘perfil’ de vagabundo’, y les incomoda en el sentido de que es algo que le podría pasar a cualquiera de ellos. Todo el mundo tiene problemas en casa y nadie está lejos de pasar por lo que nosotras estamos pasando”, dijo.

Bruna, que sueña con estudiar Derecho para ser investigadora policial, no dijo en la entrevista qué les llevó a vivir en la calle y se quejó de las críticas que lee en algunos medios sobre su situación y la de su madre.

“¿La gente cree que quería exponer mi vida de esta manera? ¿Que quería fama o visibilidad? No. Nadie quiere vivir en la calle y extraño dormir en una cama. Lo que realmente pasó solo nos concierne a mí y a mi madre”, comentó. “Hay que tener mucho cuidado con los contratos de alquiler, las tarifas abusivas, los seguros”, interrumpió Susane en una de las pocas veces que habló durante la entrevista.

Hija única, no profundizó al hablar de sus abuelos, que viven en Rio Grande do Sul, ni de su padre, que vive en Inglaterra. “Prefiero no especificar las ubicaciones”, afirmó. También evitó hablar de su antiguo trabajo y mencionar a sus amigos que la dejan ducharse todos los días en sus casas. Contó que habla inglés y español con fluidez y conoce los conceptos básicos del francés, idiomas que aprendió en la escuela. “Lo siento, no voy a decir el nombre del colegio donde estudié. Tampoco voy a hablar de religión ni de política”, cortó.

La joven busca cada día un apartamento en los barrios de Leblon, Ipanema y Copacabana, todos considerados de clase media alta. “Me gusta esta zona. Tengo mi rutina aquí, levantarme temprano, ir a la playa y hacer todo a pie. He visto propiedades en otros barrios y, sumando todo, no vale la pena. Creo que en dos semanas estaremos en nuestra nueva casa”, explicó Bruna, y negó haber sido objeto de cuatro acciones de desalojo en la ciudad carioca.

También negó haber recibido ayuda económica. “Algunas personas aparecieron aquí diciendo que nos iban a ayudar, pero tengo muchas sospechas. Soy una gran fanática de las señales, ¿sabes? Sabemos que hay mucha gente buena, estamos teniendo pruebas. Pero también hay gente mala y hay que tener mucho cuidado”, dijo.

En cuanto al modo en el que sufragan sus comidas, no dudó en contestar. “Tenemos dinero en el banco y uso una tarjeta de débito para pagar todo”.

El pasado 2 de mayo, Bruna también brindó una extensa entrevista al podcast Fala guerreiro.

Una “vaquinha”

En las últimas horas, Bruna anunció en redes sociales el lanzamiento de una campaña de microfinanciamiento con la que espera reunir 10.000 reales (unos 75.000 pesos).

En la publicación, la mujer contó que con el dinero aspira a “conquistar un apartamento” para ella y su madre, y también sostener sus estudios.

También aclara que es “cliente” y no “residente” del local de McDonald’s de Leblon. Sobre ese lugar, comenta que le ofrecieron trabajo debido a su fluente inglés, pero que ella rechazó la oferta.