Luis Suárez: A 20 años de “pedirle arreglo” a Sofía y la primera charla con Messi

Luis Suárez brindó una extensa entrevista al segmento de notas En primera persona de Star+, donde dijo estar “muy feliz y disfrutando” por jugar en Nacional. Asume que su arribo no solo ayuda al club que lo formó, sino también al fútbol uruguayo.

“No era fácil venir por la competencia, por el nivel del fútbol y por las carencias que tienen las canchas. Pero yo asumí esa responsabilidad porque la competencia la tengo que tener yo mismo y también era un paso para que el fútbol uruguayo crezca”, dijo.

“Es hora de invertir en los jóvenes y modificar todas esas carencias que se ven. Querían traer a jugadores como Falcao y Diego Costa, pero si les mostrás dónde entrenamos y jugamos, se complica. Yo juego encantado y feliz porque me crie acá. Capaz que tener la posibilidad de que esté Luis Suárez acá disfrutando del país y jugando, puede ayudar a que cambien algunas cosas, poder traer jugadores y que la liga crezca”, reflexionó.

A 20 años de “pedirle arreglo” a Sofía

Habló de su pasado, del baby fútbol en el Urreta y de los comienzos en Nacional, donde lo “querían echar en sexta”. “Pero Wilson Pírez pidió que me dieran la última oportunidad. Si no cambiaba, me echaban. Jugaba un rato y mal. A entrenar iba, pero no había tenido de chico gente que me ayudada y me aconsejara. Por eso pasé mal”, reconoció.

“Ahí justo conocí a Sofía [Balbi] y empezó mi cambio. Me obligó a estudiar. Como a mis padres les daba igual si yo estudiaba o no, yo lo dejaba, pero ella cambió mi mentalidad y empecé a cuidarme. La conocía por intermedio de un amigo en común. Un 4 de octubre nos conocimos, el 6 le pedí arreglo y el 8 me dijo que sí. Por eso contamos que empezamos de novios el 8 de octubre [2002]”, contó.

Francescoli, el Bati y San Lorenzo

Volvió a recordar su primera nota, cuando a los nueve años y jugando al baby fútbol en el Urreta le preguntaron qué quería ser de grande. “Les dije que quería jugar en Nacional y ser como Enzo Francescoli, que era un ídolo. Uruguay ganó la Copa América de 1995 con él como capitán y la rompió”, recordó.

Eran épocas de idolatrar también a Gabriel Batistuta, a quien “adoraba”. “Era un nueve que le pegaba de todos lados, que pateaba tiros libres, con personalidad y con buenos movimientos. Lo miraba en la Fiorentina y en la Roma, y aprendí mucho de él. Me encantaba como jugador, su personalidad y su forma de ser”, dijo.

También admiraba al San Lorenzo de los 90 y comienzos de los 2000. “Agarré la época del fútbol argentino que era espectacular con el Pampa Biaggio, [Paulo] Silas, el Loco [Abreu], y después el Beto Acosta y [Néstor] Gorosito. Si me preguntan en Argentina, por decir un cuadro, digo San Lorenzo”, contó.

Messi y la MSN

Consultado por su relación con Lionel Messi, dijo que es “un amigo especial por lo que significó” en su carrera. “Creo que mutuamente nos ayudamos”, agregó, y recordó su primera charla con él y con el brasileño Neymar después del Mundial de 2014, cuando llegó al Barcelona después de haber sido gran figura en el Liverpool inglés.

“Le dije: ‘De corazón, vengo acá a ganar. No vengo a ocupar el lugar de nadie ni a ser estrella ni nada’. Estaban él y Ney, y pensaba: ‘¿Cómo hago para entrarles a estos dos?’. A medida que fue pasando el tiempo, Leo se dio cuenta de que lo que le hablaba era con sinceridad y de que quería ganar de verdad. Fue creciendo la relación hasta estar juntos casi todo el día”, valoró.

“Lo que me deja feliz de esa etapa es la felicidad que teníamos los tres por cada vez que alguno de los otros dos hacía goles, y la humildad que había a la hora de compartir las cosas. ¡Me hicieron ganar una Bota de Oro ellos dos!”, dijo sobre la MSN, aquella delantera que llevó al Barcelona a ganar la Champions League 2014/15.

“Leo me dejaba patear penales para que yo ganara la Bota de Oro. Llegábamos al arco y tenían para definir, pero relojeaban a ver dónde venía yo para dejármela y que definiera. Eso lo valoro muchísimo”, señaló, y recordó también los cuestionamientos que existían antes de que compartieran equipo.

“Decían que con tres gallos no había gallinero y que no podíamos estar juntos, pero fue mucho lo que hicimos en esa época. No había ego de ninguno. Estábamos los tres contentos y felices, y la gente que corría atrás por nosotros se daba cuenta de eso”, concluyó.