Peñarol: Se cumplen 20 años de la llegada de Akongo, simpático goleador que casi no anotó

El 18 de enero de 2002, hace exactamente 20 años, firmó contrato con Peñarol Joseph Akongo, un delantero que a sus 24 años llegaba desde la reserva del Metz de Francia a probarse al cuadro aurinegro. Si bien el entrenador Gregorio Pérez le bajó el pulgar tras verlo en algunas prácticas y amistosos ante cuadros del interior, en los que tuvo buenos desempeños, el presidente José Pedro Damiani insistió en su fichaje y se dio el gusto.

Eran épocas de Pierre Webó y Angbwa Benoit, dos cameruneses que le dieron a Nacional bastante más rédito que Akongo a Peñarol. Pese a sus evidentes y enormes limitaciones técnicas, dentro de un cuerpo más parecido al de un boxeador o velocista, el ariete africano supo ganarse la simpatía del público, aunque nadie supo bien por qué. Era simpático, le daba besos a la camiseta y se entregaba a pleno. Por eso, cada vez que entraba lo ovacionaban.

Apenas 10 días antes había llegado a Peñarol a pedido de Gregorio Pérez el delantero esperado; Daniel ‘Miliki’ Jiménez. Junto al argentino también estaban Carlos Bueno y otros que alternaban entre el mediocampo y la delantera como Néstor Gabriel Cedrés o Martín García. Con ese panorama, las chances de Akongo eran escasas, más allá de que los números no fueron tan malos.

En siete partidos del Torneo Clasificatorio, Akongo metió dos tantos; el 1-0 parcial en lo que fue empate a uno con River Plate y el quinto de un 5-2 a Juventud de Las Piedras, que fue un golazo. Además, le hizo uno de cabeza a El Nacional de Quito, sellando un triunfo 3-0 por la fase de grupos y convirtiéndose en el primer africano que anotó para un cuadro uruguayo por Copa Libertadores. En los tres gritos se sacó la camiseta y mostró su trabajado físico.

El camerunés totalizó 296 minutos en cancha repartidos en 10 cotejos oficiales y marcó tres goles, a un promedio de uno cada 99 minutos. Nunca completó los 90 pese a que en aquel Clasificatorio, que Peñarol ganó, Gregorio Pérez optó en varios partidos por colocar suplentes, dado que la prioridad era la Libertadores. De hecho, fue el último año en el que los dos grandes del fútbol uruguayo llegaron juntos a cuartos de final.

El periplo de Akongo en Peñarol se encaminó abruptamente a su fin al finalizar el primer semestre de aquel 2002, año en el que los carboneros buscaron, sin éxito, evitar el tricampeonato de Nacional. Estuvo un par de meses al margen entre lesiones de rodilla primero y tobillo después y llegó a disputar algún partido en la tercera división pero después se negó, por lo que en octubre se llegó a la mejor solución para las partes; rescindir el contrato.