Poco antes del comienzo del match, el inmenso salón comedor de la base "Uruguay Presente" comenzó a poblarse de soldados y demás personal subalterno, quienes siguieron el partido a través de dos pantallas gigantes.

Con la emoción a flor de piel, los militares uruguayos desplegados en un destino remoto disfrutaron y sufrieron los vaivenes del juego. Aplaudieron las tapadas de Muslera y discutieron acerca del tamaño de las partes pudendas de Palito, cuando este se negó a abandonar el campo luego de un duro golpe en la cabeza.

Lógicamente, quien se llevó todos los vítores fue Luis Suárez, cuya lesión en Inglaterra poco antes del Mundial dio lugar a toda clase de hipótesis conspirativas.

Ahora, la tropa uruguaya aguarda con ansiedad el choque con Italia, en el que se definirá la clasificación o eliminación celeste.

Por Gerardo Carrasco, enviado de Montevideo Portal a la República Democrática del Congo