El libro de Pablo Vierci, periodista y amigo personal de los sobrevivientes, reúne por primera vez los testimonios de todos los supervivientes de la catástrofe, que añaden detalles a lo ocurrido entonces y narran también lo que pasó con sus vidas tras la ordalía de 72 días a 4.000 metros de altura.
"Faltaba contar el final, cómo siguió la historia", dijo Vierci en la presentación, celebrada ante cientos de personas en el gimnasio del Colegio Stella Maris de Carrasco, el mismo escenario donde tuvo lugar el 28 de diciembre de 1972 la rueda de prensa en la que los supervivientes revelaron sus traumáticas experiencias.
Han pasado 36 años, pero todavía lo que más se recuerda de esa tragedia es la necesidad que llevó a los supervivientes del accidente del avión Fairchild 571 a consumir la carne congelada de sus compañeros fallecidos para escapar a la muerte.
Sin embargo, para ellos, el "motor" que los sacó realmente adelante, el que les permitió sobrevivir, fue otro, como subrayó Moncho Sabella, uno de aquellos muchachos hoy convertido en empresario y uno de los artífices de la Fundación Viven.
"Soportamos todo pensando en nuestras familias. Era el motor que tuvimos permanentemente", dijo Sabella, quien en 2006 volvió a subir la montaña pese a tener un enfisema en un pulmón y una deficiencia cardiaca.
El accidente ocurrió el 13 de octubre de 1972, cuando el avión que transportaba al Old Christians, equipo de rugby del mencionado colegio y varios familiares se estrelló en plena cordillera andina camino de Santiago de Chile para disputar un partido.
Solo 16 de los 45 pasajeros y tripulantes del avión sobrevivieron a la "tragedia de Los Andes", como pronto se vino a denominar a las tribulaciones que vivieron y que ya han fueron llevadas en ocasiones anteriores al cine y la literatura.
El primero de los libros que habló con detalle sobre lo ocurrido fue "Viven", del periodista estadounidense Piers Paul Read, pero, como señaló Vierci, "no era suficiente", pues era preciso "contar con los 16" reunidos y se necesitaba además "la perspectiva del tiempo".
"Debíamos dejar a los nuestros un testimonio directo", dijo Gustavo Zerbino, quien también volvió a visitar la cordillera en el 2006 y que hoy recordó cómo, en esos 72 días de dolor y angustia, fue juntando los recuerdos de los fallecidos: relojes, cadenas, una cruz, alguna carta a la novia.
"No fue ni una tragedia ni un milagro sino una historia de amor y solidaridad infinita", aseguró Zerbino, también encargado en aquellos aciagos días de cortar los cuerpos de los amigos muertos para poder sostener a los vivos.
En el libro describe este proceso: "había que blindarse y llegar a la carne con un solo pensamiento. Lo que queda ahí es la cáscara, nuestro amigo está en el recuerdo".
Javier Methol recordó a su esposa, Liliana, muerta a los 17 días del accidente junto a otros siete de los supervivientes iniciales en "la más infame de las avalanchas", como definió al alud otro superviviente, Jose Luis "Coche" Inciarte.
"Hoy día todos siguen recordando a Liliana como la Madre de la Montaña", pues ella daba fuerzas y ánimos a los jóvenes hasta que la nieve la mató, dijo Methol.
En declaraciones a Efe, Fernando Parrado, uno de los dos supervivientes que abandonaron al grupo entre los restos del avión y que, tras cruzar la cordillera encontraron la ayuda que fue la salvación de todos, quiso quitar romanticismo a esta historia, cuyos héroes fueron realmente "quienes se quedaron atrás".
"Esto fue un accidente, después luchamos, salimos y la vida sigue, no creo que haya nada más complicado que eso", explicó Parrado, para quien la tragedia de Los Andes "de romántico no tiene nada, tiene mucho de dolor".
"Es una de esas cosas que uno quiere olvidar, pero que están grabadas a fuego", dijo en la presentación del libro.
Con información de EFE
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]