Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Es lo que hay: valor

María Vázquez, la paciente de cáncer que conmueve Twitter

María Vázquez tiene cáncer terminal y lo sobrelleva con enorme entereza, compartiendo en Twitter su cotidianidad. Pero su involuntaria celebridad en las redes también le pasa factura.

06.04.2015 14:26

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2015-04-06T14:26:00-03:00
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"Hasta el final con una sonrisa y el puño apretado, pero es el final", escribió el miércoles pasado en Twitter María Vázquez (@kireinatatemono) , una joven arquitecta argentina que se encuentra en la fase terminal de un cáncer diagnosticado hace siete meses.

"Las cosas tomaron un rumbo hacia lo peor y no hay mucho más qué hacer salvo esperar. Cuestión de días", tuiteó cuando su cuadro empeoró.

Su entereza, el hecho de aguardar a la muerte con estoica resignación y llamando a las cosas por su nombre, le hicieron ganar seguidores en la red, pero su popularidad estalló luego de que el pasado viernes, el matutino porteño Clarín publicara una nota sobre ella.

A partir de ese momento, se transformó en una celebridad en la red social, y recibió innumerables mensajes de afecto y apoyo, a los que agradeció en repetidas ocasiones.

Sin embargo, también le llovieron mensajes de otra clase, que acabaron por incomodarla y hacerle perder la paciencia: los de aquellos que no admiten su resignación y le sueltan miríadas de consejos sobre terapias alternativas y curaciones mágicas, y los que insisten en invitarla al camino de la fe. La persistencia fue tanta que María debió "gritar tuits" para que dejaran de fastidiarla.






Madre de un niño de tres años, María Vázquez sabe que le queda muy poco tiempo, y desde su cama de hospital decidió usar Twitter para manifestar su aceptación ante lo inevitable, y su rechazo al tabú que supone que los enfermos de cáncer deben ocultarse como vampiros al amanecer. Y todo ello con cierta dosis de humor. De patíbulo, pero humor al fin.

Sin embargo, la inesperada fama en la red la expuso a un ejército de santurrones y presuntos conocedores de pócimas milagrosas, quienes -con buena intención, hay que decirlo- no logran entender que se acabó lo que se daba, y que ella lo tiene más que claro.

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